El manejo de información, que no dé datos, de forma adecuada, siempre ha supuesto una ventaja competitiva. Como alguien dijo, “la información es poder”. Sin embargo, en los últimos años se han producido algunas circunstancias que han transformado la importancia y el alcance de esta frase.
De un lado, existen grandes cantidades de información, por lo que lo difícil no es conseguirla, sino discriminar cuál es la relevante, para no sufrir la denominada “infoxicación”.
Así, se denomina inteligencia competitiva a una práctica empresarial por la que se investiga y se reúne información con el objetivo de desarrollar conocimiento sobre acontecimientos y factores críticos externos a la empresa.
Esta práctica empresarial, como muchas otras está soportada por un proceso que tiene cuatro etapas esenciales:
- Planificar las necesidades existentes para alcanzar determinados objetivos. De forma general se dice que la inteligencia colectiva sirve para innovar, identificar oportunidades, anticiparse a los cambios del entoro… Pero, es importante tener claros cuáles son los objetivos y concretarlos adecuadamente si queremos que tenga éxito y, por tanto, de frutos relevantes para la organización.
- Buscar y recoger la información. En la actualidad, son muchas las herramientas que nos ayudan con este objetivo e, incluso, mucha información pública que puede ser utilizada (páginas web, bases de datos, periódicos y publicaciones especializadas, reportes financieros, ferias, ponencias de expertos, …) pero siempre debemos tener en cuenta que esta información tiene dos caras, por lo que debemos discriminar su interés y veracidad.
- Valorar y verificar la información. No siempre esta parte del proceso es sencilla o está clara.
- Analizarla, agregando e interpretando, si es necesario, para obtener conclusiones y tomar decisiones.
- Distribuir la “inteligencia” a través de la organización. Determinando cuestiones tales como: qué, a quién, con qué frecuencia,
En realidad, como en muchos otros procesos estas actividades no deben considerarse como una secuencia, sino que están interconectadas entre sí y se retroalimentan, corrigiéndose en caso de que sea oportuno, los posibles desajustes.
Hay muchas técnicas que se aplican en estos momentos en el ámbito de la inteligencia competitiva, algunas de ellas, ya conocidas y tradicionales en las empresas de todo tipo, como el análisis DAFO y otras que están siendo adaptadas o introducidas, como el PEST o análisis político, económico, social y tecnológico). Pincha en la imagen si quieres conocer en profundidad qué es y cómo se aplica un DAFO.
De todas formas, es clave considerar que para desarrollar inteligencia competitiva:
- Se debe plantear un proceso continuo yno algo que se realiza en un momento puntual y se olvida.
- La tecnología, como siempre, puede ayudar, pero que es esencial el papel de los decisores y analistas, es decir, de las personas.
- Tiene que existir un objetivo y no se trata de la información por la información.