En 2014 publicábamos en Polivalencia un exhaustivo artículo sobre la figura del controller y la importancia del control de gestión en las empresas. Ya entonces apuntábamos que, pese a que se trata de un perfil profesional generalmente asociado a los departamentos financieros y a las grandes empresas, su utilidad en cualquier tipo de proyecto y tamaño de empresa es cada vez más patente.
ADECCO constataba que en 2016 fue uno de los perfiles profesionales más demandados por las empresas españolas. Y en 2018, Ranstad incluía la figura del controller entre los profesionales más codiciados. De hecho, hay quien atribuye el alto porcentaje de fracaso de las pymes y emprendimientos unipersonales (alrededor de un 80% cierra en los primeros 5 años) a la falta de planificación y de una correcta gestión de indicadores (y de si estos se desvían de los objetivos planteados) así como de la ausencia de procesos de mejora continua en base a esos indicadores.
El problema es que en muchas pequeñas empresas estas desviaciones se van observando de forma intuitiva y sin un análisis sistematizado y periódico por lo que no se pueden corregir a tiempo.
Muchas pymes fracasan porque no cuentan con una correcta planificación estratégica ni una adecuada gestión de indicadores que les ayuden a establecer procesos de mejora continua en sus empresas
Todos estos problemas se podrían solucionar, o al menos, mejorar, con la implantación de un correcto sistema de control de gestión. Y es que la gestión de control abarca mucho más allá de la contabilidad de una empresa puesto que integra la definición y formulación de estrategias y objetivos, el desarrollo de planes de acción asociados a los presupuestos, el análisis de desviaciones, la medición de resultados, el correcto aprovechamiento de los recursos, y la propuesta de ideas de mejora del sistema.
En definitiva, podemos decir que un controller trabaja en tres áreas fundamentales de una empresa, o de un proyecto.
- La estrategia. Saber hacia dónde nos queremos dirigir y dónde estamos actualmente es fundamental. Debemos definir nuestros objetivos. Y esta estrategia debe plasmarse en unos presupuestos siempre ligados a un plan de acción.
- Las finanzas. Maximizar los resultados a medio y largo plazo de la empresa debe ser su principal cometido. Minimizar el riesgo de las inversiones mediante un análisis de rentabilidad de las mismas. Optimizar los flujos de dinero.
- El aprovechamiento de los recursos existentes. Optimizar los recursos propios y ajenos es otra labor fundamental del controller. Cuantificar y optimizar los recursos que cada área de un proyecto consume.
El trabajo en estas tres áreas repercutirá en una mejor toma de decisiones y, para ello, es clave que se establezca un buen sistema de información. Si esto es así, el controller podrá estar mucho más centrado en la gestión y menos en el control porque este se realizará de forma mucho más automática.
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