¿Sabías que un solo pensamiento puede cambiar la mentalidad de una persona?
Suena increíble, pero es cierto. Así nos lo demostró Gustavo Diez, Director del Instituto Nikara, Físico Teórico (UAM) y experto en Neurociencia, el pasado 17 de noviembre en nuestro Encuentro Innova&acción en la Universidad Católica de Valencia. Un evento en el que se destapó los misterios del pensamiento humano y su conexión con la innovación, enseñándonos cómo cultivar una mentalidad innovadora.
Desde el estudio de la neurociencia, Gustavo Diex nos sumergió en la fascinante conexión entre la neurociencia y la interacción social. No solo somos individuos que aprenden, sino entidades que se expanden y se iluminan cuando se conectan con otros. Demostrándonos cómo la interacción social potencia nuestro aprendizaje. Un aprendizaje y conocimiento que no es solo individual, sino que cobra vida y se expande a través de la colaboración y la conexión humana.
Para comprender aún mejor, el poder del cerebro y su interacción con el entorno, el ponente compartió con nosotros un estudio revelador: alumnos innovadores, con una sola chispa de inspiración, cambiaron no solo sus notas sino su motivación y productividad. Todos vibramos con la idea de que un pensamiento puede esculpir la realidad más allá de lo imaginable.
«El pensamiento no es algo que pasa ahí fuera sino que es algo muy físico, son cambios en la sinapsis de las neuronas que pueden hasta generar cambios físicos. Por eso, con un solo pensamiento se puede cambiar la mentalidad.»
A través de un rápido y breve curso de neurociencia, Diex nos llevó al núcleo del cerebro enseñándonos que, en definitiva, su función principal es predecir. A través de la simple analogía de un niño aprendiendo a atrapar una pelota, reveló cómo nuestras mentes constantemente hacen predicciones, ajustándose y asimilando la información del mundo que nos rodea.
“Vuestros cerebros son en realidad, exocerebros”, dijo, desafiando la percepción convencional de la conciencia. Con ello, afirmaba la teoría de que en realidad nuestra conciencia no se ubica solo en el cerebro, sino también en el entorno en el que se desenvuelve el ser humano. Por ello, nuestra inteligencia y por tanto, nuestra mentalidad es variable, no es fija. Porque depende de muchos factores externos que la condicionan, desarrollan y la van adaptando.
Diex nos llevó a explorar un territorio emocionante: el pozo de potencial que se abre cuando desafiamos las normas y tradiciones arraigadas. Nos instó a reconocer que cambiar comportamientos familiares no es solo una posibilidad, sino una puerta hacia una versión más rica y plena de nosotros mismos.
La reflexión sobre la automatización de nuestras respuestas en situaciones amenazantes resonó profundamente. Diex nos llevó a reconocer que, en momentos de peligro percibido, el cerebro tiende a optar por la comodidad de la automatización, renunciando a la flexibilidad que podríamos tener en situaciones menos estresantes.
La conexión entre lo voluntario y la flexibilidad mental se reveló como un desafío complejo. Diex nos recordó que elegir conscientemente la flexibilidad implica un gasto energético significativo por parte del cerebro. Optar por la voluntariedad implica un esfuerzo mental que, aunque más flexible, también es más exigente.
« ¿Cómo repetimos todos los seres vivos? A través de los rituales que permitan la repetición “voy al gimnasio y luego me tomo el café”.»
Explorando la neuroquímica del placer, Diez nos presentó la dopamina como el motor que impulsa la repetición de comportamientos. Al revelar su doble filo, el placer y la tentación, nos animó a ser conscientes de cómo la dopamina puede influir en nuestras elecciones y hábitos. Para ello, el experto nos guió hacia la importancia de las anclas emocionales, señalando que gestionar el estrés implica reconocer y regular estas anclas. Nos desafió a tomar las riendas de nuestras emociones, entendiendo que al hacerlo, tenemos el poder de controlar nuestro rendimiento y bienestar general.
Para lograrlo, Gustavo Diez nos presentó un enfoque estratégico para la regulación cerebral: top-down y bottom-up. Explorando cada una de estas estrategias conscientemente, reconociendo que cada una tiene su papel en la gestión de nuestra mente y emociones.
Estrategias To-down: sirven para regular la atención.
Son herramientas para regular la atención, exponiéndose para ello conscientemente a situaciones ansiosas, aceptándolas sin comparaciones pasadas para ser más flexibles, son parte integral de este proceso.
Bottom-up: generando una diferencia en el cuerpo, puedes cambiar la mentalidad.
La estrategia bottom-up destacó la importancia de generar cambios físicos en el cuerpo para influir en la mentalidad. Desde la alimentación hasta la conciencia corporal, Diex nos recordó que el cuerpo y la mente están intrínsecamente conectados.
«Solo vas a cambiar un comportamiento si realmente eres consciente.»
Con una declaración impactante, Diex cerró el encuentro al recordarnos que la verdadera transformación solo ocurre cuando somos plenamente conscientes. Cambiar comportamientos arraigados requiere un nivel profundo de autoconocimiento y voluntad consciente.
En su exposición, Gustavo Diez no solo nos ofreció conocimientos sobre la neurociencia y la mente, sino que nos sumergió en una reflexión profunda sobre la naturaleza de nuestras decisiones, hábitos y el potencial ilimitado que reside en cada uno de nosotros.
En resumen, el Encuentro Innova&acción sobre Cómo cultivar una mentalidad innovadora nos dejó una lección fundamental: el poder de una idea para cambiarlo todo, hasta nuestras propias acciones.
Si quieres conocer más sobre ello ya puedes ver la entrevista que hicimos a Gustavo Diez, al finalizar el encuentro: