Simon Sinek, tras estudiar antropología, inició su vida profesional en el mundo de la publicidad. Las cosas le iban bien pero, de repente, perdió la pasión por aquello que hacía.
Sinek creía firmemente en que la gente debía dedicarse a aquello que les inspirara. Y en su lucha por volver a encontrar algo que le apasionase en la vida y en el trabajo, se dispuso a tratar de ayudar a sus amigos y conocidos a encontrar el “por qué” que diera sentido a sus vidas y sus empleos. De estas colaboraciones y de sus investigaciones surgió la teoría que hoy les presentamos y que Sinek ha plasmado en el libro “Empezar simplemente con un por qué”.