Mari Carmen Bañuls es doctora en Física Teórica. Actualmente trabaja en el prestigioso Instituto Max Planck de Óptica Cuántica de Múnich. En esta entrevista nos cuenta su visión sobre el mundo de la investigación y cuál es la labor que desempeña como investigadora.
Estudiaste física en la Universitat de Valencia y luego hiciste dos doctorados, uno en física teórica (UV) y otro en informática en la UPV, ¿desde siempre quisiste dedicarte a la investigación?
Efectivamente tengo dos doctorados pero no los hice seguidos. Cuando empecé a estudiar no pensaba en dedicarme a la investigación. Sin embargo, conforme fui avanzando en mis estudios y tocando temas más complejos y ambiciosos, sentía más y más curiosidad y no quería dejar de estudiar. Así que cuando acabé la carrera de Física hice el doctorado en Física Teórica.
Y, a pesar de que el mundo teórico y la investigación me gustaban, cuando lo acabé, me apetecía probar algo más práctico, más aplicado. Me surgió la oportunidad de incorporarme al Instituto Tecnológico de Informática (ITI) en la UPV, concretamente en el grupo de sistemas distribuidos, y acepté. Era un campo nuevo y desconocido para mí, pero me pareció interesante. Sin embargo, para poder hacer bien mi trabajo, tuve que formarme y hacer algunos cursos del doctorado en informática y, como me gustó, acabé por hacerlo completo.
¿Cuál era tu labor en el ITI?
Dentro del campo de los sistemas distribuidos estuve trabajando en el desarrollo de protocolos para los llamados monitores de pertenencia. En computación, dentro de un sistema distribuido en el que varios ordenadores trabajan en red, debe quedar muy clara información como qué usuarios tienen permiso para una cosa u otra, quién está conectado en cada momento, etc. Mi labor era crear los protocolos para que esa información fluyera y fuera fiable.
Sin embargo, nunca dejaste tu faceta investigadora…
Desde que hice mi primer doctorado sentía curiosidad por la información cuántica que es una aplicación de la mecánica cuántica en temas de procesado de información. En la Universitat de Valencia había coincidido con Armando Pérez y Pedro Ruiz, interesados también otra gente interesada en este tema y decidimos formar un pequeño grupo de estudio y de trabajo.
Gracias al grupo, empezamos a colaborar con José Ignacio Latorre, de la Universitat de Barcelona. Él venía del campo de las altas energías y de la teoría de campos, pero había comenzado a trabajar en información cuántica.
Y entonces surge la oportunidad de incorporarte al prestigioso Instituto Max Planck de Óptica Cuántica…
Sí, fue precisamente a raíz de esta colaboración con José Ignacio Latorre cómo surgió la posibilidad de venir al Max Planck con una beca postdorsal.
¿Te resultó difícil tomar la decisión de abandonar España?
Mi marido también es físico y llevábamos un tiempo planteándonos una estancia en el extranjero. Era algo que no habíamos hecho mientras estudiábamos y nos apetecía. Cuando a mí me ofrecieron venir al Max Planck a él también le ofrecieron una beca en otro Instituto de investigación (también Max Planck) que hay aquí en Múnich y no nos lo pensamos. Quizá si hubiésemos sabido que íbamos a estar aquí tanto tiempo hubiésemos dudado más, pero en aquel momento creíamos que iba a ser para un par de años, así que tomar la decisión fue fácil.
¿Cuál es la situación de los investigadores en España?
Actualmente en España la situación es complicada. Es obvio que no es el mejor momento para investigar en nuestro país, sobre todo, si ya tienes una edad en la que vas buscando un poco de estabilidad.
Fuera de nuestras fronteras la situación tampoco es que sea muy buena, pero en lo que sí que se nota la diferencia, es en que en España la situación ha empeorado bastante en pocos años. Por ejemplo, mi marido, después de un tiempo aquí en Alemania volvió a España con una beca Ramón y Cajal y a los dos años tuvo que dejar la investigación y venirse de nuevo a Múnich a trabajar.
¿Qué medidas crees que deberían tomarse para reactivar la investigación en nuestro país y evitar la “fuga de cerebros”?
Una cosa muy importante que haría falta es que la sociedad tome conciencia de la importancia de la investigación. Cuando vinimos a Alemania nos sorprendió mucho que aquí hay un montón de programas de divulgación científica y en los kioscos también hay muchas revistas de astronomía, geología, etc. Esto demuestra que a la sociedad le importa y valora que se investigue. En España no sucede lo mismo.
