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En 2005 recibió un “cheque en blanco” para crear la Universidad de Luxemburgo, ¿cuál es el modelo de universidad que ha puesto en marcha?

En Luxemburgo no había universidad. Todos los jóvenes que querían estudiar lo hacían en el extranjero y recibían becas del gobierno. En el año 2003 se decidió crear una universidad, aunque fue una medida polémica. Mucha gente opinaba que era un país demasiado pequeño y tenían mucho miedo a la endogamia, a que los luxemburgueses dejasen de salir al extranjero.

Los argumentos a favor, y que finalmente se impusieron, fueron que el país necesitaba unos fundamentos económicos más amplios de los que tenía. Luxemburgo dependía demasiado del sector financiero y esto era un riesgo. En el país hay más de 150 bancos, en realidad de sucursales de bancos porque hay pocas sedes generales, y éstos pueden decidir irse del país. Además se considero que la economía de un país rico y evolucionado como Luxemburgo debía estar basada en el conocimiento.

La de Luxemburgo es una universidad pública, financiada por el gobierno, pero que se rige por el derecho privado: apenas hay funcionarios (solo algunos que hemos “heredado” y cuyos puestos se van sustituyendo por personal contratado en cuanto se jubilan) y todo el personal está contratado. Además el gobierno de la universidad es muy parecido al de una gran empresa. Tenemos un Consejo de Gobierno formado por siete personas y ninguna de ellas forma parte de la Universidad: tres son empresarios luxemburgueses y los otros cuatro son académicos que vienen del extranjero (Eslovenia, París, Cambridge y Ginebra). Y este Consejo es el que lo decide todo. Es un sistema muy vertical, de arriba hacia abajo y, por ello ha cosechado algunas críticas por parte del profesorado, pero, de momento, nos ha funcionado muy bien.

La Universidad de Luxemburgo es también muy internacional. Tenemos profesores y estudiantes de todas las partes del mundo. Es trilingüe, utilizamos el francés, el inglés y el alemán. Tenemos seis cátedras y algunos masters financiados por empresas. Tenemos 650 profesores asociados que son personas que trabajan en empresas, ministerios, instituciones europeas, etc. por lo que nuestros estudiantes reciben una formación teórica, por parte de nuestro profesorado contratado, y otra formación muy práctica por parte de los profesores asociados. 

Siete años después, ¿cómo resumiría esta etapa? ¿Qué planes para el futuro tiene para su Universidad?

Nuestro funcionamiento es el siguiente. Elaboramos planes cuadrienales en los que definimos lo que queremos ser. Luego lo negociamos con el gobierno y firmamos un contrato que nos asegura que vamos a recibir la financiación necesaria para poder llevar a cabo nuestro plan.

Además realizamos una auditoría externa cada cuatro años. Es algo que esta estipulado en la propia ley de creación de la Universidad. Ahora estamos haciendo la segunda auditoría desde el nacimiento de la universidad. Entre las ideas que surgen de ella y las nuestras propias, el próximo verano empezaremos a trabajar en el plan que regirá la Universidad entre  2014-2017.

Esta evaluación externa la realiza un comité seleccionado por el gobierno que durante un año analiza la Universidad. El objetivo es establecer junto al equipo de gobierno de la Universidad cuáles son los campos o áreas que deben potenciarse. Para cada una de esas áreas se nombra un panel de expertos que durante unos días viene a la Universiad y conjuntamente con nuestra gente analizan la situación y toman decisiones de estrategia.

Las áreas que consideramos actualmente como prioritarias y que nos gustaría continuar reforzando son:

  • El derecho europeo. En breve se establecerá en Luxemburgo un Instituto Max Planck en derecho procedural que junto al Tribunal de Cuentas Europeo, el Tribunal Europeo de Justicia y, la propia Universidad, convertirán el país en un potente centro del derecho europeo.
  • La seguridad  informática. En esta área se ha creado un centro multidisciplinar que esta financiado en dos tercios por 12 empresas, el otro tercio lo pone la Universidad.
  • La Biomedicina Sistémica. Medicina preventiva.
  • Finanzas internacionales.
  • Y el aprendizaje  un entorno multicultural y multilingüe. En un país tan multilungüe como Luxemburgo (hay mucha gente que habla cuatro, cinco o seis idiomas) la enseñanza y el aprendizaje se vuelven complejos.

En cualquier caso, nuestro objetivo es que cuando la universidad cumpla 20 años, estemos en al menos alguna disciplina y en al menos un ranking internacional entre las 100 mejores universidades del mundo.  Aunque para entonces ya no estaré yo como rector. 

¿Qué presupuesto tiene su universidad por estudiante? ¿Qué porcentaje de este presupuesto es cubierto por los propios estudiantes?

En 2012 tenemos un presupuesto de 150 millones de euros, de los que 120 proceden del gobierno. Los otros 30 millones vienen de Europa, de fondos de investigación, de las matrículas, de las cátedras que nos pagan las empresas, etc.

De esos 120 millones que nos da el gobierno destinamos aproximadamente la mitad a la enseñanza. Tenemos unos 6.000 estudiantes por lo que aproximadamente tenemos un presupuesto medio por estudiante de 10.000 euros.

Los alumnos, en casi todas las titulaciones, pagan unos 200 euros por semestre aunque tenemos algunos masters que son más caros y uno en concreto que  cuesta 17.500 euros. 

Usted preside el Comité Internacional de Seguimiento y Evaluación de la Estrategia Universidad 2015 del Ministerio de Educación español, ¿cuáles son los grandes retos a los que se enfrenta en la Universidad Española de cara al 2015?

La universidad española ha evolucionado mucho, aunque en los últimos años su evolución se ha estancado un poco.

Un indicador claro de que existe un problema es que los investigadores que se marchan fuera y hacen una gran labor en el extranjero luego tienen muchas dificultades para volver e integrarse en el sistema español. En la universidad española tienen más ventaja los que se quedan que los que se van y, con ello, se potencia la endogamia en lugar de favorecer la llegada de nuevas ideas.

Otro problema es la financiación. Y otro la gobernanza. Y están relacionados, porque sin un sistema de gobierno eficaz nunca se conseguirá la financiación adecuada. El sistema universitario español es “demasiado democrático”. Existen demasiados comités y órganos de gobierno que diluyen la responsabilidad y ralentizan la toma de decisiones.

En estos tiempos las cosas cambian rápido y las universidades necesitan la colaboración del sector empresarial. Pero el contacto entre empresarios y universidad no será productivo mientras que el sistema de gobierno de las universidades esté tan alejado de la realidad de la empresa.

Si un empresario quiere hacer algo con la universidad y el rector le dice que tiene que ser aprobado por el consejo de no sé qué y por el de no sé que más y que el proceso puede que lleve medio año y que al final la respuesta puede ser no, el empresario perderá el interés.

Pero este problema no es exclusivo de España. En Francia hay problemas similares, allí los sindicatos son tan fuertes que los rectores apenas pueden decidir. En todo el sur de Europa, en general, sucede lo mismo.

Las universidades deberían tener un gobierno más eficaz y con más responsabilidades, ser más autónomas y más abiertas. Cada universidad debe definir cuál es su perfil. Debe analizar que es lo que sabe hacer bien, en qué áreas tiene ventajas por estar donde está, cómo puede aprovechar esas ventajas para tener una universidad de alto nivel en ese área.

Definir un perfil y apostar por él implica hacer unas cosas y dejar de hacer otras, y esto solo se consigue con un gobierno que tenga capacidad de maniobra. Un gobierno que pueda decirle a determinados grupos que su área no tendrá continuidad en la universidad y que ira desapareciendo poco a poco porque se van a centrar los esfuerzos en desarrollar otras líneas de trabajo.

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¿Cree que estos cambios son viables a corto plazo? ¿Qué mecanismos se deberían de poner en marcha para que pudiesen realizarse?

Creo que el gobierno español esta ahora preocupado en la solución de otros problemas más inmediatos. Los temas de universidad además no suelen tener soluciones ni resultados inmediatos. Se pueden y se deben hacer cambios, para evitar problemas en el futuro, pero debe existir la voluntad de acometer estos cambios. Es un tema complejo y hasta que un presidente del gobierno no lo vea como una prioridad, me temo que no se acometerá la reforma universitaria que España necesita.

Entre las principales líneas de actuación de la Estrategia Universidad 2015, destacan el reforzar el papel social de la universidad y el fomento del acercamiento Universidad-Empresa, ¿considera que la universidad española vive alejada de la sociedad/empresa?

Se podría hacer más en este sentido.  Por ejemplo, se podría contratar a empresarios para que den algunas clases, un par de horas a la semana, en la universidad porque es así como surgen las colaboraciones. Es importante que los empresarios vean y conozcan el potencial de la universidad. Pero esto implica que los profesores tendrían menos horas de clase y si el dinero que recibe la universidad por parte del gobierno se basa en las horas de clase que da el personal docente de la universidad, el sistema de financiación debería de modificarse también.

