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Hoy queremos acercaros dos conceptos sobre la inteligencia humana, el conocimiento y lo intelectual que quizá no sean muy habituales pero que, gracias al auge de las nuevas tecnologías y al desarrollo de la llamada 4ª Revolución Industrial, van a estar de moda en los próximos años. Estos son la inteligencia distribuida y las tecnologías intelectuales.

Muy relacionada con estos conceptos está el de inteligencia colectiva, al que ya le dedicamos uno de nuestros Encuentros Innova&acción y cuya crónica os recomendamos leer a modo de complemento. En pocas palabras, el término inteligencia colectiva, acuñado por Pierre Levy, viene a decir que en la era de la información, el saber de los demás también es nuestro saber y viceversa. La inteligencia colectiva es la inteligencia que surge de la colaboración de muchos individuos, por ejemplo, en una colmena de abejas o en las llamadas comunidades de aprendizaje.

Definiendo la inteligencia distribuida y las tecnologías intelectuales

Entrando ya en materia, podemos definir la inteligencia distribuida como el conocimiento que los seres humanos somos capaces de desarrollar y podemos utilizar gracias a los “artefactos” (software, robots , algoritmos…) que nosotros mismos hemos creado. Es decir, la amplificación de nuestras capacidades cognitivas a través de las máquinas, especialmente de las llamadas tecnologías intelectuales.

¿Y qué es esto de las tecnologías intelectuales? En su obra “Superficiales, ¿Qué está haciendo Internet en nuestras mentes?”, Nicholas George Carr nos dice que “toda tecnología es expresión de la voluntad humana y puede ser dividida en una de las siguientes categorías según su forma de complementar o ampliar nuestras capacidades innatas”:

  • Las que aumentan nuestra fuerza y resistencia física, nuestras destrezas o nuestra capacidad de recuperación. Ejemplos: el arado, la aguja de zurcir o el avión de combate.
  • Las que aumentan el alcance o la sensibilidad de nuestros sentidos. Ejemplos: el microscopio, el amplificador o el contador Geiger.
  • Las que nos permiten rediseñar la naturaleza para que sirva mejor a nuestras necesidades o deseos. Ejemplos: el embalse hidráulico, la píldora anticonceptiva, los cultivos transgénicos, etc.
  • Las que utilizamos para ampliar o apoyar nuestra capacidad mental: para encontrar y clasificar la información, para formular y articular ideas, para compartir métodos y conocimientos, para tomar medidas y realizar cálculos para ampliar la capacidad de nuestra memoria. Estas son las llamadas tecnologías intelectuales y van desde un ábaco o un mapa hasta los más complejos algoritmos de la inteligencia artificial.

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Inteligencia colectiva artificial, la simbiosis hombre-máquina

Como consecuencia del desarrollo exponencial de las tecnologías intelectuales en las últimas décadas, y aunque conceptualmente nos pueda resultar extraño, nos hallamos en un escenario en el que la inteligencia ya no es un atributo exclusivamente humano. Las máquinas hoy en día son capaces de “aprender”, de “pensar” e incluso de “crear” llegando a pintar cuadros o a componer sus propias melodías.

Por tanto, la inteligencia distribuida (o amplificada por máquinas) ahora tiene más sentido que nunca. Es más, en la actualidad, también podemos hablar de Inteligencia Artificial Colectiva. Es decir, diversos nódulos de inteligencia artificial y humana trabajando juntos con un fin o bien común.

La Inteligencia Colectiva Artificial tiene grandes ventajas como por ejemplo el permitir a los individuos superar sus sesgos cognitivos individuales, ya que por medio de la colaboración con otras personas y a la mediación de algoritmos y parámetros puramente objetivos de las máquinas, el pensamiento más crítico y objetivo prevalecerá.

En el último Encuentro Innova&acción, Rodolfo Carpintier nos citó ejemplos como el del software que permite a las empresas conocer si el candidato que quieren contratar encajaría o no en el resto del equipo. Ese posible encaje es difícil de detectar, en muchas ocasiones en los procesos de selección, pero la inteligencia artificial colectiva buceando y analizando datos de la red extraídos de ese candidato y del resto del equipo (ya que todos tenemos una huella digital en la red queramos o no) puede determinar si habrá feeling o no, y si el candidato aportará o no al grupo.

Conclusiones

Las máquinas, las tecnologías intelectuales y más recientemente la inteligencia artificial están cambiando la forma en la que percibimos, interpretamos y conocemos el mundo. La tecnología modifica nuestro cerebro y nosotros modelamos la tecnología. En el futuro más próximo, los perfiles más demandados van a ser aquellos que sean capaces de “humanizar” la tecnología y también los que sean capaces de desarrollar tecnologías intelectuales más potentes.

Hombre y máquina van a estar cada vez más unidos “intelectualmente”. Vamos a tener una mayor interdependencia, pero nuestro potencial intelectual también va a verse disparado. En nuestras manos está aprovechar todo este potencial.

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