Con frecuencia se habla de la actitud (“querer es poder”, reza el dicho popular”) y, sin quitar importancia a la misma, son otras circunstancias las que entran en juego y provocan nuestro éxito. Esas circunstancias están ligadas a la proactividad y la acción personal.
Momentos extraordinarios
Una primera clave es estar en la ubicación correcta, que haya convergencia entre nuestros intereses y los del lugar o posición donde estamos. No siempre es fácil, y ayudarán estas reflexiones.
Piensa en un momento en tu vida profesional en el que obtuviste tu más alto desempeño, en el que sentiste que habías logrado algo extraordinario en tu trabajo y lo obtuviste sin esfuerzo. ¿Qué factores hicieron posible ese alto desempeño y qué indicaba que estabas viviendo una experiencia extraordinaria?.
Si piensas un poco te darás cuenta de coincidían la Competencia (tener destreza en lo que hacías), ponías pasión en ello porque era lo que te gusta hacer, y respondía a las Necesidades de la organización. Es el esquema llamado CPO en el Modelo Extraordinary Leader, de Zenger|Folkman.
No siempre coinciden esos tres factores. En efecto, a veces ocupamos una posición en la que hacemos lo que nos gusta y en lo que somos competentes, pero que no responde a lo que necesita la organización en las que estamos; no se puede decir que seamos productivos
Otras ocasiones estamos en la posición que nos apasiona y es necesaria, aunque en ello no somos suficientemente competentes; no devengará momentos extraordinarios.
También podemos hacer algo en lo que somos competentes y es necesario, y no estamos absolutamente interesados; el trabajo será rutinario y de volcaremos todo nuestro desempeño, aún sin pretenderlo.
Finalmente, podemos encontrar la posición en la que confluyan los tres factores.
Buscar que donde estemos sea un punto óptimo para el desempeño y nos produzca momentos extraordinarios no es ajeno a nosotros, sino consecuencia de nuestra proactividad, de buscar ser competentes en lo que tengamos que hacer, de buscar elementos de interés en lo que tenemos que nacer y de ver la contribución de ello a la organización en la que estemos.
Marcar objetivos
“Un hombre excelente se distingue de un hombre común
en que el primero se exige a sí mismo y el otro no”
(Ortega y Gasset)
A partir de ahí importa tener objetivos claros y realistas sobre las metas a alcanzar
Todo progreso personal deriva de los objetivos que te marques. Están bien los sueños, incluso las utopías, pero es necesaria la traducción a objetivos para alcanzar el éxito. Objetivos bien formulados, buenos objetivos.
Con fecha, Relevante, Explícito, Medible y Alcanzable pueden resumirse, para recordatorio, en las siglas C.R.E.M.A.. Una forma útil y sencilla de tener claro nuestro camino.
Y no olvides acompañar a cada objetivo las acciones necesarias para alcanzarlo. Qué harás primero, cómo y cuándo, que después y qué más tarde para que, al final, el objetivo se alcance planamente y cuándo lo necesitas.
Desarrollo de fortalezas
Para aumentar tu valor y ser mas productivo, no te empeñes (por extraño que ello pueda parecer) en corregir las competencias menos brillantes que tengas, a menos que tal carencia sea crítica; no conseguirás ser plenamente competente ni percibido como tal. Al contrario, concéntrate en aquello en lo que ya eres bueno y desarróllalo al máximo; podrás hacerlo porque es lo que te gusta y alcanzarás la cima en esa competencia y (como ocurre con un futbolista que no cabecea bien pero que es único en el regate) serás percibido como extraordinario.
Atención a las habilidades emocionales
Siempre han sido importantes, aunque ahora parece que se le den más importancia. No descuidar las inteligencias intrapersonales (autoconocimiento, autocontrol, automotivación) y las interpersonales (empatía, habilidades sociales) nos ayuda a estar bien con nosotros mismos y a tener una adecuada “conexión” con los demás y con nuestro entrono, y eso favorece la productividad personal.
La formación permanente
En el camino hacia el aumento de valor no podemos olvidar la necesidad de estar al día en las nuevas tecnologías y escenarios económicos. A modo de ejemplo: Tom Peters, en un reciente y excelente libro (“Las pequeñas grandes cosas”) indica que, independientemente del nivel, posición, actividad, edad, etc…, la ignorancia sobre China (y la India) es simplemente inaceptable; China e India son una realidad, son parte de nuestras vidas, y procede actuar en consecuencia.
Gestiona tu tiempo
Un bien escaso pero igual para todos, que necesitamos gestionar para aprovecharlo. Te ayudará a mantener el equilibrio entre las múltiples presiones bajo las cuales estás sometido, facilitándote el logro de tus objetivos, y evitando el estrés y el cansancio. No olvides los consabidos conceptos de prioridad, eficacia e inmediatez, ni tampoco el siguiente esquema:
Acción, acción, acción
Nada viene gratis, todo hay que ganárselo. Por tanto, para concluir, después de haberte situado en el punto óptimo de desempeño, de tener objetivos claros, de identificar qué fortalezas potenciar, de desarrollar la inteligencia emocional y de adquirir nueva formación, procede perseverar sin desmayo con la confianza de que el éxito llegará. Otros lo han hecho y lo han conseguido, ¿por qué no tú?.
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