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cuida-tu-lenguaje-y-viviras-mas-y-mejor-happy-dogSeguro que conoces a alguien que cuando no se está quejando es porque está criticando algo o a alguien, no importa qué. O tienes o has tenido a algún compañero o jefe para el que todo está mal o para el que aunque algo haya salido bien siempre hay mil peros.

La forma en la que hablamos (la cantidad de palabras positivas o negativas que emitimos, nuestras quejas, nuestras alabanzas, nuestras muestras de gratitud, nuestros reproches…) afecta la percepción que los demás tienen sobre nosotros y tiene el potencial de incidir en nuestro comportamiento y nuestro estado de ánimo. ¿A quién le gusta estar cerca de un “aguafiestas”? ¿A que si no dejas de repetir lo cansado y estresado que estás acabas más agobiado y con menos ganas aún de hacer nada?

Recientes estudios de campos como la neurociencia o las teorías del lenguaje positivo han demostrado que la influencia del lenguaje en nuestras vidas no acaba ahí. No sólo afecta nuestra forma de vivir, sentir o afrontar la vida sino que también afecta nuestra salud y nuestra longevidad.

En esta charla de TED, Luis Castellanos, coautor del libro La ciencia del lenguaje positivo, explica, a través de varios estudios y experimentos, la relación entre la salud y la esperanza de vida de una persona en función de si ésta es o no positiva a la hora de expresarse.

En busca de la felicidad

¿Crees que tu lenguaje es positivo? ¿Eres consciente de la cantidad de veces que te quejas al día? ¿Tienes alguna muletilla con la que te estás dañando a ti mismo o a tu entorno? Muchas veces no somos conscientes de la negatividad que transmitimos con nuestras palabras. La ciencia, en este sentido, puede ayudarnos. Hoy en día las herramientas informáticas de análisis de texto nos permiten estudiar nuestro lenguaje cotidiano e iniciar una nueva era en el estudio psicológico del idioma. La empresa El Jardín de Junio ha creado el primer sistema automatizado de Análisis de Sentimiento en castellano. Su objetivo es extraer la opinión y actitud del hablante respecto a un tema y valorar de forma automática si esa opinión es positiva o negativa. Gracias a análisis de este tipo, los castellanoparlantes podemos decir que partimos con ventaja, pues nuestro idioma es, de entre los 10 más hablados del planeta, el que tiene un mayor sesgo positivo en su vocabulario.

Pero no hace falta recurrir a la ciencia ni a análisis complejos como este para darnos cuenta de que si nos quejamos menos vivimos mejor. Dos amigos decidieron hacer una prueba: intentar pasar todo el mes de febrero sin quejarse e invitaron a todo aquel que quisiera a unirse a su reto. Los resultados puedes verlos aquí.

Quiero mejorar a través de mi lenguaje, ¿cómo empiezo?

Vale. Quiero ser más feliz, tener una vida más saludable y productiva. Pero, ¿cómo empiezo? El primer paso, que es el darse cuenta del poder de nuestro lenguaje, ya lo hemos dado. Ahora solo debemos entrenarnos para de forma consciente ir desterrando de nuestro vocabulario aquellas palabras que nos perjudican e ir adoptando hábitos lingüísticos más positivos.

Bernard Roth, director académico del Instituto de Diseño Hasso Plattner de Stanford, centro de referencia en el llamado Design Thinking, en su libro The Achievement Habit, sugiere una serie de cambios lingüísticos que nos ayudarán a tener más éxito en nuestras vidas, tanto a nivel personal como profesional. Los dos que exponemos a continuación son los más sencillos:

