Pascual Reig es ingeniero por la UPV. Compatibilizó sus estudios con el trabajo en la empresa familiar, dedicada a las estructuras metálicas, hasta que por amor cruzó el charco y se estableció en EE.UU. Actualmente reside en Alaska donde se dedica a la rehabilitación de viviendas y donde lidera el proyecto de creación de una aceleradora de empresas. Además Pascual está buscando la fórmula para tender puentes entre EE.UU. y España.
Cuéntanos brevemente como fueron tus inicios profesionales…
No fui el típico estudiante que realiza sus estudios en 5-6 años y luego trata de abrirse un hueco en el mundo laboral. Desde el principio compaginé mis estudios con el trabajo en la empresa familiar. Es una empresa de estructuras metálicas, que es la especialidad que escogí en la carrera. Digamos que fui estudiando porque me interesaba para aplicarlo en la empresa. Mi objetivo nunca fue el acabar la carrera por tener unos estudios sino aprender para sacar adelante los proyectos que teníamos en marcha.
Tras un tiempo trabajando en España, decides hacer la maleta y cruzar el charco, ¿cómo surge esta oportunidad?
Mi mujer, que es americana, vino a España a estudiar y nos conocimos. No queríamos una relación en la distancia y decidí irme con ella a EE.UU.
Supuso para mí un cambio radical. Fue como volver a empezar. Se puede decir, que he tenido dos inicios profesionales. En EE.UU., todo es distinto, las normas, las unidades de medida, los materiales, el idioma, la cultura empresarial… y tuve que adaptarme. Además en España cuando acabas tu carrera de ingeniería ya puedes firmar proyectos. En EE.UU. no, tras acabar tienes que pasar un examen y pasas a ser como un “ingeniero en entrenamiento” durante cuatro años. Al finalizar ese periodo haces otro examen y entonces ya puedes firmar proyectos. Me costó bastante asimilar esto, que a pesar de haber trabajado en España y tener experiencia, debía pasar por todo el proceso.
¿Y a nivel burocrático? ¿Son duros los trámites para acceder al país?
En este sentido me gustaría dejar claro que no todo es tan bonito como lo pintan algunos ni tan difícil como lo pintan otros. Por ejemplo, para un español, encontrar trabajo en EE.UU. no es sencillo. Lo ideal es buscar desde España porque con un visado de turista no se te permite firmar un contrato. Puedes venir, hacer contactos, entrevistas, etc., y volver a salir de país. Y confiar en que alguna de las empresas con las que has contactado haga todos los trámites para que conseguirte un visado. Estos trámites para las empresas no son sencillos y tienes que aportar un valor diferencial muy claro para que apuesten por ti. Además existen unos cupos anuales de visados tramitados a través de empresas para extranjeros que se tienen que cumplir.
En general los trámites burocráticos en EE.UU. son largos pero sencillos. Simplemente hay que seguir el proceso, no hay sorpresas ni de repente te piden un papel que no estaba previsto. Si cumples A pasas a B y luego a C. Mucha gente cuando llega contrata a un abogado para no equivocarse en el procedimiento pero se puede hacer, solo hay que ser cuidadoso.
Yo entre con un visado “de prometido”. Al entrar en el país tenía 90 días para casarme y formalizar los papeles, sino me tenía que ir. Todo tiene un procedimiento, unos plazos, etc.
No es mucho más sencillo encontrar trabajo en EE.UU. que aquí. Sobre todo no es barato ni seguro encontrar un empleo si vas a allí. Lo lógico es buscar empleo desde aquí.
¿Y a nivel cultural que es lo más chocante para un europeo?
Muchos tópicos son ciertos pero otros muchos no. La verdad es que, al principio es complicado.
Siempre cuento una anécdota que es simple pero que refleja muy bien como te sientes cuando llegas a un país nuevo. Soy ingeniero y, al poco de estar en EE.UU., necesitaba unos alicates y fui a una tienda tipo Leroy Merlin y fui incapaz de decirle al dependiente lo que necesitaba. En esos casos te planteas si no soy capaz de pedir unos alicates como voy a dirigir una obra o un proyecto de ingeniería. Por ejemplo, otra cosa que me costó mucho comprender es que aquí son mucho más directos cuando te hablan o escriben un email y no por ello están enfadados. Cuando aún estábamos en Oklahoma recibí un email de mi jefe en el que ponía únicamente: “la próxima vez cierra la puerta de la oficina”. Aquí lo hubiésemos adornado de otra forma y hubiésemos escrito algo como “cuando me fui me dí cuenta de que la puerta de la oficina estaba abierta, hay que tener cuidado con estas cosas, nos vemos mañana”. Cuando recibí este email me preocupé mucho, aquí te pueden despedir de un día para otro, y me pareció muy rudo. Pero ellos simplemente son así. A mí aún me dicen que hablo demasiado, que doy demasiadas explicaciones, que mis emails son muy largos.
