“Tienes que tener claro qué vas a ganar y qué vas a perder”

¿Cuál fue tu primera experiencia internacional?

La de México es mi primera experiencia internacional a nivel laboral. Llevaba cinco años trabajando en España en Grupo Aldesa y, debido a la situación del sector de la construcción aquí, en la empresa me plantearon la posibilidad de trasladarme a México. No me ataba nada, no tengo hijos ni tenía pareja estable, y pensé que podría ser una buena oportunidad para crecer y mejorar profesionalmente. Llevó allí un año como jefe de obra.

¿Qué pusiste en la balanza de los pros y los contras?

Un jefe con el que tenía, y tengo, muy buena relación y con el que ya había trabajado en muchos proyectos se fue a México unos meses antes que yo. Fue él el que me ofreció el puesto por que consideró que mi perfil se ajustaba a lo que necesitaban. Esa confianza fue importante. Ya sabía con quién iba a trabajar allí. Además pensé que había invertido mucho en mi formación, había estudiado una ingeniería, había hecho un máster… y en España me iba a estancar. El sector de la construcción aquí esta muy mal.

En el otro lado de la balanza, debes ser consciente de que hay cosas que te vas a perder. Si hay una urgencia familiar no vas a llegar a tiempo, no vas a poder estar en la boda de tus amigos, ni acompañarles cuando nazca su primer hijo, tus sobrinos irán creciendo… Luego también piensas en la seguridad. En España puedes ir tranquilamente tu solo por la noche y no sientes peligro.

¿Te gustaría vivir y trabajar en España en un futuro?

De momento me queda un año en México. Luego la empresa tiene proyectos en Colombia, Sudáfrica y la India a los que podría optar. Cuando entras en esta dinámica internacional es difícil salirte. La cosa en España sigue muy complicada. Además los proyectos que se pueden realizar fuera no tienen nada que ver con lo que se puede hacer ahora en España. Aquí en México he estado trabajando en una carretera de más de 300km, ahora nos ha entrado un rascacielos de 54 plantas, en Colombia tenemos en proyecto realizar una presa…

Sin embargo, cuando cumpla 40, ahora tengo 33, si que me gustaría regresar a España, o al menos a Europa. Grupo Aldesa actualmente tiene sede en España, Polonia, Rumanía y Perú. No me importaría estar en Madrid o en Varsovia pero no me gustaría estar a más de 10 horas en avión de casa (sin escalas). Sé que quizá para regresar, si quiero ocupar un puesto de cierto nivel, me toque cambiar de empresa, de sector…

¿Qué principales diferencias has encontrado entre España y México?

En México se pueden distinguir claramente tres zonas: las costas, donde viven del turismo, la hostelería y un poco de la pesca; la zona norte, más industrial y más influenciada por EE.UU. y la zona del DF hacia el sur mucho más pobre y rural, con mucho analfabetismo y pequeñas tribus.

Pero en general, en México el dinero siempre tiene que ir por delante. Es muy frecuente pedir anticipos. Y luego son muy tranquilos. Las grandes empresas internacionales cuando llegan a México lo hacen con la intención de ganar mucho dinero y para conseguirlo tienden a aplicar las fórmulas de presión y trabajo por proyectos, con plazos y objetivos, que funcionan en Europa o EE.UU. Pero aquí esas fórmulas no funcionan. Tenemos que adaptarnos. Nosotros hemos formado ingenieros mexicanos, tanto en España como en México, para integrarlos en la empresa. Y, se nota mucho, por ejemplo, cuando un ingeniero mexicano ha estado en EE.UU. o en Europa puesto que se adaptan mucho mejor a nuestra forma de trabajar. Aun así les falta liderazgo, intención de evolucionar en la empresa, de dirigir equipos. La Universidad Tecnológica de Monterrey es bastante buena, es de donde suelen venir los ingenieros que contratamos.

Por otro lado, el país resulta bastante desordenado y sucio para un español. Solo en DF hay 23 millones de habitantes. Los europeos no estamos acostumbrado a ciudades tan grandes. Además la infraestructura de metro es muy insuficiente. Yo he estado cinco horas en un atasco, pero hay que tener en cuenta que, por ejemplo, la Avenida Insurgentes que cruza la ciudad de este a oeste, tiene 32 kilómetros. Para moverte por el país dependes mucho del avión. México es cinco veces más grande que España y no tiene una buena red de carreteras y trenes. Por ejemplo, no hay tren de alta velocidad, aunque parece que el nuevo gobierno va a apostar por esta línea.

