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Partiendo de la base de que la tecnología es una gran alidada en casi cualquier ámbito de la vida de las personas y organizaciones, el mensaje con el que Lourdes Hernández, nuestra invitada al Club de Desarrollo Personal y Liderazgo de este mes, iniciaba la sesión fue claro: “si queremos tener una relación equilibrada y saludable con la tecnología debemos tener muy presente que esta debe estar a nuestro servicio, y no al revés”.

Ahora bien, ¿por qué existe esa alta dependencia del móvil y otros dispositivos? ¿Por qué las nuevas tecnologías son tan adictivas? ¿Cómo afecta un uso excesivo a nuestro cerebro y capacidad intelectual? ¿Qué podemos hacer para que nuestro uso sea para mejorar nuestra productividad y no para reducirla? ¿Qué técnicas de desintoxicación digital podemos introducir en nuestros hábitos? ¿Sabes que en Silicon Valley existen colegios donde la tecnología es la gran ausente hasta prácticamente la adolescencia? ¿Has oído que los grandes gurús de la tecnología educan a sus hijos sin ella, o con un uso muy pero que muy controlado?

A lo largo del taller, Lourdes fue desgranando las respuestas a estas cuestiones clave, con datos y evidencias científicas, con la finalidad de animar a los presentes a reflexionar sobre cómo afecta su relación actual, y verdadera, del uso que le dan a la tecnología a su vida profesional y personal.

“La dependencia con los smartphones se genera por múltiples factores, destacando su facilidad de acceso – ¿quién no lo lleva siempre encima? – y la satisfacción inmediata que genera su uso: nos acompañan, nos entretienen, nos conectan…”.

Algo similar ocurre con las nuevas tecnologías, aplicaciones y redes sociales: “su refuerzo positivo permanente y la aceptación social son clave para cautivar nuestra constante atención. “Las redes sociales, por ejemplo, están perfectamente diseñadas para generar adicción”, explicaba Lourdes.

Es más: un uso intensivo y continuado de la tecnología tiene efectos negativos en el funcionamiento del cerebro humano y, para demostrarlo, Lourdes compartió con los asistentes un experimento que se llevó a cabo en la Universidad de Chicago hace un par de años en el que se demostró que, incluso apagado, el móvil reduce nuestra capacidad cerebral.

Se está empezando a investigar qué cambios, incluso físicos, se están produciendo en nuestro principal músculo: “algunos estudios apuntan a que la materia gris se reduce si abusamos de la tecnología”.

Y es que no podemos olvidar que “el negocio de las plataformas digitales es nuestra atención, la gran perjudicada en la era actual”. El maestro Gregorio Luri, al que Lourdes hizo referencia, ya destacaba hace unos años en una entrevista que “el nuevo cociente intelectual es la atención, un factor que es además de los más caprichosos”.

En esta línea, algunas cifras para reflexionar:

  • Tras una interrupción (una notificación, una llamada, un nuevo email, etc.) tardamos una media de 23 minutos en poder volver a concentrarnos en lo que estábamos haciendo.
  • Las auto interrupciones son cada vez más frecuentes: cada 3,5 minutos creamos una.

¿El gran reto en la actualidad? Mejorar nuestra capacidad de mantener la atención donde nosotros queremos mantenerla, y no donde las empresas que crean las plataformas y aplicaciones quieren que la tengamos.

Y para demostrar que no es solo cosa de niños o adolescentes, sino que es una cuestión que afecta también a los adultos, pusimos a prueba nuestra atención con un ejercicio que combinaba la respiración y concentración. ¡Todo un desafío que demostró como la atención es una cuestión sobre la que hay que trabajar y esforzarse…!

Beneficios de una relación tecnológica saludable

Todo ello, antes de pasar a conocer los múltiples beneficios de tener una sana relación con la tecnología: más tiempo para hacer otras tareas; ser más productivos por la concentración–“la multitarea no le sienta bien al cerebro”; mejora nuestro autoconocimiento, entre otras ventajas.

Para Lourdes, una clave fundamental es tomar conciencia y ser realistas: “en la mayoría de los casos pensamos que tenemos menos dependencia de la que en realidad existe” cuando los datos demuestran que nuestra tasa de conectividad es cada vez mayor, y nuestra capacidad de atención menor.

¿Te atreverías a un Detox digital? Antes de terminar la sesión, Lourdes nos invitó a poner en marcha alguna técnica de “desintoxicación tecnológica” cuyo objetivo es salir de la zona de confort y “aprender a calmar al cerebro”. Dejar el móvil en casa y salir a pasear; desinstalar nuestra red social favorita del móvil durante un tiempo; proponerse ciertos horarios en los que no tener cerca el teléfono y, para los más interesados en este proceso, pasar 30 días sin el smartphone con el objetivo de tener más tiempo para hacer otras cosas que también nos ofrecen una satisfacción plena.

Como pudimos comprobar tras intercambiar experiencias, perspectivas, y reflexiones, al final, “se trata de estar más presentes, de ser más conscientes de que la adicción a la tecnología existe y que no estamos libre de caer en ella, y que reduciendo su uso nos permite tener más tiempo a para hacer actividades que también nos hacen disfrutar. Limitar el uso que de ella hacemos es una responsabilidad individual, la piedra angular en la era digital en la que, como en todo, en el equilibrio encontramos la virtud.

A continuación, te dejamos un extracto de la entrevista que realizamos a Lourdes Hernández tras el taller ‘Detox Digital’.

Si eres miembro de Blue red o Innova&acción, puedes acceder a este enlace de la Know Box para ver la entrevista completa.

¡Os esperamos el martes 8 de junio con otra propuesta para vuestro desarrollo que pronto os desvelaremos!

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