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¿Conoces el caso de Pizza Gate? ¿Has oído hablar del ex jugador de baloncesto David Wood y su aportación al “asalto al Capitolio” el pasado mes de enero? ¿Y de los ingresos hospitalarios por consumo de hidroxicloroquina y cocaína como remedio contra la COVID-19? Estos y otros cientos de casos en todo el mundo tienen un denominador común: son las consecuencias reales, muchas fatales, de la difusión de noticias falsas.

En el último taller del Club de Desarrollo Personal y Liderazgo, los asistentes conocieron el funcionamiento de un fenómeno global imparable: las fake news, de la mano del periodista y guionista Marc Amorós. “

Hoy en día, la infobesidad hace que consumamos información que ni siquiera buscamos, si no que llega a nosotros a través de múltiples vías, haciéndonos de algún modo “rehenes de la información”.

Nuestro invitado abría la sesión con un amplio abanico de titulares, de los cuales, muchos de ellos ayudaron a despertar algunas carcajadas en nuestra aula virtual. “Aunque muchas de estas falsas noticias parecen bromas, no lo son. Detrás se esconde una intención clara que puede ser lucrativa o ideológica, y unos resultados, en muchos casos, peligrosos o fatales”.

En formato virus

Y es que, aunque los bulos y paparruchadas existen desde que el hombre tiene el don de la palabra, la era digital, y su consecuente multicanalidad y la facilidad para cualquiera convertirse en emisor, ha provocado que la sociedad “consuma y comparta fake news de manera inconsciente”.

¿La razón? Según Marc, el problema es que tendemos a pensar que a nosotros “no nos pasará, que es un problema que afecta solo a los demás…”, que no caeremos en la trampa, pero aquí no entra en juego ni nuestro grado de capacitación ni de inteligencia: “es una cuestión de pereza intelectual”.

Otra de las claves de su éxito es que las mentiras, desde siempre, han funcionado como una especie de “pegamento social: crean comunidad de creyentes entorno a ideas, falsas, que configuran fuertes burbujas de opinión”. Y las fake news, como información falsa que son, responden a este patrón.

Pero el problema va más allá: las fake news son como un virus. Mutan y se adaptan a los nuevos tiempos, se construyen a partir de cuestiones reales, pero relatan un hecho irreal, manipulando contenidos, imágenes, vídeos…

“Las fake news nos invaden. Gartner estima que en 2022 la mitad de las noticias serán falsas”, alertaba Marc en un punto avanzado ya de la sesión. Entonces, no hay otra alternativa que concienciarnos de que en algún momento podremos ser víctimas de una fake news, lo queramos o no. Las dinámicas que nos propuso a lo largo del taller el autor de varios libros en los que analiza este fenómeno fueron claves para demostrar a los en Zoom presentes que nuestra capacidad de discernir entre un hecho veraz y uno que pretende serlo, sin serlo, es bastante más limitada de lo que a priori todos nos pensamos.

Y la tecnología juega en este asunto un papel crucial. Las fake news utilizan las nuevas tecnologías para adaptarse y colarse en nuestra red de información.

¿Un ejemplo? La foto que se hizo viral tras el incendio de la Catedral de Notre-Dame en París en la que se ve a dos personas con rasgos árabes, aparentemente riendo, con el incendio detrás… Su publicación en Twitter haciendo referencia a esos ciudadanos como “extremistas musulmanes que se ríen del incendio” acabo con la quema, sin incidentes, de una mezquita en una localidad francesa a manos de un octogenario que creyó la imagen y su falso mensaje. ¿Las consecuencias? Reales: el anciano fue arrestado…

¿Quién no ha visto discursos en formato vídeo de famosos, políticos y otros personajes públicos con su misma imagen y voz y difícilmente rastreable para notar, de primeras, que es falso? Cuatro versiones de Barack Obama emitiendo un mismo mensaje circularon en su día por las redes… Ninguno era real -en el CDPL nadie acertó-, y sirve para ilustrar una fake news en su máximo exponencial: los conocidos como deep fake.

Ahora no se trata de demonizar los avances tecnológicos, si no de aplicar ética y principios en su uso y explotación. La tecnología seguirá avanzando, “pero en manos de personas que quieran perjudicar la imagen o reputación de terceros (personas, entidades, gobiernos, partidos políticos, empresas…)” son un verdadero peligro que alimenta la desinformación a nivel global.

Trucos para detectar una fake news

Dado que “el ecosistema en el que vivimos no garantiza la veracidad”, la única vía para estar informado y evitar las trampas que buscan las fake news, es aplicar el pensamiento crítico y mucha reflexión. Si una información:

  • Alude a nuestros sentimientos, o “hackea nuestro corazón”.
  • Se basa en creencias o emociones, y no en hechos contrastados y veraces.
  • Te da la razón…

¡Cuidado! Puede que estés ante un relato engañoso cuya voluntad no es otra que creamos en él…

A continuación, te dejamos un extracto de la entrevista que realizamos a nuestro invitado a este club, Marc Amorós.

Si eres miembro de Blue red e Innova&acción, puedes acceder a la entrevista completa en esta sección de la Know Box.

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