Otra cosa que a mí me hacía sentir incómodo al principio era el pensar que muchos de mis vecinos tenían y llevaban armas. Tanto Oklahoma como Alaska son dos territorios pro armas. En Alaska, debido a la fauna salvaja que hay, es necesario ir armado si te alejas de los núcleos de población.
Cuando llegamos a Oklahoma mi mujer no cerraba el coche cuando íbamos a un supermercado estilo Carrefour y debaja las mochilas visibles en el asiento de atrás. Yo no lo comprendía. Creo que el hecho de saber que si alguien te ve cometiendo un delito te puede disparar sin más, hace que haya más seguridad. En Alaska la gente deja sus bicis carísimas fuera de los locales sin atar. Y es algo que para un europeo es difícil de comprender, tanto el que se lleven armas, como el hecho de que eso haga que haya más seguridad en la calle. Realmente no sé si es una consecuencia directa de ello o no, lo que si que es cierto es que la gente no va resolviendo sus conflictos a tiros por la calle y que la gente es discreta con las armas. No estás viendo armas constantemente.
También echas de menos la comida, las tradiciones, la luz, el sol. En EE.UU. la cultura de la comida rápida está muy arraigada. Y, por supuesto, la familia y los amigos. Aunque hay que tener en cuenta, que con las nuevas tecnologías hoy EE.UU. está mucho más cerca de España que hace 7 años.
En un primer lugar os establecéis en Oklahoma aunque actualmente residís en Alaska…
Inicialmente nos establecimos en Oklahoma porque mi mujer es de allí pero yo soy un gran aficionado al alpinismo y la alta montaña y Oklahoma es terriblemente llano. Viviendo allí llegué a hacerme 2.500 kilómetros de ida y 2.500 kilómetros de vuelta en un fin de semana para escalar una montaña. Y empezamos a mirar opciones. La empresa de mi mujer le ofreció un puesto en Alaska y decidimos dar el salto. No es que fuese a ser más sencillo para mí o para ella. Surgió la oportunidad y nos lanzamos.
¿Qué oportunidades hay en este territorio? En cuanto a sectores, tipos de profesionales que buscan, etc.
Es un territorio muy basto pero la población se concentra en un área reducida. Si sales de la ciudad y te alejas media hora ya te encuentras en la nada, en territorio salvaje.
Es una región que tradicionalmente se ha dedicado a la caza y a la pesca. Por ejemplo, las universidades son relativamente jóvenes. Fue con el auge de las explotaciones petrolíferas cuando surgió la industria y la necesidad de profesionales cualificados. Y muchos de estos profesionales, vinieron de fuera, de otros estados de EE.UU. y del extranjero.
Aquí las migraciones se producen en grandes oleadas en función de las necesidades. No existe un flujo lento y continuado. Por ejemplo, cuando se construyó el gran oleoducto del norte hacia el sur, vino mucha gente, y gran parte de ella se marchó cuando acabó el proyecto.
Actualmente las oportunidades que hay vienen porque en Alaska están intentando diversificar la economía y no depender tanto del petróleo. Por ejemplo, ahora están bastante demandados los informáticos.
La población en Alaska es muy joven y diversa. La media de edad ronda los 30 y pocos años. Eso es una ventaja a la hora de integrarse porque se destinan recursos a facilitar que los recién llegados se adapten. Por ejemplo, hay escuelas de inmersión. Quizá es una región más acogedora que otras zonas de EE.UU. para comenzar la aventura americana.
Sin embargo es una región con una población muy joven y muy diversa. Hay muchos extranjeros y gente que viene de otros puntos de EE.UU. La media de edad es de 30 y pocos años.
¿Cuál es tu labor actualmente allí?
Se podría decir que soy una especie de autónomo. Allí el límite entre emprendedor, empresario y trabajador por cuenta propia es más ambiguo. Fundamentalmente me dedico a la rehabilitación de viviendas para su venta o alquiler.
Si no te gusta la nieve, el frío, los deportes de nieve, etc. mejor que no te plantees vivir allí. Aunque más que el frío lo peor es la oscuridad. En invierno el sol está solo fuera 3/4 horas. Por ejemplo, la temperatura que tenemos hoy en Valencia ( 18 de diciembre de 2015) es la que hay allí en un día bueno de verano.
