Según el Estudio sobre la curiosidad en el trabajo en España 2018, elaborado por Future of Work Institute e Infojobs, en un contexto como el actual, las empresas necesitan de dirigentes curiosos.
Actualmente la competitividad de las empresas no depende tanto de que éstas tengan recursos (tecnologías, conocimientos, etc.) o que sean difícilmente replicables por su competencia, como venía siendo habitual, sino que depende más bien de su capacidad para reinventarse dando respuesta a los cambios constantes del entorno. Y, para lograrlo, en el estudio concluyen que se necesitan líderes “con inquietudes, sin miedo de bucear en la complejidad de las situaciones a las que se enfrentan, preocupados por estar al tanto de las tendencias emergentes en su sector, y capaces de cuestionarse el statu quo de sus organizaciones”. Es decir, el contexto actual requiere de líderes curiosos.
Es más, el estudio va más allá, argumentando que la “curiosidad” no debe estar presente exclusivamente entre los altos cargos de las empresas sino que esta cualidad o habilidad es deseable en todos los escalafones de una empresa.
La Harvard Business Review recoge en este artículo distintos “experimentos” y situaciones en los que se ponen de manifiesto los beneficios de la curiosidad en el ámbito empresarial.
A modo de resumen podemos decir que las personas curiosas tienen una mayor predisposición hacia el aprendizaje continuo, puesto que son capaces de aprender más y más rápido. También se muestran más abiertos a nuevas ideas y asumen con mayor facilidad los cambios. Suelen hacer más preguntas, son más empáticos y tienen una mayor confianza en si mismos.
Por si esto fuera poco, también suelen tomar mejores decisiones. Cuando se activa nuestra curiosidad, es más complicado que caigamos en el sesgo de la confirmación. Es decir, es más difícil que acabemos buscando información que respalde y confirme nuestras ideas preestablecidas o que caigamos en estereotipos. La curiosidad nos lleva a buscar y tantear alternativas.
Además, algunos estudios sugieren que la curiosidad nos protege frente al estrés y hace que estemos menos a la defensiva ante las provocaciones. Los equipos que trabajan en un ambiente abierto a la creatividad y la curiosidad suelen ser menos conflictivos, y la comunicación entre ellos es más fluida.
Vemos que los beneficios de la curiosidad en las empresas son notables, pero realmente, ¿se fomenta la curiosidad en ellas?
Pues la realidad es que en muchas organizaciones está extendida la creencia de que hacer preguntas y cuestionarse la forma en la que se trabaja es un desafío a la autoridad poco deseado. Son muchos los que creen, erróneamente, que lo mejor es que cada uno se centre en su trabajo sin tener conciencia del proceso global, el contexto o los objetivos a medio y largo plazo de la organización.
La creencia de que hacer preguntas y cuestionar la forma en la que se trabaja en una empresa es un desafío a la autoridad poco deseado todavía está muy extendida
Muchos líderes consideran la “exploración” como una pérdida de tiempo con resultados inciertos. Sin embargo, ceder parte del horario laboral a los empleados para que desarrollen sus propias ideas y proyectos, como hacen en Google o 3M, puede resultar muy beneficioso para las organizaciones.
¿Qué medidas podemos tomar para fomentar la curiosidad en nuestro entorno de trabajo? Y, a nivel personal, ¿qué podemos hacer para mantener activa nuestra curiosidad?
Lo primero que debería hacer una empresa que quiera potenciar la curiosidad en su equipo es tan simple como tener en cuenta esta característica en sus procesos de selección. Incorporar profesionales “naturalmente” curiosos, que pregunten y se replanteen las cosas, hará que el resto de miembros del equipo vean que existen otras formas de hacer.
También los directivos de la empresa deben poner de su parte y, dejar a un lado las reticencias que pudieran tener. La cultura de la empresa y el clima de trabajo deben favorecer que los miembros del equipo se sientan libres de hacer preguntas y cuestionarse los procesos y métodos de siempre. Tampoco podemos penalizar a quienes se han atrevido a innovar y no han conseguido los resultados esperados. Realizar rotaciones entre departamentos, promociones interdepartamentales, la creación de grupos de trabajo heterogéneos, la existencia de espacios comunes en el lugar de trabajo, la cesión de parte de la jornada laboral para proyectos propios, etc., son algunas estrategias que pueden mejorar la curiosidad en la empresa.
Por otro lado, a título individual, también hay algunas cosas que podemos hacer para mantener activa nuestra curiosidad:
- Nunca dejes de aprender. Hay aplicaciones que te ofrecen un dato curioso cada día. También puedes proponerte un nuevo reto cada año, ya sea aprender a bailar salsa, cocina asiática o un nuevo idioma.
- Pregunta, pregunta, pregunta. Tendemos a dar las cosas por hecho, sin hacernos preguntas. Un buen ejercicio podría ser comenzar a cuestionarnos la información que nos llega y profundizar en temas que siempre habíamos pasado de largo.
- Sin prejuicios. Atrévete a probar cosas nuevas que llamen tu atención, sin prejuicios. Abrir tu mente a nuevas experiencias puede ser una de las mejores formas de despertar tu curiosidad.
- No tengas miedo a equivocarte. Investigar y seguir a tu curiosidad te puede llevar a equivocaciones. Por ejemplo, si desarmas una radio para intentar arreglarla y no lo consigues, no pasa nada, probablemente hayas aprendido como funciona por el camino. Y este será un gran aprendizaje para tu vida.
Buena reflexión. La curiosidad puede ayudar tanto a encontrar nuevas vías, productos y sistemas como a mejorar los preexistentes.