David Casanoves, ingeniero industrial por la UPV, es un auténtico trotamundos. Desde que cursase el último año de Instituto en EE.UU. e Irlanda no ha parado de viajar: Japón, Corea, México, Perú, Europa… Actualmente tiene su propia empresa, dedicada al comercio de frutas y hortalizas exóticas. En esta entrevista nos cuenta los detalles de su vida nómada.
¿Cuál fue tu primera experiencia internacional? ¿Qué te aportó?
Cuando tenía 18 años hice COU (el equivalente al 2º de Bachillerato actual) entre EE.UU. e Irlanda. Siempre he tenido pasión por viajar y conocer otros lugares. Ahora son muchos los estudiantes que hacen lo que yo hice o una beca ERASMUS pero hace 25 años no era tan habitual, éramos muy pocos los que nos íbamos fuera, y más cuando aún íbamos al instituto. Antes era más difícil, no había tanta información ni tantas oportunidades, además de que era costoso económicamente. Creo que ahora estamos más mentalizados para salir.
Me di cuenta de la importancia de aprender a hablar bien un idioma que no es el tuyo, en este caso, el inglés. Además el conocer a gente de otro país, como piensan, como estudian… Me motivó mucho a la hora de emprender mi carrera.
¿Y cuando empiezas a viajar profesionalmente?
Cuando acabé COU empecé en la UPV Industriales y en el primer año de carrera ya tuve la oportunidad de viajar, ayudando a mi padre en la empresa familiar, a Japón. Es un país que me fascinó por su educación, el respeto que tienen, el amor al trabajo… Luego he vuelto a ir cinco o seis veces más, y no deja de fascinarme, de hecho la semana que viene viajo hacia allí. Mi padre es socio fundador de una empresa comercial que se dedica a la importación de semillas, él no sabía inglés pero tenía que hacer allí unos trámites y encontrarse con proveedores, así que me propuso que le acompañase. Fue una experiencia única, puesto que pude ver en persona como trabajaban allí y cómo era todo el proceso comercial. Además Japón es un país puntero en la mejora genética de las distintas variedades de semillas. La verdad es que mi padre es un auténtico emprendedor.
Podrías hacernos un resumen de tu trayectoria profesional…
Mientras estudiaba la carrera seguí colaborando en la empresa familiar. Y la verdad es que viajé mucho, he estado en Corea, Japón, EE.UU., Israel, distintos países de Europa…
Cuando acabé, me fui a Irlanda y estuve trabajando allí dos años en un ámbito diferente al del comercio. Estuve en una empresa dedicada al diseño de circuitos integrados como ingeniero de evaluación del diseño. Fue una experiencia muy enriquecedora. Conocí a mucha gente recién titulada como yo que estaba intentando hacerse un hueco en el mundo laboral. Al cabo de dos años vi que mis motivaciones no iban por ahí y decidí volver a España y unirme a la empresa familiar. He estado muchos años trabajando en el tema del comercio de semillas, abriendo nuevos mercados, etc.
¿Cómo surge la idea de Yummy Fresh? ¿Cómo la definirías?
A raíz de mi trabajo en la empresa familiar, me decido a lanzar mi propia empresa: Yummy fresh. En la empresa nos dedicamos a la importación y distribución de productos hortofrutícolas, en especial aquellos denominados exóticos y no convencionales, ya que por su volumen no constituyen el grueso del mercado y en muchos países, en especial en los anglosajones, no son productos de consumo masivo.
Nuestro objetivo es aportar diferenciación en el mercado, en un segmento relativamente nuevo pero con margen para seguir creciendo. Algunos ejemplos de estos estos productos son: la cebolla dulce, la cebolla blanca, el boniato o patata dulce, el maíz o la calabaza. Éste último, por ejemplo, ha recuperado parte de su demanda original y se ha elevado a la categoría de producto versátil con muchas aplicaciones gastronómicas. El reto es conseguir que más gente se interese por estos productos y el consumo crezca año tras año. Ahora mismo somos dos personas trabajando a tiempo completo y nuestros clientes son los pre packers o mayoristas que suministran a grandes cadenas de alimentación, aunque nos gustaría en un futuro estar más cerca del cliente final. También exportamos productos a clientes fuera de España, en concreto en el mercado inglés, alemán e italiano.
¿También os dedicáis a la producción?
