Cada año el Global Enterpreneurship Monitor (GEM) elabora un informe en el que evalúa el estado del emprendimiento a nivel internacional. En España son 19 los equipos de investigadores que forman la RED GEM España y colaboran en la elaboración del informe a nivel nacional, coordinados por el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE).
Para entender los datos del informe es importante tener presente cómo se concibe el proceso emprendedor dentro del proyecto GEM, desde la intención hasta la consolidación o cierre:
Fuente: Informe GEM España 2017-2018
Quién emprende
En un primer apartado el informe revisa las características y factores relevantes para iniciar una actividad emprendedora. Respecto al perfil de los emprendedores, el estudio ratifica la importancia de percibirse competente para emprender, tener una mayor tolerancia al riesgo (menos miedo al fracaso) y contar con modelos de referencia (experiencias de éxito en emprendimiento cercanas). Estos tres factores son determinantes en hacer efectiva la intención de emprender.
Un aspecto muy positivo que se extrae del estudio es que las diferencias de género en el emprendimiento se reducen y llevan camino de igualarse en los próximos años. Uno de los factores que explican estas diferencias es la menor tolerancia al riesgo que manifiestan las mujeres en la encuesta.
La brecha de género en el emprendimiento se ha reducido a una tercera parte de lo que era en 2005 y podría desaparecer en los próximos años.
Evolución del índice TEA por género en España durante el periodo 2005-2017
Viendo el vaso medio lleno, en torno a la mitad de los emprendedores cuenta con formación específica para emprender. Viendo el vaso medio vació, la mitad de los emprendedores se lanza a emprender sin tener una formación específica para ello. Aun así, como señalábamos al principio, más del 80% de los emprendedores considera que tiene los conocimientos y habilidades necesarios para emprender, porcentaje que baja al 40% en la población no emprendedora.
Los emprendedores con estudios superiores duplican a los emprendedores con menor nivel educativo. Si las diferencias entre hombre y mujeres tienden a desaparecer, en los últimos años las diferencias según el nivel de estudios aumentan drásticamente entre los que tienen estudios superiores y el resto:
También encontramos diferencias en el nivel de renta a la hora de emprender, diferencias que se agudizan en los últimos años en favor de las rentas más altas. Aquellos emprendedores que están el grupo del centil 67 en adelante en cuanto a nivel de renta son prácticamente el doble que los que tienen rentas inferiores (del centil 34 al 66 y menos del 33). Esto deja patente la importancia de disponer de recursos propios y un capital inicial para emprender, más accesible para los emprendedores de rentas altas. En otras palabras, tienen más fácil superar la barrera de la financiación inicial.
Cómo emprenden
Sobre las necesidades de capital, la mitad de los emprendedores inician negocios con 20.000 euros o menos de capital inicial (capital semilla). De ese capital semilla, la mitad suele provenir de fondos propios (ahorros) y una cuarta parte de financiación por parte de entidades financieras. Business Angels suponen solo un 5,6% de las aportaciones de capital y programas públicos el 2,9%. La familia aporta el 14%.
El tamaño de la mayoría de nuevos negocios es realmente pequeño. El 50% de los emprendedores inician su negocio con 20.000 euros o menos. El 80% con 60.000 euros o menos.
Si empezamos a compararnos con el entorno, aunque España se sitúa muy por debajo de la media en intención de emprender, pero en los valores efectivos de emprendimiento inicial, emprendimiento nuevo y consolidado, está en la media de los países EU28 y dentro de las economías basadas en la innovación. En conclusión, emprendemos tanto como el resto de la EU28 aunque nuestra intención, a priori, no sea tan alta.
Fuentes del capital semilla
Un dato muy interesante del estudio es la actividad económica a la que se dedican los negocios en fase inicial y los que ya están consolidados (más de 42 meses de actividad). En los negocios en estado inicial, los dedicados a actividades primarias y extractivas y los dedicados a actividades transformadoras (industria) se han reducido prácticamente a la mitad en los últimos 11 años, mientras que los dedicados a servicios se han incrementado ligeramente y los de venta de bienes de consumo han pasado de suponer un 39% del total a un 52%.