Otra cosa que podría hacerse es unificar el Consejo Social de las universidades con su Consejo de Gobierno. No tiene sentido que existan dos órganos a ese nivel. Habría que unificarlos e incluir a bastantes empresarios en este consejo unificado. Debería ser un órgano más pequeño, más eficaz, con más poder y con mayor representación del tejido empresarial. Es así como los empresarios se darán cuenta de las cosas que pueden hacer colaborando con la universidad.

La tasa de paro juvenil en España es alarmante, incluso entre los titulados universitarios, ¿qué considera que pueden/deben hacer las universidades al respecto? ¿Aconsejaría a los jóvenes probar fortuna en el extranjero?

Es un problema muy serio. Es algo que se debe cambiar inmediatamente. Hay que reaccionar. Los que no encuentran trabajo trabajo España deben considerar seriamente la opción de irse al extranjero. Salir no debe ser visto como algo dramático. En el extranjero se vive y se trabaja muy bien. Y esta experiencia les permitirá en un futuro volver a España con muchos más conocimientos, con una experiencia internacional y, sobre todo, con contactos internacionales. Uno de los principales problemas de las empresas españolas, de las PYMES es que se centran exclusivamente en el mercado nacional. España es un país demasiado pequeño para alimentar a las PYMEs, éstas se deben internacionalizar y, para ello, es necesario mejorar el nivel de inglés de los españoles. Es un drama que con los años que se estudia esta lengua se tenga un nivel tan bajo.

El licenciado que no encuentra trabajo en España lo peor que puede hacer es resignarse y quedarse en casa de sus padres esperando a que le caiga un trabajo del cielo porque la probabilidad de encontrar un trabajo disminuye de forma proporcional al tiempo que llevas sin trabajar. Si te vas al extranjero y acumulas experiencia luego tendrás más probabilidades de encontrar trabajo en España.

Por otro lado, las Universidades deberían formar a sus doctores (en España se titulan unos 6.000 doctores al año) en empresariales. Antes de acabar la tesis, deberían recibir una formación práctica por parte de empresarios y de profesores de la universidad sobre lo que es una empresa. La gente debe empezar a crear trabajo en lugar de buscarlo. En Europa, especialmente en la Europa del sur, tenemos muy arraigado el concepto de que alguien debe darnos un trabajo en lugar de generarlo nosotros mismos.

Y otra cosa que deberían hacer las universidades es ofrecer formación complementaria, muy práctica, que les sirva de reciclaje a aquellos que teniendo una titulación universitaria no tengan un hueco en el mercado porque no tienen lo que la empresa demanda.  Esto en tiempos de crisis es fundamental.

¿Qué papel cree que deben jugar los antiguos alumnos en la sociedad y en el ámbito universitario?

Las universidades españolas están ahora empezando a apostar por los antiguos alumnos. Éstos pueden ofrecer muchas cosas a la universidad si las universidades les tratan como deben tratarlos: si les tienen en cuenta, les invitan a actos, etc. Aquellos que ya tienen una empresa o una trayectoria profesional pueden ayudar a los recién titulados y colaborar con la universidad. Pero esto es algo que lleva tiempo.

¿Qué funciones cree que deberían desempeñar las asociaciones de antiguos alumnos?

Una de las cosas que deberían hacer, por ejemplo, es fomentar el debate entre los propios antiguos alumnos. Las preguntas que hoy me habéis planteado en esta entrevista deberían ser discutidas por los antiguos alumnos. Para ello se pueden organizar debates, mesas redondas, etc.

¿Cuál es el papel de la Universidad en España? ¿Cómo pueden contribuir las universidades españolas a que España sea un país verdaderamente avanzado? Los antiguos alumnos deben plantearse estas cuestiones porque tienen una objetividad mayor a la que pueden tener las propias universidades. Las universidades muchas veces actuan de forma defensiva, los antiguos alumnos no tienen por qué. Los antiguos alumnos tienen una visión desde fuera (pero también desde dentro, porque no hace tanto tiempo que pasaron por la Universidad) y que puede ayudar mucho a las universidades detectando sus problemas y carencias.

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los lectores de esta revista?

Son tiempos difíciles en España, pero hace falta actuar. Y si hay voluntad se pueden hacer muchas cosas. En tiempos de crisis es más fácil hacer reestructuraciones. Si el país está como está es un poco culpa de todos. Probablemente las universidades no hayan hecho lo que deberían de haber hecho. Y un poco de autocrítica nunca viene mal. Lo más importante son las ganas de cambiar. Los problemas están para resolverlos. Esta es la filosofía que deberíamos tener.