Nosotros supervisamos los cultivos con productores locales y les damos la oportunidad de exportar su producto. Fundamentalmente trabajamos en Perú y en México. Producimos allí cuando aquí en Europa no hay o es escaso. Hoy en día encontramos en los supermercados productos hortofrutícolas todo el año, hemos perdido la estacionalidad.
¿Es importante para el desarrollo de tu trabajo diario tu bagaje como “trotamundos”?
Mi experiencia anterior en el mundo de la producción y comercialización de semillas hibridas me ha permitido identificar oportunidades comerciales para determinados productos y ofrecer un enfoque diferente e innovador al consumidor. Mis viajes al extranjero también han permitido estar al corriente con las distintas tendencias de consumo a nivel mundial, y en especial el crecimiento de los supermercados en los países más desarrollados. Hay mucho por hacer todavía para que el consumidor se sienta atraído por los alimentos frescos y las distintas formas de presentación.
¿A qué dificultades se enfrenta una empresa a la hora de abrir nuevos mercados e internacionalizarse?
El mercado en este sector es muy competitivo y está muy regulado, en materia de alimentación hay que cumplir mucha normativa. Es bastante complejo.
¿Puedes contarnos alguna peculiaridad de los distintos mercados en los que trabajáis?
Perú es un país con una zona litoral muy amplia en la que apenas llueve y en la que casi no hay plagas. Tiene una gran variedad de climas (selva, costa, sierra) y hay mucha tierra para cultivar pudiéndose plantear cultivos a gran escala. Por otro lado, allí se vive a otro ritmo. No hay tanto estrés ni preocupación por el mañana como aquí. Las cosas no avanzan al ritmo que uno quiere y a veces es un poco frustrante. También hay muchas carencias en transportes, en suministros, infraestructuras… Aquí hay mucho trabajo por hacer en ese campo. Las carreteras, el ferrocarril son muy deficientes. Hasta hace muy poco el puerto de Callao era la única vía de salida al exterior, pero ahora se están desarrollando también otros puertos como el de Paita, al norte del País. Está todo muy centralizado en la capital. Por otro lado, es un país en auge, la inversión extranjera está creciendo mucho en los últimos años y tiene importantes recursos naturales como los minerales.
México es un país que culturalmente, en cuanto al carácter de la gente se refiere, es mucho más parecido a España que Perú o el resto de Sudamérica. Allí me siento más como en casa. Es un país que es cierto que tiene problemas, en algunas zonas, de inseguridad ciudadana pero yo no me he sentido nunca en peligro. A la hora de exportar es perfecto porque tienes salida al mar por el Pacífico y por el Caribe/Atlántico, además de ser la puerta de entrada hacia EE.UU. y Canadá. También debido a su extensión hay posibilidad de una gran variedad de cultivos.
En ambos países en los últimos años ha subido mucho la mano de obra. Es lógico puesto que hay muchas oportunidades laborales. Son dos destinos muy buenos para profesionales politécnicos. Ahora se están haciendo muchos proyectos.
¿Qué es lo más duro y lo más gratificante de llevar una vida itinerante?
Siempre me ha gustado mucho viajar. Si no te gusta, si no lo llevas dentro, puede ser una pesadilla, sobre todo si llevas así mucho tiempo. Lo que trato es siempre de combinar periodos de viaje con estancias aquí en casa. Es necesario para descansar y coger aire el estar cerca de la familia. Una de las cosas que más echo de menos es la comida, nuestra gastronomía es fantástica.
Luego en los viajes y en los distintos destinos a los que vas con frecuencia tratas de rodearte de compañeros y amigos que te facilitan la estancia. Cuando voy a un destino nuevo o en el que no conozco a gente, cuando no estoy trabajando, lo que trato es de ocupar mi tiempo con algún hobbie o haciendo deporte. Es importante mantenerse ocupado.
Este es un tipo de vida que a mí me aporta mucho, conocer gente nueva y descubrir nuevas oportunidades.
¿Qué consejos te gustaría dar a aquellos que se estén pensando emprender una aventura internacional?
Que pierdan el miedo. Hay que atreverse a dar el paso. Tener experiencia internacional es algo 100% positivo, tanto en el ámbito profesional como personal. Te abre mucho la mente y ves cosas, conoces otras realidades, que luego puedes poner en práctica en tu propio país. El concepto de movilidad ha cambiado mucho, la gente joven está preparada para trabajar y vivir fuera.