No es nada nuevo que el primer paso para buscar empleo debe ser la autoevaluación. Se trata de un autoanálisis inicial en el que el candidato debe evaluar sus capacidades, cualidades, aptitudes, experiencia, motivaciones e intereses para enfrentarlos con el mercado de trabajo actual y tomar las decisiones más acertadas que le permitan encontrar un empleo ajustado a sus características, necesidades y vocaciones.
En muchas ocasiones la precipitación y la ansiedad por encontrar un nuevo empleo hacen que este paso inicial, pero fundamental, se pase por alto o no se realice de una manera adecuada. Esto provoca que muchos candidatos inicien la búsqueda de empleo “a ciegas” inscribiéndose a troche y moche en ofertas de empleo para las que o no están realmente preparados o no son verdaderamente interesantes para sus expectativas.
Proceso de autoevaluación
Este proceso de autoevaluación consiste en detenerse y analizar qué es lo que cada uno aporta en cuanto a:
Capacidades: aquello que sabe hacer y se le da bien. Definidas normalmente por verbos de acción (calcular, diseñar, proyectar, reportar, comunicar, analizar…).
Cualidades: aspectos de su personalidad que destacan por su presencia o ausencia. Definidas por adjetivos que describen nuestra manera de actuar frente a situaciones (empático, dinámico, extrovertido, persuasivo, paciente, reflexivo, …).
Intereses: aquello que nos gusta hacer, disfrutamos con su ejecución y nos satisface. Se trata de lo que nos motiva y atrae de una forma natural sin esperar recompensas o evitar castigos.
Para este proceso de autoevaluación podemos, además, solicitar apoyo externo de aquellas personas que nos conocen bien, antiguos compañeros de trabajo, amigos o familiares. Muchas veces el exceso de humildad que a todos nos inculcan puede hacer que no reconozcamos capacidades y cualidades que deberíamos tener en cuenta. Este análisis será mucho más completo si recurrimos a personas cercanas, que pueden descubrirnos nuevas capacidades y cualidades. También podemos apoyarnos en herramientas online como el orientador de empleo de Gijón o la herramienta de autoanálisis de Educastur.
A partir de aquí aunaremos capacidades, cualidades e intereses y definiremos los puestos que nos interesan, escribiendo su denominación, describiendo las actividades que desempeñaríamos en relación con nuestras capacidades y las cualidades que harán que tengamos un desempeño sobresaliente. Todo esto teniendo en cuenta qué objetivos y qué retos en nuestro desarrollo profesional nos gustaría plantearnos en el siguiente trabajo.
A esta información personal, le sumaremos los conocimientos y experiencias adquiridos en nuestra formación (reglada o no) y trabajos anteriores, incluyendo competencias en dominio de idiomas y también de herramientas informáticas. Con todo ello generamos una suerte de catálogo con nuestras capacidades, cualidades, intereses, experiencias, conocimientos y competencias.
Ventajas del autoconocimiento
Con esta información bien trabajada, estaremos en condiciones de:
- Analizar el mercado con doble visión crítica. Primero identificando si las ofertas nos interesan realmente, lo cual es un ahorro de tiempo respondiendo únicamente a las que verdaderamente nos atraen y a las que con probabilidad responderíamos un sí, en caso de ser seleccionados. Segundo, comparándonos de manera realista y consciente con el perfil que busca la empresa y determinando fortalezas y puntos débiles de nuestra candidatura con respeto al puesto.
- Tener claras nuestras fortalezas nos ayudará a decidir qué destacar en la carta de presentación, el currículum y, en su caso, la entrevista.
- Los puntos débiles nos revelarán aspectos de mejora que pueden ser clave para que nos tengan en cuenta en este tipo de ofertas, sobre todo si percibimos que se repiten oferta tras oferta. Si se trata de un requisito básico, nos permitirá identificar qué formación o experiencias deberían completar nuestro perfil, por ejemplo, conseguir un auténtico nivel alto de inglés.
- Este autoanálisis nos permitirá responder con convicción y de forma natural a preguntas de la entrevista que no tienen una repuesta clara, como son: ¿por qué le interesa este puesto de trabajo? ¿Qué le atrae de nuestra empresa? ¿por qué deberíamos seleccionarle a usted? ¿cuáles son sus mejores cualidades/capacidades? ¿y sus defectos/puntos débiles?
En definitiva realizar un buen autoanálisis supone centrar nuestro objetivo profesional de manera realista y compararnos con el mercado, acertando en el tipo de ofertas en las que encajamos y tenemos posibilidades y no perdiendo el tiempo en otras. Nos ayuda definir aquello en lo que tenemos que invertir para mejorar: ¿me están pidiendo más nivel de inglés? ¿tengo que hacer un máster?… Además de permitirnos defender nuestra candidatura poniendo el acento en aquello que tenemos y que a la empresa le interesa, diferenciándonos del resto de candidatos en positivo.