  • Sustituir “pero” por “y”. Cuántas veces hemos dicho frases del estilo “quiero ir a la playa o al cine o a un concierto o a una charla pero tengo que trabajar o estudiar o planchar o recoger la casa”. Y, ¿qué pasa en nuestro cerebro si en esa misma frase sustituimos el “pero” por un “y”? Quiero ir a la playa y tengo que estudiar. Cuando utilizamos la palabra “pero” estamos generando un conflicto, una contraposición, estamos dando por sentado que una cosa imposibilita la otra. Sin embargo si utilizamos la palabra “y” nos estamos diciendo a nosotros mismos que hay dos cosas a hacer y que es posible hacerlas, solo que tenemos que encontrar la forma de hacerlas. A lo mejor ese día podemos comer en media hora en lugar de en una hora y así poder llegar a tiempo a ver la película que queremos.
  • Sustituir “tengo que hacer” por “quiero hacer”. Este ejercicio lo que nos viene a demostrar es que las cosas que hacemos en nuestra vida, incluso las que no nos apetece hacer, las hacemos porque así lo hemos elegido. Puede que un día no nos apetezca acabar un informe y sintamos que lo “tenemos” que hacer por obligación, pero el beneficio de hacerlo (el tener un trabajo, poder mantenernos a nosotros y a nuestra familia, etc.) es mayor que el tedio que nos produce redactarlo. Por tanto, sí que queremos hacer ese informe, nosotros elegimos hacer ese informe.

think-positive¿Te han sabido a poco estos consejos? Aquí os dejamos 10 más. En este caso extraídos del blog de la coach Bibiana Villa.

  1. Elogia. Fíjate en lo que te gusta y en lo que hacen bien aquellos que te rodean y házselo saber.
  2. Respeta. No siempre podemos estar de acuerdo en todo pero eso no es excusa para menospreciar las ideas y propuestas de los demás. Valóralas y acéptalas. Un ejercicio muy sano es ponerse en el lugar del otro y ver cuál es la intencionalidad de aquello que hace y dice.
  3. Enriquece. Tu discurso debe sumar y no restar. Para ello palabras como “solución, reto, suma, crece, aprendizaje, proactividad, posibilidad, crecer, construir, genial, excepcional…” deben formar parte de nuestro vocabulario. Quítale importancia a los errores y enfócate en las soluciones y los aprendizajes.
  4. Responsabilízate. Evita las quejas hacia otros, la culpabilidad y el victimismo. Trata de formar parte de la solución y no del problema.
  5. Evita la mediocridad. No insultes, no critiques, los términos ofensivos solo crean barreras y malestar. Trata de desterrar de tu vocabulario palabras como fracaso, problema, lucha, amenaza, destruir, queja.
  6. Toma conciencia de tus coletillas y muletillas. ¿Te has fijado que hay gente que su primera respuesta es no aunque quiera decir que sí?
  7. Haz preguntas en lugar de ordenar. En lugar de “tienes que hacer esto” podemos decir “¿qué te parece si ahora hacemos..?”
  8. Formula en positivo. Una frase tan común como “y no te olvides de” incita a la desconfianza y en este caso al olvido.
  9. Prioriza los estados de ánimo que quieres sentir. Puedes influir en tu estado de ánimo a través del lenguaje. Si estás continuamente diciendo que te encuentras mal seguro que acabarás encontrándote peor. Una reflexión: ¿qué es lo que habitualmente respondes cuándo te preguntan cómo estás? Eres de los que responde “tirando” o de los que dicen que va “bien”.
  10. Sé curioso. Escucha a los demás de forma activa y demuéstrales que les estás prestando atención. Frases como “cómo tu bien dices” o “cómo sé que te gusta”, te ayudarán.

Una frase tan común como “y no te olvides de” incita a la desconfianza y en este caso al olvido

Bonus track. La página Mi empresa es saludable ha recopilado una serie de frases que debemos desterrar de nuestra oficina si queremos que en ella fluya un lenguaje positivo que ayude al crecimiento personal y profesional de los nuestros. ¿Alguna de ellas te suena? ¿Añadirías alguna otra a la lista?

  • Es lo que dicen las estadísticas.
  • Voy a buscar sobre el tema y verás que tengo razón.
  • … y si estáis un poco al día
  • En toda mi vida…
  • ¿Cómo estás? Estoy muy liado.
  • Esta empresa es muy complicada.
  • Es política de empresa.
  • Y es que es así (para acabar una frase).
  • No hace falta que te diga que…
  • ¿De verdad que no lo sabías?
  • Esto no es una ONG.
  • Tienes que entender que la empresa…
  • Como digo yo…
  • Y si no lo sabías… te lo digo ahora.

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