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Ángel-Alberich-BayarriÁngel Alberich-Bayarri es ingeniero de telecomunicaciones por la UPV y actualmente coordina la Unidad de Ingeniería Biomédica del Grupo Hospitalario Quirón, que recientemente ha sido galardonada con el premio a la mejor contribución científica en el ámbito de la oncología por el Congreso Europeo de Radiología. En esta entrevista, nos cuenta, la labor de esta Unidad, pionera en nuestro país y a nivel internacional.

¿Cuál es la labor de la Unidad de Ingeniería Biomédica del Grupo Hospitalario Quirón?
En 2012 se crea en el Grupo Hospitalario Quirón el departamento de I+D+i y en el proceso de búsqueda de cuál era la mejor configuración para este departamento, propuse la creación de la Unidad de Ingeniería Biomédica. Se trata de una Unidad transversal, que implica a todo el Grupo, pero cuya sede está aquí en Valencia. La idea era crear una Unidad que no estuviese centrada en lo que habitualmente se conoce como ingeniería hospitalaria, más vinculada la verificación de equipos médicos y su mantenimiento, sino que se centrara en la investigación. El objetivo de la Unidad es desarrollar soluciones tecnológicas aplicables en entornos hospitalarios reales. Nosotros en Quirón Valencia llevábamos desde 2006 trabajando ingenieros y médicos conjuntamente en técnicas de procesado de imagen médica y, por eso, esta es una de las patas más importantes de la Unidad. Sin embargo, quisimos llamarla Unidad de Ingeniería Biomédica porque sabemos que la biomedicina tiene muchas ramas y no nos queríamos cerrar solo a una. De hecho, en 2013 ya nos hemos involucrado en dos proyectos muy distintos entre sí. Por un lado, estamos llevando a cabo en Quirón A Coruña un proyecto de sensorización de pacientes. El objetivo es monitorizar la frecuencia cardiaca y respiratoria de forma no intrusiva, es decir, sin tocar al paciente, por medio de un sistema de radar. También estamos trabajando en la creación de una serie de sensores ambientales que nos ayuden a crear un sistema de alarmas clínicas completo. Por otro lado, junto a grandes empresas como HP o Atos, estamos trabajando en temas de seguridad de la información. El objetivo es poder almacenar y compartir en la nube datos médicos, que son muy sensibles y están muy protegidos por la LOPD. La legislación a nivel europeo es muy confusa, cada país tiene sus propias normas. La Comunidad Europea tiene mucho interés en que la situación se normalice y nosotros presentamos un proyecto en este sentido. La idea es crear un portal seguro en el que los pacientes puedan alojar sus imágenes e informes médicos. Así por ejemplo un paciente italiano que se hiciese en Quirón Valencia un estudio  podría alojar en este portal sus resultados y estos ser consultados por su médico habitual en Italia.
Así que, resumiendo, podemos decir que tenemos tres líneas principales de trabajo: la imagen médica, la monitorización de pacientes y la seguridad de la información.

¿Es frecuente que existan en los hospitales españoles este tipo de equipos de trabajo?
A nivel español no conocemos ningún otro hospital que tenga una Unidad de Ingeniería Biomédica integrada en el centro. Sí que hay distintos grupos de investigación vinculados a universidades colaborando con hospitales. Pero la realidad es que hay una distancia de años luz entre la velocidad que se puede alcanzar en los desarrollos realizados por un ingeniero trabajando dentro de un hospital que con un equipo trabajando en un laboratorio de la universidad. El ingeniero que trabaja en el hospital vive el problema clínico día a día y es capaz de percibir las necesidades que el equipo médico precisa cubrir. Cuando se trabaja desde la universidad, los desarrollos se realizan a partir de una recopilación de necesidades y de requisitos inicial. Además los desarrollos que implican soluciones médicas tienen una particularidad. En medicina no hay nada que sea reproducible, cada paciente es distinto, lo que obliga a buscar soluciones transversales.

En Quirón estamos muy contentos con el resultado de la colaboración entre médicos e ingenieros. Los ingenieros tenemos la oportunidad de conocer de primera mano cuales son los cuellos de botella reales y los médicos aprenden qué es el trabajo multidisciplinar. Es muy enriquecedor.


imágenes-anatómicas-próstataRecientemente, habéis sido reconocidos con el premio a la mejor contribución científica en el ámbito de la oncología por el Congreso Europeo de Radiología, ¿en qué consiste esta contribución?

Como he comentado, en Quirón Valencia llevamos mucho tiempo trabajando en investigación en imagen médica. De hecho el “culpable” de que entrase el primer ingeniero en Quirón fue el jefe de radiología de aquí de Valencia. Dentro de esta línea de trabajo, nos hemos centrado bastante en la resonancia magnética puesto que es una técnica muy de telecos ya que se basa en campos magnéticos y en sistemas de radiofrecuencia.  Y, en concreto, hay una técnica llamada de difusión por resonancia magnética que se aplica mucho en oncología. Esta técnica permite medir a nivel microscópico la movilidad de las moléculas de agua, su coeficiente de difusión. Este parámetro se ha visto que tiene una gran relevancia para determinar la celularidad de los tumores. Cuando un tumor consta de muchas células, el espacio libre entre ellas se reduce, y las moléculas de agua ven limitado su movimiento.