La gente tiene que comprender que el hecho de que haya personas dedicadas a la investigación fundamental, aunque la aplicación práctica de sus estudios sea lejana, es importante. Comprendo que cuando los recursos son limitados, hay que tomar decisiones y priorizar, pero cortar por lo sano la financiación en investigación es peligroso. No es algo que dentro de cinco años, cuando las cosas vayan mejor económicamente, puedas retomar como si nada. Tras años sin invertir en investigación no podemos pretender alcanzar el mismo nivel que teníamos antes rápidamente.
Ahora mismo los grupos de investigación en España tienen mucho más complicado incorporar a gente nueva no tienen gente nueva que pueda aportar ideas y les faltan recursos para participar en proyectos internacionales, para viajar y hacer intercambios. En los últimos tiempos se había avanzado mucho y es una pena que no se le esté dando continuidad.
¿Cómo definirías la labor del Instituto Max Planck? ¿En qué líneas o áreas se trabaja?
El Instituto Max Planck tiene distintos centros. Yo trabajo en el Instituto Max Planck de Óptica Cuántica de Múnich, concretamente en su división de Teoría. Dentro de nuestro centro, hay varios departamentos, cada uno con su director y varias líneas de trabajo independientes.
En el Departamento de Teoría trabajamos en tres grandes líneas.
Por un lado, trabajamos en el campo de la óptica cuántica, es decir, estudiamos las interacciones entre los átomos y la luz. Es asombroso lo que la tecnología, fundamentalmente a través de láseres, permite hacer en esta área. Se está consiguiendo manipular átomos uno a uno. Esta labor es importante para hacer procesado de información, es decir, para profundizar en las tareas de la información cuántica.
Otra parte del departamento se dedica, dentro de la física cuántica, a la resolución de problemas de sistemas de muchos cuerpos. Muchas propiedades de materiales relevantes para el avance tecnológico tienen su base en la física de sistemas de muchos cuerpos. Muchas trabas que impiden que la tecnología avance tienen su base en problemas de sistemas de muchos cuerpos. Es un área compleja porque muchos de estos problemas no tienen una solución exacta.
Por último, otros miembros del departamento, se dedican a la información cuántica en sí.
¿Qué labor desarrollas tú en concreto?
Mi trabajo está a caballo entre la información cuántica y los sistemas de muchos cuerpos. Yo trabajo en la creación de algoritmos que sirvan para simular sistemas cuánticos de muchos cuerpos. Estos algoritmos se inspiran en resultados que conocemos gracias a la teoría de la información cuántica. Por ejemplo en qué propiedades de entrelazamiento cuántico son importantes en los estados físicos. El objetivo es desarrollar estos algoritmos y aplicarlos a problemas que surgen en campos como el de la materia condensada.
Eres de las pocas personas con un puesto fijo en el Instituto, ¿cuál es su estructura?
La estructura del Instituto es un poco peculiar. Cada departamento tiene un director que es fijo y el resto del personal está compuesto fundamentalmente por estudiantes de doctorado y postdoctorales, aunque hay algunos investigadores más que son fijos, como es mi caso. Por tanto, la “población” del Instituto se renueva constantemente. Un estudiante de doctorado tarda de media unos 3 años y medio en finalizarlo y una beca postdoctoral oscila entre los 2 y los 4 años.
¿Cómo es el día a día en el Departamento de Teoría del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica?
Al tratarse de un departamento teórico, el trabajo que desarrollamos es bastante individual. Aún así debatimos y discutimos mucho con el resto de miembros del grupo y colaboradores. Es frecuente también que vengan invitados de otros centros. Las reuniones con ellos, sobre todo cuando pertenecen a otros campos con los que se pueden establecer sinergias, son del estilo tormenta de ideas. El objetivo es ver qué aspectos pueden ser relevantes para los distintos campos, qué técnicas se pueden aplicar, etc. y ver posibles colaboraciones. Si ya existe una colaboración, generalmente se discute sobre las dificultades surgidas en el trabajo y cómo afrontarlas. También se trabaja mucho con los estudiantes ayudándoles a avanzar si se han atascado en algún punto de su trabajo.
Por otro lado, tenemos también muchos seminarios. Estos los realizan integrantes del Instituto o invitados externos. Los estudiantes de doctorado, como parte de su formación, también tienen que preparar e impartir charlas al resto del Departamento. Saber exponer y presentar tu trabajo es algo fundamental en nuestro campo y es algo que en España no se trabaja demasiado a nivel académico.
