“Si es que no estoy en lo que hago”, “cualquier día me dejo la cabeza”, “entre el whatsapp, el Facebook y el correo… es que no hay quien se centre”, “son las X horas y aún no he hecho nada de lo mío”. ¿Os suenan estas frases? La última, no sé si es muy frecuente en otros lugares, pero en mi oficina es todo un clásico.
En la época de la inmediatez y de la hiperconexión, con cientos y cientos de estímulos y mensajes al acecho en cualquier formato imaginable en cualquier momento del día, mantener la concentración y centrarnos en lo que hacemos se ha convertido en una ardua tarea. A nuestro cerebro le cuesta cada vez más realizar tareas largas y complejas. Hasta nuestros gustos literarios y cinematográficos han cambiado. En cierta manera, nos estamos “idiotizando”. Un reciente estudio demuestra que la complejidad de las series, películas y libros que más triunfan actualmente es mucho menor que la de las series, películas y libros que triunfaban hace 20 o 30 años.
Es por ello, que trabajar la habilidad de concentrarse es clave hoy en día para que nuestra productividad y nuestro rendimiento sean óptimos, tanto en el trabajo, como en los estudios o incluso cuando practicamos algún deporte o hobbie.
Para lograrlo, empecemos por definir qué es la concentración. Se trata de un proceso psíquico que se realiza por medio del razonamiento y que consiste en centrar toda la atención de la mente sobre un objetivo o actividad que se esté realizando dejando de lado toda la serie de hechos u otros objetos que puedan ser capaces de interferir en su consecución o en su atención.
El concentrarse es pues un proceso consciente y voluntario basado en la razón. Así que un primer consejo para favorecer nuestra concentración es explicarnos a nosotros mismos la importancia de la tarea que debemos abordar. Cada actividad que realizamos tiene un significado, un impacto, un porqué. Recordarnos o preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos y darnos cuenta de la repercusión que tendrá en nuestras vidas el hacerlo (o el no hacerlo), nos ayudará a darle un sentido al esfuerzo y dedicación que requiera la actividad. Este mismo ejercicio de automotivación podremos repetirlo a mitad de la tarea o cuando sintamos nuestras fuerzas flaquear.
Cada actividad que realizamos tiene un significado, un impacto, un porqué. Preguntarnos por qué hacemos algo nos ayudará a darle sentido al esfuerzo que requiere
Algunos consejos que nos ayudarán a concentrarnos (relacionados con la propia tarea)
- Puede parecer una obviedad, pero pocos lo hacemos realmente, antes de ponernos con una tarea importante debemos alejar de nuestra vista todas las tentaciones o distracciones posibles. Por ejemplo, el móvil, comida, etc.
- Simplifica las herramientas que utilizas. No te compliques la vida más de lo necesario.
- Otro consejo habitual es el de dividir la tarea en pequeñas acciones o metas. Nuestro cerebro puede sentirse abrumado e incapaz por una gran tarea pero no por los pequeños hitos que la componen. Cada vez que logremos acabar un hito además será como una pequeña inyección de moral.
- El descanso es fundamental. Tanto por la noche como los pequeños respiros que podamos tomarnos a lo largo del día. Una mente cansada no es productiva. Además debemos tratar de, en los descansos, realizar actividades distintas a la actividad principal que estemos desarrollando en ese momento. Y si puede ser algo que nos haga reír o sentirnos bien con nosotros mismos mucho mejor (un café con los compañeros de oficina, una escapadita al gimnasio a la hora de comer, un ratito de juegos con tus hijos, un paseo con tu perro, una comida con algún amigo, un poco de lectura…).
- Haz solo una cosa a la vez. La multitarea está sobrevalorada. En realidad es una puerta abierta a las distracciones. Además el tener muchas cosas hechas “a medias” lanza a nuestro cerebro el mensaje de que no podemos con todo, de que no somos capaces de llegar a todo, etc. Cuando tienes proyectos por terminar te sientes desorganizado y como si no te cundiese el tiempo
- A la hora de planificar nuestras tareas debemos ser realistas. En cuanto a los tiempos debemos ser conscientes de que pueden surgir imprevistos, y debemos darnos un margen. También es importante que de antemano reflexionemos sobre los materiales que vamos a necesitar, si vamos a tener que delegar algunas partes, etc.
- La ley de parkinson dice que a mayor tiempo tenemos para acabar un trabajo-tarea o para preparar un examen, más extendemos el tiempo de finalización de la tarea para abarcar todo el plazo. La concentración máxima la obtenemos cuando sentimos la presión de tener que acabar. Por tanto, es importante, poner fechas límite para la finalización de nuestras tareas. En este punto, debemos tener cuidado porque las prisas tampoco son buenas consejeras. Hay que encontrar un punto medio entre la rápidez y la calidad.
- Hay alimentos que también pueden mejorar nuestra capacidad de concentración.
¿Qué más puedo hacer para mejorar mi concentración?
Actividades como practicar deporte, meditar, hacer yoga o leer son medios efectivos para mejorar nuestra capacidad de concentración mental ya que predisponen a nuestro cerebro para la calma, la creatividad, la memorización y la resolución de problemas.
Además de estas actividades que implican un cambio de rutina (para incorporarlas a nuestra vida) también queremos proponeros algunos pequeños ejercicios que nos ayudarán a concentrarnos antes de acometer la tarea que tengamos entre manos, y que en su mayoría, están relacionados con prácticas como el Mindfulness:
• Concéntrate en tu respiración. Inspira y exhala de forma consciente 10 veces. Siente como se hinchan tus pulmones y como se vacían mientras dejas la mente en blanco.
• Fija tu atención sobre un objeto durante un minuto. Puede ser un lápiz, tu cartera o una botella de agua. Fíjate en todos los detalles (tamaño, forma, color, textura, olor…). Si quieres fomentar tu creatividad después de este ejercicio amplia el foco y fíjate en todo lo que rodea al objeto que has estado analizando.
• Repasar mentalmente las tablas de multiplicar o el abecedario ayuda a nuestra mente a enfocarse en algo.
• Visualiza mentalmente todos los pasos y el fin de la actividad que tengas que hacer fijándote en los detalles e hitos intermedios.
• Ve diciéndote mentalmente aquello que estás haciendo en cada momento: “ahora estoy contestando un email”, “ahora estoy buscando información para documentarme”, “ahora estoy leyendo”. Este ejercicio te ayudara a ser más consciente de lo que haces.