Vivimos en un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) en el que las empresas se rigen más que nunca por el lema “renovarse o morir”. Las nuevas tecnologías y su rápido desarrollo, así como la globalización, no hacen más que acelerar los ritmos y hacer que nuestras empresas vivan intensos procesos de cambio y reinvención. Y precisamente en estos procesos de transformación empresarial, una de las grandes olvidadas suele ser la comunicación interna. Y, si de normal, esta es clave para “ir todos a una” y que la empresa sea percibida como una entidad con unos determinados valores e identidad corporativa, con una cultura de empresa, es aún más crítica cuando nos enfrentamos a grandes cambios.
¿Por qué es tan importante la comunicación interna en un proceso de transformación empresarial? Porque de forma innata el ser humano tiende a ofrecer una cierta resistencia al cambio. A todos nos cuesta salir de nuestra zona de confort. Estamos acostumbrados a una determinada forma de proceder, incluso de pensar. Y los cambios, nos generan dudas e incomodidad. Reconozcámoslo, no nos gusta la incertidumbre, nos genera rechazo y ansiedad.
Por tanto, podemos decir que llevar a cabo una correcta comunicación interna es fundamental para gestionar con éxito los cambios. No olvidemos que el equipo, los profesionales que desempeñan su labor día a día en la organización, van a ser, al fin y al cabo, los principales actores del proceso. Y para minimizar sus reticencias y objeciones, deben conocer el proceso que se está llevando a cabo, sus porqués y cuáles son sus implicaciones e incluso deberían poder ser partícipes y aportar su visión. Solo así lograremos que interioricen los cambios y que estén comprometidos con ellos. Además evitaremos la rumorología y que se abran “canales alternativos” y no oficiales de información.
Los seres humanos somos reticentes al cambio por naturaleza. La incertidumbre nos genera ansiedad e incomodidad
Nuestro objetivo, en definitiva, debe ser que el equipo perciba cuáles son las ventajas del cambio, saber cuál es la aportación que de ellos esperamos a lo largo del proceso y alinearlos con los objetivos de la empresa.
En definitiva, la comunicación interna será nuestra aliada perfecta para propiciar en nuestra organización un clima favorable al cambio.
¿Qué estrategias de comunicación interna podemos seguir?
Elabora una hoja de ruta
En el diseño del plan de comunicación interna deberás incluir aspectos como: qué canales vas a utilizar, qué información vas a ofrecer y a quién, en qué fases del proceso vas realizar cada acción, en qué medida vas a involucrar a los distintos actores, etc.
En este momento del proceso debemos tener en mente que el objetivo fundamental es anticiparse a las dudas que puedan surgir. La claridad y la transparencia, así como la empatía son claves para trazar nuestro plan interno de comunicación.
Abre canales de escucha y feedback
La comunicación interna no va solo de informar y transmitir los planes de la compañía, la escucha es también muy importante. Si queremos que nuestro equipo esté comprometido y sienta como propia la cultura de la impresa, tenemos que involucrarle. En un proceso de cambio es importante que todo el mundo se sienta, en mayor o menor grado, protagonista y que existan unas vías y procedimientos establecidos, y conocidos por todos.
La idea es que todos se sientan protagonistas del cambio y tengan claras las vías en las que pueden participar y dar su opinión o manifestar sus dudas e incomodidad. Además, no debemos perder de vista que comunicar no es solo informar, hay que cerciorarse de que la información transmitida se entiende y se asimila.
Encuentra y moviliza a tus agentes del cambio
Hay personas que por sus cualidades innatas o su posición dentro de la empresa ejercen, o pueden ejercer, de líderes o “influencers”. Tenerlos identificados y dotarlos de las herramientas y los conocimientos necesarios para liderar el cambio puede ayudarnos mucho en nuestro proceso de transformación.
Comunicación simple y, si es posible, cara a cara
A la hora de comunicar procesos complejos nuestro mensaje debe ser lo más claro y sencillo posible. Y, por supuesto, también sincero. No debemos obviar de nuestro mensaje las dificultades, porque todo cambio las tiene. Además, siempre que sea posible, lo mejor es realizar las comunicaciones cara a cara, o dar la opción de resolver dudas de forma personalizada. De esta forma, ganaremos en credibilidad y confianza. Por otro lado, nuestro mensaje debe ser convincente y trasladar determinación e ilusión.
Finalmente, analiza y mide su impacto
Al igual que hacemos con nuestra comunicación externa y nuestros planes de marketing, es importante medir los resultados de nuestra comunicación interna para evaluar nuestra estrategia y mejorarla de cara al futuro. Establecer métricas y formas de evaluación que aporten valor real a la compañía debe ser una de nuestras prioridades.