Otro aspecto relevante es el tamaño de los nuevos negocios y los consolidados, en este caso, medido en función del número de empleados. Es lógico que los negocios iniciales tengan menor número de empleados que los negocios consolidados, pero observamos en los datos que el 52% de los consolidados sigue sin empleados. Es decir, tras más de 42 meses de actividad la mitad de los emprendedores siguen sin empleados. En otras palabras, solo el 7% de los negocios que empezaron sin empleados y que se consolidan llegan a tener empleados (a parte del propio emprendedor/a). Además, cuando se les consulta (negocios consolidados) por el tamaño en empleados que esperan tener a 5 años vista, sólo un 12% más considera que tendrá empleados (el 40% considera que seguirá sin empleados y el resto no sabe). Los emprendedores iniciales son más optimistas a este respecto y, si se cumplieran sus expectativas, solo el 27% seguirían sin empleados, es decir la mitad de los que no tienen empleados consideran que emplearán a alguien en los siguientes 5 años.
Estos datos sobre empleo generado por el emprendimiento nos hacen considerar que un alto porcentaje de personas emprendedoras emprende buscando un autoempleo más que aprovechando una oportunidad de negocio. Si miramos los datos sobre las motivaciones para emprender, vemos que ambos datos cuadran perfectamente. Cerca de la mitad de los emprendedores lo hace por necesidad (y una parte de estos también por oportunidad), frente a la otra mitad que lo hace exclusivamente por oportunidad.
Motivos para emprender
Podemos poner estos datos de emprendimiento en relación con el tamaño de la empresa española en general y encontramos que a mayor tamaño de empresa, mejores salarios y mayor productividad (facturación por empleado).
- El 92% de los nuevos negocios está centrado en el mercado interno
- Más del 50% centran su actividad en servicios o venta de bienes de consumo
- El 52% de los negocios continua sin empleados tras más de 42 meses de actividad
Observamos en los resultados que hay poca vocación exportadora o concepción global/internacional de los nuevos negocios. En torno al 75% de estos nuevos negocios, sean iniciales o consolidados no exporta y para alrededor del 17% la exportación supone menos de un 25% de su volumen de negocio. Esto podemos ponerlo en relación con los datos anteriores de tamaño de los nuevos negocios y motivos del emprendimiento y nos encontramos con una mayoría de pequeños negocios que nacen pequeños y se quedan pequeños, no tienen el tamaño suficiente para afrontar proyectos de internacionalización y carecen, o no tienen una suficiente orientación a negocio, sino a autoempleo.
Cuando ponemos estos datos en el contexto internacional, nos situamos sensiblemente por debajo de la media de los países de nuestro entorno (Media EU28):
- Mayor concentración en actividades de servicios y consumo.
- Menor expectativa de crecimiento (la mitad que la medía aproximadamente).
- Menor orientación internacional (75% no exportan frente al 41% de la media EU28).
Conclusión
La cantidad de emprendimiento en España es buena y cada vez más igualitaria en cuanto a género, pero ¿podemos llamarlo realmente emprendimiento? O deberíamos llamarlo más bien “autoempleo”. Los datos reflejan claramente la necesidad de diferenciar entre ambos conceptos. Muy posiblemente si centramos el estudio sólo en los que emprenden por oportunidad y excluimos a los que emprenden por necesidad (autoempleo), los resultados serían muy distintos y encontraríamos un emprendimiento de mayor calidad, con mayor vocación exportadora o global y con expectativas de escalado y crecimiento en lugar de subsistencia, pero eso sí, los resultados en cuanto a cantidad dejarían mucho que desear.
Necesitamos hacer cambios en la base del emprendimiento, en nuestra cultura emprendedora pesa demasiado emprender por necesidad, en negocios demasiado orientados a servicios y consumo y con poca vocación internacional e innovadora. Si para mejorar la productividad como país necesitamos contar con empresas más grandes y con mayor foco en sectores industriales y tecnológicos, los resultados del informe no apuntan a que el emprendimiento, o mejor “autoempleo”, actual contribuya en esta dirección.
Puedes consultar el informe completo aquí.