Otro aspecto a tener en cuenta es que puedes encontrarte merodeando alrededor de tu casa a osos salvajes o alces a 20 minutos de la ciudad. Suelen ir a la suya pero tienes que ser precavido.
¿Y su forma de trabajar? ¿Es similar la cultura empresarial americana que todos conocemos a lo que tú has podido experimentar allí?
Alaska ha sido tradicionalmente una región de aventureros, de gente valiente. Es el espíritu de aquellos hombres que viajaron a un territorio inhóspito en busca de oro sin saber qué se iban a encontrar. Este concepto de la prueba y el error, de que si no sale bien a la primera no pasa nada, en cierta manera, se estaba perdiendo pero están tratando de recuperarlo. Es un poco la esencia de la cultura empresarial americana, del emprendedurismo. Allí el trabajo es inestable pero surgen proyectos nuevos día a día.
Además estás tratando de poner en marcha varios proyectos que conecten EE.UU. y España, ¿qué puedes comentarnos sobre ellos?
En concreto estamos tratando de poner en marcha dos proyectos.
El primero es una aceleradora de empresas con sede en Alaska. La formación en España, al menos en el campo de la ingeniería es muy amplia y eso nos da una gran ventaja a la hora de realizar proyectos con profesionales de varias disciplinas. En EE.UU. la formación es más específica, más especializada. Por otro lado, Alaska es un territorio en el que hay mucho por hacer y en la cultura americana es más fácil iniciar y emprender nuevos proyectos, conseguir financiación, etc. Así que la idea es traer aquí a Alaska proyectos de jóvenes españoles para que los desarrollen aquí. Estamos en contacto con las universidades de aquí, con empresarios, con inversores y el objetivo es, por ejemplo, que si un estudiante en España tiene un Proyecto Final de Carrera que es viable y que en España no tiene salida, que venga a desarrollarlo aquí. Para centrar un poco el tiro, de momento, queremos comenzar con proyectos relacionados con la energía puesto que en España creo que hay muy buenas ideas al respecto y aquí hace mucha falta.
Por otro lado, estoy también en contacto con algunas universidades de otros estados, en las que queremos hacer algo similar. Que estudiantes que tengan un PFC interesante puedan venir a EE.UU. a desarrollarlo creando su propia empresa. El objetivo, es que estos estudiantes puedan entrar al país con un visado “de estudiantes” avalado por una universidad americana. Es decir, que sea la universidad la que gestione todos los trámites, en lugar de ser una empresa. De esta forma, se sortea el límite de visados “para trabajadores” que EE.UU. impone cada año. De esta forma todos salen ganando, los jóvenes profesionales tienen una oportunidad única de iniciar su carrera en EE.UU. y EE.UU. gana en capital innovador y conocimientos.
El objetivo es que cuando un joven español aterrice aquí con su proyecto tenga financiación, tutores, etc. para llevar a cabo su proyecto con éxito.
¿Cuando está previsto que se inicien los primeros proyectos? ¿Qué recomendarías a los jóvenes que quieran optar a estos programas?
La aceleradora de empresas esperamos que esté lista para primavera. El otro proyecto es más incipiente. Estamos viendo todas las implicaciones legales, también qué requisitos se pondrán a los proyectos. Queremos dejarlo todo bien atado. La idea es que los primeros proyectos lleguen en un año.
El principal consejo que daría a los jóvenes que quieran optar a este tipo de proyectos es que piensen en grande. En España cuando estamos planificando un proyecto siempre tratamos de que sea lo más barato posible porque la financiación es un gran handicap. Hay que cambiar esa mentalidad. Aquí piensan que evaluar un proyecto, ofrecer asesoramiento, hacer todo el papeleo es un coste elevado que tiene que merecer la pena. Y los inversores quieren hablar de beneficios en mayúsculas.
Allí piensan en proyectos de 300 o 500 mil dólares como mínimo. De hecho, trasladé a los inversores de Alaska con los que trabajamos el proyecto de un compañero valenciano y uno de los motivos por los que lo echaron para atrás fue porque pedía muy poco dinero de inversión. Ellos consideraban que para que el proyecto fuera viable se necesitaba una inversión mayor y las cuentas no les parecieron realistas.
No me queda muy claro el procedimiento de inmigración. Si vienes con un visado F de estudiante a USA estás obligado a asistir a clases regularmente, no puedes trabajar. Es decir, necesitas una muy buena inversión para poder matricularte en esa universidad y además buenos ahorros para poder mantenerte ese tiempo sin poder trabajar.
No entiendo cómo puede esponsorizarte una universidad a no ser que vengas en prácticas o para hacer un PhD.
Lo podrían aclarar? Saludos