Y luego hay que tener siempre mucho respeto y no olvidar donde estás. Por nuestra forma de hablar, en el trabajo sobre todo, a los mexicanos les da la impresión de que estamos siempre enfadados. Ellos siempre te dicen “Buenos días, inge”… (por ingeniero), “vaya con Dios”, etc. nosotros  somos más directos.

Yo siempre les digo que “ahorita” se cuantifica. Y además mienten mucho. Cuando creen que no pueden cumplir un plazo o no pueden llevar un proyecto no te dicen abiertamente que no. Para ellos negarse es como rebajarse.

Nosotros por ejemplo seguimos comprando mucho material a Europa o a EE.UU., aunque ahora ya comenzamos a conocer empresas locales que son fiables en cuanto a plazos, calidad, seguridad y demás. México es un país que comparado con el resto de américa latina está muy desarrollado, pero si lo comparamos con Europa, no lo está. Nosotros tenemos mucha más normativa, protocolos, estándares de calidad… La seguridad en el trabajo allí, por ejemplo, es bastante precaria. Y no siempre es fácil encontrar empresas mexicanas que cumplan nuestros requisitos en estos aspectos.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido a nivel cultural?

A nivel cultural diría que México es un país muy machista. Las mujeres lo tienen mucho más complicado para trabajar allí, y más en un sector tan masculino como el de la construcción o la obra civil. Hay zonas en las que las mujeres solo piensan en ser mantenidas por un hombre, no se plantean trabajar. Y, en general, el nivel cultural es muy bajo. La media de lectura es de 0’5 libros al año.

Además es un país bastante peligroso. Tiene el gran problema de encontrarse entre el mayor productor de droga, que es Colombia, y el mayor consumidor, que es EE.UU. México es un lugar de paso, y eso deja mucho dinero fácil. Y el gobierno no hace nada, porque también quiere su parte del pastel. Además a EE.UU. no le interesa que México prospere.

Y es una pena por que creo que México tiene potencial para ser una gran potencia. Tiene mucha riqueza. Tiene el Atlántico y el Pacífico, tiene oro, tiene gas, tiene ganadería, industria, minería… En México existe mucha diferencia entre ricos y pobres, no hay clase media.

Otra cosa que a mí me sorprende bastante es que no tienen conciencia del ahorro. Los empresarios si que invierten y tratan de ahorrar, pero los trabajadores viven al día. A los mexicanos les gusta salir mucho, comer y beber por ahí, comprarse regalos… aunque luego no lleguen a fin de mes. En eso, el clima cálido creo que ayuda.

¿Están bien valorados los españoles en México?

En general a los españoles en México nos quieren mucho. Y, a nivel profesional, estamos bien valorados. Hay que pensar que allí el nivel de vida es bajo. Los precios son asequibles para un europeo pero no para un mexicano.

¿Qué recomendarías a los jóvenes que se están planteando emprender una aventura internacional?

Hay que salir. Es una experiencia de la que se aprende mucho. Y todos los países tienen cosas positivas y negativas. No hay que pensar que España es lo mejor. En los países emergentes hay muy buenas oportunidades. Por ejemplo, en México hay grandes empresas españolas como Iberdrola, Indra o Avengoa. El último año se estima que la comunidad española en México aumentó en 54.000 personas.

Por otro lado creo que la mejor edad para irse fuera es entre los 25-28 años y los 40. Si eres recién titulado, no estás tan preparado, te da miedo todo. Es mejor tener algo de experiencia y también creo que es muy conveniente ir de la mano de una empresa. Y el inglés es importante, pero aunque tu nivel no sea muy bueno, seguro que puedes defenderte y se mejora rápidamente. Mi nivel era medio cuando me fui y ahora trato con proveedores de EE.UU. sin problemas. Lo más importante es ser valiente y tener las cosas claras. Saber lo que vas a ganar y también lo que vas a perder. A tiempo de volver siempre estás.