El último encuentro del Club de Desarrollo Personal y Liderazgo fue muy especial porque contamos con la presencia de Carie Mercier y nos explicó de forma muy detallada cómo conseguir que nuestra imagen personal y presencia ejecutiva proyecte lo que deseamos.
Debemos tener en cuenta que lo que se ve de nosotros, nuestro comportamiento (amable, arisco, cómo actuamos ante la presión y el estrés) y cómo nos comunicamos, incluyendo qué imagen tenemos, porque todo esto habla de nosotros.
Hicimos una reflexión sobre lo que consideramos buen comportamiento y modales ejemplares, como por ejemplo escuchar a la persona que tenemos delante, hablar con amabilidad, aceptar los elogios y darlos, respetar el tiempo de los demás y la distancia, cuidar nuestro cuerpo, evitar según en qué ocasiones las preguntas personales, no hablar mal de las personas, evitar la queja sin sentido… Son pequeños gestos que provocan una buena impresión en nuestro entorno.
Debemos tener en cuenta que la primera impresión es muy importante y que por ello, una buena imagen es fundamental. Pero esto no significa que debamos transformarnos ni disfrazarnos convirtiéndonos en algo que no somos.
La imagen es la figura, la presentación de una cosa, es decir, que por un lado está la cosa, la persona, la organización y por otro lado está la representación mental. La imagen es fruto de la percepción que vamos recibiendo de los sentidos.
Por ello es importante ser conscientes de lo que proyectamos. Con la primera impresión pueden suceder dos efectos que la distorsionan, la primera es el efecto de halo y el segundo es el efecto de corneta.
El efecto de halo es aquel que se produce por aquellas personas que tienen muchas características positivas y el efecto corneta es el que se origina de un elemento negativo introducido en la primera impresión que nos lleva a extraer conclusiones generales también negativas.
¿Cómo definimos presencia ejecutiva?
Es una combinación de confianza, desenvoltura y autenticidad, significa que estamos ante alguien que tiene gravitas (peso) y está formada por tres pilares; comportamiento, comunicación y apariencia.
¿Cuáles son los principios del comportamiento?
– Respeto hacia los demás y a uno mismo
– Responsabilidad de uno mismo
– Autocontrol
¿Qué es el protocolo?
El protocolo supone comportarse de forma correcta en cada situación en la que estemos. Un buen ejemplo sería cómo dar la mano de forma correcta, un gesto sencillo que realizado de forma errónea puede minar nuestra profesionalidad.
Una de las claves para un buen apretón de manos es el contacto visual. primero la vista fijada en tu mano y después en los ojos de la otra persona el tiempo suficiente para saber su color. la segunda clave es el tiempo. ¿Durante cuánto tiempo debemos dar un apretón de manos? El tiempo suficiente son tres segundos.
Otro detalle que demuestra buena educación es aprender a presentarse y a presentar a las demás personas. Cuando presentamos a alguien estamos estableciendo conexiones, no se trata de decir simplemente “Esta es Carmen”, sino de que en la medida de lo posible también digamos el nombre, los apellidos, la empresa, la ocupación y también si tenemos un dato extra que nos pueda ayudar a crear un vínculo.
¿Cómo debemos presentar y presentarnos?
Lo habitual es que una persona joven sea presentada a una persona de mayor edad por el respeto a la edad o al rango. Así, por ejemplo, de forma general, a un cliente se le deben presentar los compañeros de la empresa. A lo largo de la sesión analizamos distintas situaciones.
¿Y los modales en la mesa?
Todos tenemos comidas y cenas de trabajo en las que debemos dejar traslucir nuestra educación y nuestra buena imagen. Sigamos reglas básicas; ser considerado, actuar con naturalidad, comer con delicadeza (no comer con la boca abierta), mantener una postura recta, los cubiertos se usan de fuera hacia dentro… Y un detalle que a veces se nos escapa, el plato para el pan se sitúa a la izquierda, el plato de comida esta en el medio y el agua a la derecha, las copas están situadas en orden decreciente (agua, tinto, blanco, champan y licor). Reglas como la regla BMW pueden ayudarnos con todo esto.
¿Cómo trabajamos nuestra apariencia?
No se trata de ser joven, ni de tener unas medidas perfectas de una súper modelo, sino de sentirse y verse bien, la ropa y los accesorios que elegimos siempre deben estar al servicio de la persona. Los aspectos principales de la apariencia son: cuidado personal y la higiene (las manos y las uñas limpias), no tener mal olores. En cuanto a la apariencia hay varios elementos a trabajar; nos fijamos en el estilo y el color.
El estilo
Es la expresión de la individualidad. En el sistema de los siete estilos universales, se encuentran tres fundamentales, el natural, el elegante y el tradicional. Cada uno de los estilos tiene sus debilidades y fortalezas. Estos se aplican a las personas, organizaciones y eventos.
- Estilo natural: la persona que es natural aprecia por encima de todo estar libre, el dinamismo, es una persona entusiasta, sencilla. El riesgo de este tipo de estilo es dar una imagen descuidada.
- Estilo tradicional: preserva la tradición, lo que siempre se hacía. Cuidar lo práctico. Proyecta una imagen conservadora, de lealtad y de fidelidad, el mensaje que trasmite es que es una persona de confianza, organizada, constante. Este estilo genera respeto y credibilidad, el riesgo es que pueda proyectarse una imagen de estirado y de anticuado.
- Estilo elegante: proyecta una imagen de refinamiento, de alto estatus, de selecto y de alta calidad, el mensaje que transmite es el de éxito y seguridad en sí mismo, de serenidad, y también de cierta reserva. El riesgo es parecer ostentoso.
El color
Es importante llevar colores que nos gusten, los colores más serios son los tonos más oscuros, estos también estilizan, los colores cálidos dan una sensación en general de alegría, dependiendo de lo queramos proyectar elegiremos unos colores u otros.
Los colores neutros son recomendables para el ámbito profesional. Pero, en cualquier caso, la clave son las armonías personales. Durante la sesión se explicó con detalle y con ejemplos como el hecho de que a aquellas personas con una armonía fría, le quedan bien los colores que tienen matiz azulado o plateado. Se puede aprender a utilizar colores que no te quedan bien combinándolos con colores que sí que te sientan bien y usándolos en partes de abajo, por ejemplo, más lejos de la piel. Otro elemento importante en el color es el contraste. Un color que siempre nos quedará bien es el color de nuestros ojos. La gente que es de piel oscura y ojos oscuros son gente de gran contraste, necesitan color.
En definitiva, estamos seguros de que en función del objetivo a proyectar deben cuidarse todos los detalles. de esta forma, complementaremos nuestra profesionalidad con nuestra imagen.