El problema viene porque cada fabricante de equipos de resonancia magnética utiliza un hardware y una tecnología distinta y esto supone que la medidas que nosotros extraemos sobre la movilidad de las moléculas del agua no sea comparable entre equipos ni entre centros. Entonces, lo que hicimos fue, aplicando principios de la teoría de la información, determinar cuáles son las muestras óptimas que deben adquirirse variando los parámetros del equipo para que las desviaciones en las medidas sean lo más pequeñas posibles. Para ello definimos una serie de rangos, para todas las anatomías del cuerpo humano, en los que hay que parametrizar los equipos de resonancia magnética para que se pueda diagnosticar a los pacientes con cáncer con mayor certeza.

¿Qué supone para el equipo este reconocimiento?
Es un reconocimiento al esfuerzo que llevamos haciendo mucho tiempo. Un premio así te sitúa en el punto de mira. Y esto es importante porque ahora lo que necesitamos es que nuestro desarrollo sea publicado y validado, necesitamos recopilar datos y que las empresas que fabrican equipamiento médico confíen en nosotros.

¿Cómo ha acabado un ingeniero de telecomunicaciones trabajando en un ámbito como el sanitario?
Siempre me han gustado la biología y la medicina. En el instituto no tenía muy claro si decantarme hacia la ingeniería o hacia la rama sanitaria. Me decanté por la ingeniería y cuando estaba en tercero mi compañero de piso me animó a que me apuntase a algún curso de verano de la Universidad Complutense. Consulté la oferta y vi que iban a impartir  el primer, o uno de los primeros, cursos sobre ingeniería de la salud en España. Era el año 2005 y me matriculé. Estuve una semana en El Escorial con una beca y me encantó. De hecho, allí conocí a un catedrático de ingeniería mecánica de la Universidad de Zaragoza que me animó mucho s que siguiera por esta línea. Años más tarde, su grupo acabó dirigiéndome la tesis doctoral. Y cuando regresé a Valencia, contacté con todos los profesores de mi Escuela para ver si había algún proyecto en esta línea en el que pudiese colaborar, aunque fuese gratuitamente. Había otras ramas de las telecomunicaciones que me gustaban, pero ví que en el ámbito de la salud había mucho potencia, y me decanté por esta vía.

¿Hay muchos profesionales técnicos trabajando en este sector? ¿En qué áreas pueden resultar necesarios?
Somos pocos, de hecho nos conocemos todos. Aunque cada vez somos más. Recientemente se han creado el Grado y el Máster en Ingeniería Biomédica y están teniendo muy buena acogida. Además el interés de los estudiantes por esta área ha aumentado exponencialmente. Ahora cuando proponemos algún Proyecto Final de Carrera tenemos muchos candidatos y tenemos que hacer una gran selección de expedientes. También se están creando pequeñas empresas que están permitiendo que estos primeros ingenieros biomédicos se incorporen al mundo laboral.

En 2012 fundaste además tu propia empresa, QUIBIM, qué puedes contarnos sobre este proyecto?
Si, se trata de una pequeña start-up. Ofrecemos un servicio de cuantificación de biomarcadores de imagen. Hemos desarrollado una técnica que nos permite recepcionar imágenes desde cualquier lugar del mundo, realizar un análisis de estas imágenes y devolver a los clientes un informe con los resultados de los biomarcadores que hemos analizado. Estamos muy orientados a los ensayos clínicos.

Nuestros clientes son de tres tipos. Por un lado, empresas farmacéuticas que se encuentran evaluando fármacos. Y también investigadores en cuyos proyectos se precise el análisis de imágenes médicas, como los neurocientíficos, o radiólogos que en sus centros no tengan sistemas avanzados de análisis de imágenes y quieran que nosotros los analicemos para ofrecer un mejor servicio a sus pacientes.

Estamos muy orientados al exterior, sobre todo en Europa. Aunque ahora hemos cerrado a nuestro primer cliente en EE.UU., una empresa de ensayos clínicos en Arizona.

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¿Qué te ha resultado más complejo y más gratificante a la hora de crear tu propia empresa?
Lo más difícil es creer en tu idea y encontrarte con impedimentos como el alto nivel de impuestos que tenemos que soportar aquí en España o las dificultades para encontrar financiación. La carga fiscal para las empresas pequeñas que están empezando es enorme. Se deberían dar más facilidades para que las empresas puedan crecer y contratar gente.
Lo más gratificante es ir consiguiendo clientes, lo que te ratifica en que tu idea tiene sentido y que otros lo valoran. Conseguir nuestro primer cliente en EE.UU. ha sido muy motivador, puesto que allí hay muchas empresas. También recibir premios como el de Operación Emprende, te animan a seguir.

¿Qué ventajas crees que tiene pertenecer a una Asociación de Antiguos Alumnos como la nuestra?
Cuando acabé la carrera, la Asociación significó mucho para mí. Estaba un poco perdido e hice muchos cursos y actividades con vosotros. De hecho algunas de mis aficiones actuales nacieron ahí. A día de hoy, es para mí un punto de encuentro. Es muy bonito que la Asociación me contacte para hacerse eco de mi trabajo o que organice charlas como las de Trabajar En… o se centre en actividades de coaching o las visitas a empresas. Creo que estas iniciativas hacen que se mantenga el vínculo de los titulados más allá de la Universidad, en un contexto más profesional.