Rafael Esteban Narro es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la UPV. Tras más de 10 años trabajando en distintos proyectos de obra civil en España, aterriza en Armenia para construir los primeros kilómetros de autovía del país. Tras dos años en este país caucásico, acaba de trasladarse a Eslovaquia. En esta entrevista, nos cuenta su experiencia.
Podrías hacernos un resumen de tu trayectoria desde que saliste de las aulas de la UPV…
Al tiempo que finalizaba la Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos estuve trabajando en la redacción de proyectos de grandes colectores y otras obras hidráulicas en la ciudad de Valencia y también participando en su gestión. Entre 2002 y 2004 estuve trabajando como jefe de producción y jefe de obra en AZVI desarrollando distintos proyectos. Finalmente en 2004 me incorporé a Corsán-Corviam donde he desarrollado mi carrera desde entonces. He sido jefe de obra y Gerente en proyectos de envergadura como el de la Autovía del Mediterráneo, en su tramo de Cocentaina a Muro de Alcoy o en la construcción del primer tramo del trasvase Júcar-Vinalopó, concretamente realizamos la ejecución del bombeo desde el embalse de Cortés al depósito de La Muela.
¿Es la de Armenia tu primera experiencia internacional?
Antes de aterrizar en Armenia, como única experiencia internacional previa, había estado dos meses en Bolivia. Tuve que ir “de emergencia” puesto que habían surgido unas complicaciones en un proyecto y la empresa me envío allí.
¿Qué labor has desempeñado en Armenia?
En Armenia concretamente mi cargo era el de Director de Producción para el contrato “Reconstruction and Improvement of the M1 Ashtarak to Talin Road (Section 1); M2 Yerevan to Ararat road (Section 2); M1 Yerevan to Ashtarak road (Section3).” Se trata de un proyecto de 250.000.000 $ que realizamos desde Isolux Corsán para Ministerio de Transportes y Comunicaciones de Armenia y Banco Asiático de Desarrollo. Concretamente el proyecto consistía en la construcción de tres tramos de carretera, un total de 70km, de los que 30 eran de repavimentación y 40 de nuevo trazado y desdoblamiento. Esta nueva vía rápida forma parte del proyecto del Corredor Norte Sur cuyo objetivo es mejorar las conexiones en el país.
¿Qué pusiste en la balanza en el lado de los pros y de los contras a la hora de trasladarte a Armenia?
En el lado de los contras evidentemente dejar a mi familia y a mi entorno. En mi caso viaje solo quedándose mi hijo aquí en España. Y en el lado de los pros la posibilidad de seguir realizando proyectos de obra civil de un cierto nivel. La verdad es que no tenía muchas más opciones. Aquí en España no había nada interesante y la opción de ir a Armenia me pareció lo mejor.
¿Qué diferencias has encontrado a la hora de trabajar en España y en Armenia?
En España el sector de la construcción y de la obra civil se encuentra plenamente desarrollado. Existe una infraestructura, una red de proveedores, un know how… en Armenia, no. Aquí todo les venía de nuevas a ese nivel. Era el primer proyecto de este tipo que se hacía. De hecho, la que estamos construyendo nosotros es la primera autovía o vía rápida del país y ha sido todo un reto. La burocracia y la administración está muy influenciada por la antigua Unión Soviética y, la forma de trabajar, es muy distinta a la que estamos habituados en Europa.
¿Y a nivel cultural y social?
Es un país totalmente diferente a España. La influencia de la antigua Unión Soviética está muy presente. Como ya he dicho la burocracia es totalmente distinta, y su forma de organizarse y de pensar también. Por otro lado, es un país muy seguro. En ningún momento estando allí me he sentido en riesgo. En la capital se encuentran más o menos las mismas comodidades que en un país europeo pero en ciudades o pueblos más pequeños no. Otro gran hándicap es el idioma. Muy poca gente en la calle habla inglés. Solo aquellos que han estudiado fuera o tienen un nivel académico alto. Y eso limita mucho la vida social. Acabas relacionándote con otros extranjeros o con personas de tu trabajo. Además el idioma armenio tiene un alfabeto propio y es una sensación un tanto desesperante cuando no eres capaz ni de entender los carteles del supermercado.
¿Consideras que es un país / región que ofrece posibilidades a los profesionales españoles?
Realmente mi caso podría considerarse una excepción, éramos muy pocos los extranjeros allí. Para trabajar en Armenia la única opción real es hacerlo a través de alguna empresa multinacional que trabaje en la zona o en alguna empresa extranjera que tenga algún proyecto en desarrollo allí.
Una vez finalizados el contrato en Armenia, ¿cuáles han sido tus pasos?
En septiembre del año pasado me trasladé a Eslovaquia. Mi empresa ha logrado la adjudicación de la construcción de un tramo de autopista en Eslovaquia por un valor de 98 millones de euros y que contará con financiación de la Unión Europea. La obra, cubrirá el trazado entre Zvolen y Pstrusa. El tramo, de ocho kilómetros, contará con siete puentes y cuatro carriles. Se trata de un proyecto de dos años.
¿Cómo está siendo la adaptación a este nuevo país?
Es un país mucho más parecido a España aunque también en él se nota aún algo la influencia soviética. Pero el simple hecho de que tengan el euro y que el alfabeto sea como el nuestro es todo un avance con respecto a Armenia.
¿Te gustaría regresar a España?
En un futuro sí que me gustaría regresar a España pero cuando allí pueda trabajar en proyectos que realmente sean interesantes. Actualmente no hay apenas inversión en obra pública y es muy difícil que un proyecto me atraiga. Los ingenieros de caminos ahora lo tenemos difícil para desarrollarnos profesionalmente en nuestro país.
¿Recomendarías a otros profesionales que se embarquen en una aventura internacional?
Mi recomendación es que no se vayan fuera sólo por dinero sino que lo hagan porque profesionalmente el proyecto en el que se embarcan les compense. Trabajar fuera te enriquece mucho porque te ves obligado y en la necesidad de hacer cosas que antes no habías hecho y a resolver problemas a los que antes no te habías enfrentado. Te hace crecer mucho.