Joaquín del Río es licenciado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la UPV. Actualmente ocupa el puesto de Director de Calidad, I+D+i y Medio Ambiente del Grupo Dulcesol, empresa que en los últimos 5 años ha destinado un presupuesto a la I+D+i de 10 millones de euros. En esta entrevista nos cuenta cómo el grupo está innovando en un sector tan tradicional como el de la bollería y la panadería industrial.
¿Cuál es tu labor dentro del grupo Dulcesol?
Ocupo el puesto de Director de Calidad, I+D+i y Medio Ambiente, por lo que coordino las actividades del grupo en estos campos y gestiono los proyectos de trabajo que generamos en dichas actividades dentro de la empresa.
¿Qué papel juega la I+D+i en vuestra empresa? ¿Cómo se integra la innovación en los distintos departamentos del grupo?
En los últimos 5 años, la I+D+i ha pasado de ser una actividad extraordinaria para el grupo a convertirse en una necesidad que nos exigimos y que incluso monitorizamos para hacerle seguimiento con varios indicadores. Nos hemos marcado objetivos muy ambiciosos y, fruto de ello, hoy día los productos nuevos que lanzamos al mercado ocupan el 15% de nuestra facturación global. Además, hemos abordado nuevas gamas, como las cremas de cacao y los tarritos de alimentación infantil, con las que diversificamos nuestro negocio y ofrecemos un servicio más amplio al cliente. Por otra parte, en ese mismo periodo de tiempo, hemos gestionado numerosos proyectos de I+D+i , con un presupuesto global de más de 10 millones de euros y eso es un síntoma de que la actividad que estamos realizando es muy intensa.
En lo que se refiere a innovación, este concepto lo hemos implementado en toda la estructura de la empresa, cambiando profundamente el organigrama hasta conseguir una estructura ágil y dinámica que nos permite adaptarnos a los cambios del mercado. Gestionar proyectos mediante grupos de trabajo y sistemas de mejora continua son hitos que hemos conseguido consolidar en nuestra cultura de empresa.
¿Qué complejidad reviste innovar en un sector maduro como es el de la alimentación?
El sector de la alimentación está maduro y mucho más el de la bollería y panadería industrial en España, que tiene una cultura tradicional muy arraigada. Sin embargo, si algo tiene el desarrollo tecnológico y la globalización es que conllevan a un cambio social de crecimiento exponencial. El consumidor está cada vez más informado, más preocupado por su salud y más abierto a degustar sabores y texturas de otras culturas. La complejidad radica en saber discriminar las tendencias que vienen para quedarse de las pasajeras y reaccionar con rapidez y acierto para satisfacer esa nueva necesidad.
¿Qué opina de los alimentos funcionales, aquellos que pueden aportar algún beneficio para la salud más allá del meramente nutricional? ¿Estáis trabajando en esta línea?
Los alimentos funcionales forman parte de una de las tendencias que se han acabado implantando en nuestra cultura de consumo. No en vano, cada vez son más los productos funcionales que ocupan espacio en los lineales y son los propios clientes los que nos solicitan productos con un perfil nutricional cada vez más equilibrado y que incluso aporten algún beneficio para la salud. Esta es la línea en la que más estamos apostando en los últimos años, ya que trabajamos intensamente en ofrecer productos cada vez mejores desde el punto de vista nutricional y con valor añadido.
¿Qué nuevos productos o líneas de negocio se han lanzado a raíz de esta apuesta por la investigación y el I+D+i?
De todas las aplicaciones que podríamos destacar de la aportación del I+D+i a la empresa, quizá las más relevantes y claras sean la automatización de empaquetado de productos mediante robótica, en la que mantenemos una colaboración muy intensa con el Instituto AI2, de la UPV., la creación de una línea propia de fabricación de productos de alimentación infantil, la eliminación de las grasas hidrogenadas de nuestros productos y, quizá el proyecto más ambicioso que tenemos en curso en los últimos meses es el de la producción de microalgas para su empleo en productos de panadería y bollería, con el que esperamos desarrollar un catálogo de productos funcionales muy completo.
¿También destacáis a nivel de estrategia logística? ¿Qué tiene Dulcesol de innovador en este campo?
Como en muchos otros campos, la adaptación de la organización a las necesidades del cliente es la principal consigna de nuestra red logística. Para ello hemos tenido que ampliar nuestros almacenes, adaptar nuestra estructura e instalar un sistema de picking automático en nuestros centros productivos y optimizar continuamente las rutas logísticas para conseguir la mayor eficiencia posible. Todo esto nos hace posible gestionar el envío de un palet de varias referencias y hacerlo llegar a destino en menos de 24h, desde la recepción del pedido, en cualquier punto de la Península.
Recientemente también habéis renovado vuestra imagen de marca tratando de acercarla a los consumidores más jóvenes, ¿qué puedes contarnos de esta estrategia?
Hasta hace muy poco, la insignia del Grupo Dulcesol había sido la de ofrecer el mejor producto, al mejor precio. Nos hemos dado cuenta en los últimos años, que no sólo hay que ofrecer un buen producto, sino que además, tiene que parecerlo. Es por eso que hemos reinventado nuestra imagen, hemos adaptado cada categoría de producto al sector de consumidor al que va destinado y todo esto, además, lo hacemos en una dinámica de continuo cambio, lo que nos proporciona mucha frescura en el catálogo de productos y en los lineales de los centros de consumo.
Además habéis hecho una apuesta decidida por las redes sociales, ¿qué os están aportando las nuevas tecnologías?
Nos están aportando una repercusión que nunca antes habíamos tenido. Nos mantenemos muy activos en Facebook, Twitter y Pinterest. Sólo en Facebook contamos con casi 600.000 seguidores, que son conscientes de todas nuestras actualizaciones, comentarios y nuevos productos en tiempo real. Por otra parte, nosotros también nos nutrimos de las opiniones y aportaciones de nuestros consumidores, a través de las redes sociales. Con ello, hemos conseguido establecer un diálogo en dos direcciones con el cliente final que nos enriquece enormemente.
¿Qué retos de futuro os planteáis a corto y medio plazo?
Por supuesto, continuar con el crecimiento en la categoría básica, es decir, la panadería y bollería, pero también abordar nuevas gamas que nos aporten crecimiento sin canibalizar el de la gama principal. Por otra parte, la internacionalización de la empresa la consideramos estratégica para los próximos años y por ello estamos a las puertas de inaugurar un nuevo centro productivo en Argelia, que tendrá lugar antes de 2015.
¿Cuáles consideras que son las claves para que el grupo haya crecido más de un 10% en 2013 a pesar de la crisis?
La gran capacidad de adaptación que esta empresa posee es, sin duda, la clave del éxito de los últimos años.
Y a título individual, ¿qué objetivos personales y profesionales te planteas?
Mis objetivos personales y profesionales no han cambiado desde que me incorporé al mercado laboral, seguir teniendo ilusión por lo que hago y mantener el deseo de mejorar cada día.
¿Qué te aporta pertenecer a la Asociación de Antiguos Alumnos de la UPV? ¿Qué significa para ti?
La Asociación de Antiguos Alumnos me parece una plataforma fundamental para conectar el sector empresarial con el de los titulados universitarios, y creo que supone una oportunidad de enriquecimiento para ambas partes. Además mi experiencia personal fue muy fructífera con esta asociación, ya que gracias a ella pude realizar mis primeros proyectos de I+D a través de sus ofertas, con lo que mantengo una imagen muy positiva de su actividad.