Por último, cabe destacar, que cada semana los distintos subgrupos de trabajo tienen sus reuniones internas para ver el avance de los proyectos, presentar artículos, etc. También hay una reunión semanal de todo el Departamento.
En definitiva, hacemos mucho trabajo individual pero también mucha labor de contraste y de puesta en común de ideas y trabajos.
¿En qué podría verse reflejado el trabajo del Instituto en la vida real? Es decir, ¿qué implicaciones podría tener vuestro trabajo en un futuro para la sociedad?
Es difícil predecir el futuro. Los problemas de muchos cuerpos tienen aplicaciones potenciales, por ejemplo, en ciencia de materiales. Si entendemos qué es lo que le da a ciertos materiales sus propiedades podemos ser capaces de diseñar materiales que tengan aquellas propiedades que necesitamos. Por otro lado, la información cuántica puede derivar en ordenadores más potentes, en sistemas de cifrado de información más seguros, etc.
¿Sois varios los españoles que estáis trabajando allí? ¿Cómo se ha formado esta pequeña colonia? ¿Están bien valorados los científicos y los técnicos españoles en Alemania?
Los investigadores españoles estamos bien valorados. El hecho de que el español Ignacio Cirac sea el director del Departamento de Teoría del Instituto y de que éste tenga muchos contactos en las universidades españolas, además del prestigio que tiene el centro, hace que muchos físicos españoles quieran venir aquí a desarrollar sus doctorados o becas postdoctorales. Si en el Departamento hay unas 30 personas, entre ellos suele haber 5 o 6 españoles.
Después de tanto tiempo residiendo y trabajando en Alemania (10 años), ¿te has adaptado totalmente?
Siempre se echan cosas de menos, sobre todo la familia y también el clima. Pero en general, en Alemania las cosas funcionan bastante bien. Las normas son más rígidas que en España.
Cuando llegamos, a mi marido y a mí nos sorprendió lo fácil que nos resultó adaptarnos, lo sencillo que nos resultó vivir aquí. No he vivido en otras ciudades alemanas, pero en Múnich se vive muy bien. Es una ciudad con muchas zonas verdes, en la que puedes ir en bicicleta a todas partes. La calidad de vida es alta.
¿Hay particularidades de su forma de trabajar o culturales y sociales que te cuestan o te sorprenden?
No conozco la realidad del día a día de la empresa alemana. El trabajo de investigador, en este sentido, es un poco particular. Nosotros nos movemos en un ambiente muy internacional. Por ejemplo, nuestro idioma de trabajo es el inglés. No necesitas el alemán para trabajar, aunque si quieres integrarte, para la vida cotidiana, es importante conocer el idioma. Yo, por ejemplo, a pesar de llevar aquí 10 años, me defiendo con el alemán pero no lo hablo perfectamente ni mucho menos.
Las jornadas de trabajo, por ejemplo, son más compactas. El horario partido aquí no se concibe y esto afecta a los horarios de comercios, servicios, etc.
¿Y a nivel familiar? ¿Cómo es por ejemplo en Alemania la conciliación entre vida personal y vida laboral?
Los horarios, como comentaba antes, son más racionales. Los permisos de maternidad y paternidad, por ejemplo, son mucho más generosos que en España y los pueden compartir el padre y la madre indistintamente. Sin embargo, es realmente complicado encontrar una plaza de guardería para niños menores de 3 años. En cierta manera, la sociedad espera, que las madres se queden en casa cuidando a sus hijos pequeños. En ese sentido son bastante conservadores. Es algo bastante contradictorio.
¿Qué recomendarías a aquellos jóvenes que piensan en Alemania como el lugar en el que establecerse?
Que aprendan alemán, para trabajar en la industria es importante, les facilitará mucho las cosas. A parte de eso, creo que Alemania es un buen país para vivir y para desarrollarse profesionalmente.
Recientemente has recibido la condecoración de la Orden del Mérito Civil, ¿qué sentiste al recibir del rey este galardón?
Creo que con este premio se reconoce el esfuerzo y la labor de todos los españoles que estamos fuera, especialmente la de aquellos que nos dedicamos a la investigación. Es gratificante que se reconozca lo que hacemos aunque lo realmente interesante sería que se sentaran las bases para que las cosas fueran cambiando en nuestro país y haya más oportunidades y mejores perspectivas para los investigadores.
¿Te gustaría regresar a España? ¿Lo ves factible?
Es algo que no me planteo. Profesionalmente veo muy complicado regresar. Me gusta mi trabajo y vivo bien en Múnich. A nivel personal, está claro que me atraen muchas cosas del hecho de regresar a España, especialmente el estar más cerca de mi familia.