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Valencia ha acogido esta semana el EmTech España, conferencia de referencia en tecnologías emergentes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

MIT-technology-review

En este marco, se celebró la mesa redonda “El impacto de las nuevas tecnologías en las metrópolis” en la que participaron Carlo Ratti, director del grupo Senseable City Lab del MIT; Kent Larson, director del grupo Changing Places del MIT Media Lab y Juan José Martínez, director del grupo LISITT de la Universidad de Valencia.

Kent Larson inició su exposición haciendo una retrospectiva sobre las ciudades. En sus orígenes, el tamaño de las ciudades estaba limitado “a la distancia a la que los seres humanos podíamos transportar agua”.  “Hasta la industrialización todos los servicios que un ciudadano podía necesitar estaban accesibles a pie. Fue entonces cuando se empezaron a crear zonas industriales anexas a las ciudades, en las que no se vivía, sino que sólo se trabajaba. Esta especialización, esta división del espacio por funciones, hoy en día es muy evidente en las grandes ciudades, sobre todo en las asiáticas. Hay zonas industriales, zonas residenciales, zonas de ocio, zonas comerciales y de compras… A consecuencia de esta especialización surgen importantes problemas como la congestión urbana, la polución, grandes atascos, creación de guetos…”, explicó Kent Larson.

Micro-ciudades dentro de las ciudades

Hoy en día más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y cada vez son más frecuentes las megalópolis con una gran densidad de población. “La densidad poblacional trae problemas como los que hemos visto u otros como tasas más altas de criminalidad o consumo de drogas pero también tiene cosas buenas. En las grandes ciudades es donde hay personas más capacitadas, hay más arte y cultura, más empresas, más innovación…”, argumentaba Larson.

Para solucionar esta situación, Larson y su equipo del Chanching Places del MIT, proponen convertir las ciudades en un conjunto de “microcidudades” en las que “se pueda concentrar el 80% de lo que el 80% de las personas necesitan a 10 minutos andando”. Por otro lado, Larson hizo hincapié en la importancia de poder trasladar las necesidades reales de los ciudadanos a quienes toman las decisiones. Su equipo, haciendo uso de piezas de Lego, ha estado construyendo maquetas de ciudades reales. Intercambian las piezas para ver cuál es la distribución más óptima. Además los colores les sirven para hacer visibles los usos que los ciudadanos dan a cada elemento. De esta forma, visual y dinámica, pueden trasladar a los dirigentes sus ideas y demostrarles que con una mejor distribución sus ciudades serían más eficientes. “Ahora con la tecnología 3D podemos hacer estas maquetas más interactivas e integrarles datos de todo tipo que ayuden a los de arriba a tomar decisiones sobre la morfología de las ciudades”.

city-in-legoEl big data en las ciudades

Por su parte, Carlo Ratti compartió su experiencia como líder de un equipo dedicado a investigar la capacidad creciente de las metrópolis de captar lo que en ellas sucede. En 2006, por ejemplo, recogieron a través de la red de telefonía móvil, los movimientos de las personas que se encontraban en Roma durante la celebración de la victoria de Italia en la Copa del Mundo de 2006. Otro proyecto en el que han trabajado es TrackTrash. Durante meses estuvieron etiquetando distintos tipos de residuos urbanos (tecnológicos, papel, plástico, orgánico…) y observaron sus desplazamientos y destinos finales. Ratti reconocía que el reto ahora es transformar todos esos datos “en informaciones que puedan usarse en el diseño de mejores ciudades y en mejorar la interacción de los ciudadanos con los elementos que las componen”. En esta línea, Ratti contó la experiencia de HubCar, un proyecto en el que las personas obtienen a través de una aplicación móvil información sobre las trayectorias de los taxis que otras personas han cogido en su área, lo que les permite compartir taxi y optimizar el uso de una infraestructura ya existente.

Interrogado sobre si creía que los ciudadanos estarían de acuerdo en que se capturasen y tratasen tantos datos suyos, Ratti confesó que “yo creo que todos deberíamos estar encantados. La información nuestra que se recoja se va a analizar para facilitarnos la vida. Aunque es cierto que se tiene que articular un sistema transparente y garantizar que esos datos no van a ser explotados con otros fines”.

Vehículos privados y movilidad urbana

Juan José Martínez, director del grupo LISITT de la Universidad de Valencia, instó a los asistentes a imaginar una ciudad futura “más limpia y menos congestionada” y en la que se haga “un uso más racional del vehículo privado”. También ha anticipado que en ella predominarán los “vehículos eléctricos, funcionales y compactos, con sistemas de asistencia integrados en el parabrisas, y que circulen por rutas óptimas predefinidas y se comuniquen con los peatones”.

Otras de las novedades avanzadas por este experto en lo que se refiere a la gestión del tráfico ha sido la desaparición de semáforos y otras señales estáticas de las calles. “Una señalización dinámica permitirá la modificación de las limitaciones de velocidad y direcciones de las calles en función de la demanda y de las condiciones reales del tráfico”, ha indicado Martínez. De hecho, en opinión de este experto, tampoco encontraremos en las calles cámaras de tráfico, radares o estaciones que midan la contaminación porque toda esta información la captarán los propios vehículos. “Utilizarlos como elementos de medida resultará más barato que mantener el equipamiento fijo, y además, permitía tener una cobertura mayor, ya que instalar elementos de medida en cada calle es económicamente inviable”.

La tecnología debe hacerse más social

Algo en lo que estuvieron de acuerdo los tres expertos fue en que actualmente estamos en la fase “tecnológica” del proceso de cambio de las ciudades. “Estamos ahora desarrollando las tecnologías que nos permitirán hacer todo lo dicho anteriormente posible. Pero para que realmente la tecnología sea útil a los ciudadanos y las ciudades se deben incorporar otras visiones a estos desarrollos: arquitectos, sociólogos, antropólogos… Es necesario que en la definición de las ciudades del futuro se haga desde un enfoque multidisciplinar”.

Algunas ideas futuristas (que no están tan lejos)

  • Nuestros coches nos identificarán y comprobarán nuestros patrones de movilidad y nuestro estado físico antes de dejarnos o no conducirlos. Incluso podrán tomar el control del vehículo si detectan algún problema.
  • Pagaremos por usar nuestros coches privados. El precio variará según la ruta, el modelo, el tipo de vía que vayamos a usar…
  • Tendremos sensores en nuestras casas que adaptarán las condiciones de luz y temperatura al uso que estemos dando en ese momento a cada estancia.
  • En entornos controlados, como campus univesitarios o grandes museos, habrá pequeños drones o robots a los que podrás llamar por el móvil, que te geolocalizarán y te guiarán hasta el destino que tú les indicas.