El autor: Giordano Trabison
Directivo internacional con amplia experiencia en Brasil y experto en la Dirección Estratégica de Proyectos y en la Gestión de Empresas Constructoras e Inmobiliarias.
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Hoy he visto publicada y comentada esta noticia en LinkedIn: Se agota la paciencia de la emergente y frustrada clase media brasileña
En uno de los comentario, se decía que Brasil es un país muy grande, tanto en extensión como en población, por lo que es complicado gobernar de modo que todo el país mantenga el mismo paso. Es cierto, como es complicado también que toda la Unión Europea también lo haga como estamos viendo.
Competencias triplicadas si hablamos de educación y sanidad
La Federación brasileña está formada por Estados (con sus Gobernadores) que tienen sus competencias y sistema recaudatorio. Luego también existe un sistema de reparto de los recursos entre Estados. Pero dichas competencias están incluso triplicadas si por ejemplo hablamos de educación, sanidad y otras más, al tener en cuenta también la administración local. ¿Os suena de algo?
Todavía hay grandes diferencias en el desarrollo entre Norte y Sur y también entre Estados vecinos. Aunque desde hace años la mayoría de los recursos del PAC van destinados hacia el nordeste, la brecha aún es grande. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, la misma ciudad de São Paulo (SP) representa el 12% del PIB del país, y si hablamos ya del Estado de SP, con 42 millones de habitantes (20% del total), la cifra se eleva a 1/3 del PIB del país.
En cuanto a educación, aunque el grado de escolarización en el estado de SP es alto, la calidad de la educación básica es baja. En los Estados menos desarrollados aún faltan escuelas en ciertas zonas y la escolarización es menor.
Lo mismo pasa con la sanidad, donde los mejores hospitales y con más recursos son privados, mismo en el Estado de SP.
Lo que más me ha chocado desde que estoy trabajando aquí, es la dualidad en el sistema educativo. Mientras que en educación básica es mejor la privada que la pública, en la educación superior es lo contrario, donde las mejores universidades son públicas. Por lo que los hijos de padres con mayores recursos tienen mejor preparación básica en la escuela privada, lo que les da mayores posibilidades de pasar las más exigentes pruebas de acceso a la universidad (vestibular) pública y no pagar nada después. En cambio, las universidades privadas están más llenas por la noche que de día, porque en el turno de noche van muchos estudiantes que trabajan de día para pagarse la universidad.
Así que, sí es cierto que hay mucho trabajo e inversión por hacer en educación y sanidad, lo que unido al cáncer de la corrupción que hay en muchos países del mundo (mirémonos el ombligo), entiendo que la Copa de las Confederaciones es un magnífico escaparate mundial para reclamar al Gobierno y ponerlo contra las cuerdas, pues Brasil aspira a ser la 5ª potencia del mundo.
