Arancha Ruiz se define a sí misma como una persona poco dogmática que lleva muy a gala aquello de que hay que ser respetuoso con las decisiones ajenas y consecuente con las propias. Piensa que las cosas salen a base de prueba y error. Su objetivo es ayudar a las personas y a las empresas a diferenciarse y a ser más competitivas gracias a la visibilidad del talento. Recientemente ha publicado un libro, El Mapa de tu Talento que, como indica su prologuista Eduardo Punset, tiene la virtud de ayudar a las personas que se encuentran en un mar de dudas a la hora de elegir, de tomar una decisión, de competir…
Los expertos y los medios hablan de que los profesionales han cobrado conciencia de que poseen una serie de activos (su conocimiento, sus habilidades y sus relaciones) que pueden ser útiles en distintos proyectos y empresas y ya no esperan a que una empresa les emplee de por vida. ¿Esto es así o todavía es ciencia ficción?
Es totalmente real: vivimos más años que las empresas y eso nos obliga necesariamente a adoptar un papel activo en la gestión de nuestra carrera profesional. Sobrevivir, profesionalmente hablando, requiere adaptación a los cambios, una adaptación que muchas empresas no logran. El profesor Richard Foster de la Universidad de Yale recientemente confirmó esta realidad: según su estudio las empresas han pasado de 67 años de vida media en 1929 a 15 años hoy. El profesor Peter Drucker hablaba de la responsabilidad de las empresas para con sus empleados y para la sociedad, pero este papel ya no es asumido por las organizaciones y no porque no quieran, sino porque en muchos de los casos no sobreviven para hacerlo. La persona no desaparece aunque su empleo desaparezca, y por eso más que nunca depende de él encontrar el siguiente proyecto donde trabajar. De ahí la importancia de la marca personal y de gestionar con habilidad el talento profesional.
Me gustaría subrayar que la marca personal y el papel protagonista del profesional no son un llamamiento a ser mercenarios. Empresa (o proyectos) y profesional se necesitan mutuamente. De lo contrario serían como un marco sin pintura, un barco sin agua o un fotógrafo sin cámara. Hay un dicho africano: “si quieres llegar rápido ve solo, si quieres ir lejos ve acompañado”.
Hasta ahora estábamos acostumbrados a que fuesen las empresas las que dirigiesen gran parte de nuestra carrera (plan de carrera, ascensos, formación continuada…), ¿qué responsabilidad crees que tienen actualmente las empresas en el desarrollo del talento de sus empleados y en la evolución de su carrera profesional?
Antes se diseñaban los planes de carrera de forma unidireccional: de la empresa al empleado. Ahora debe ser necesariamente una tarea compartida puesto que el profesional es el primer interesado en que el plan sea afín a su estrategia de carrera a largo plazo. Invertir en el aprendizaje y marca personal del profesional es positivo para la empresa, aunque se piense que el tiempo que este empleado estará en ella sea menor ya que teniendo personas más preparadas sin duda la empresa logrará adaptarse mejor como organización al cambio.
¿Qué es y qué debería ser más determinante en la carrera de un profesional, su vocación o sus cualidades personales? ¿Hay que tratar de dejar al margen los sentimientos y miedos de cada uno?
Para elegir hay que tener en cuenta la vocación profesional y las habilidades personales. Porque la vocación produce pasión, y la pasión ayuda a invertir tiempo en desarrollar esa habilidad. Hacer lo que te gusta o hacer aquello en lo que eres bueno normalmente lleva al mismo punto: sentirse realizado al unir vocación y destreza. Como explico en “El Mapa de tu Talento” en ese proceso a veces sentimos dudas: si lo que hacemos define lo que somos, ¿somos lo que hacemos? ¿es lo que aspirábamos a ser? Dejar al lado la duda es difícil, pero igual de difícil es vivir cuestionándose constantemente el sentido profesional de lo que uno hace.
Hoy en día hay 4 habilidades indispensables: la lógico matemática, el dominio del lenguaje para comunicarse (el propio y el inglés), la comprensión de la naturaleza humana y el dominio del lenguaje digital.
Aludes a la importancia de enseñar a codificar a nuestros hijos, de enseñarles a hablar el lenguaje de la tecnología, ¿en qué otras materias o habilidades debemos prepararnos de cara a ese futuro con necesidades y profesiones que todavía no existen?
El mercado de empleo pide dos cosas a los jóvenes: la primera, conocimientos técnicos sobre una rama específica (derecho, ingeniería, diseño, economía, etc.) y segundo, habilidades para afrontar con éxito la complejidad del mundo que les rodea. Esas habilidades están relacionadas con cuatro áreas:
- La lógico-matemática para comprender la dinámica económica y de los negocios
- El dominio del lenguaje para comunicarse (el propio y el inglés)
- La compresión de la naturaleza humana para moverse con pericia en el entorno social-recordemos que en la actualidad somos 7.000 millones de personas y que en 2030 se preve que seamos 8.000 millones (historia, psicología social, sociología, literatura, comunicación) y
- El dominio del lenguaje digital (base para interactuar con la tecnología, la herramienta definitiva de hoy). Herramientas gratuitas como code.org o scratch.mit y plataformas de MOOC’s como Coursera o Khan Academy pueden ser muy útiles en este sentido.
Haces referencia a 5 etapas de la carrera profesional, ¿cuáles son y que retos implican cada una de ellas?
Las 5 etapas coinciden con puntos de inflexión en nuestras carreras que requieren de la toma de decisiones.
La primera, siendo jóvenes, es la etapa de exploración cuando se deciden los estudios. Entender el mundo, entenderse a sí mismo y vivir experiencias que forjarán su carácter. La segunda, donde se aprende a trabajar: lo que es una profesión desde dentro, la responsabilidad. En la tercera descubres lo que te gusta y lo que realmente no es para ti buscando puestos que te ofrezcan lo que te interesa. La cuarta hace su aparición coincidiendo con la famosa crisis de los cuarenta: los sueños de juventud desaparecen y la realidad se abre paso con una sensación de que quizá no era la que se esperaba. Una etapa que hoy coincide con el momento de más esplendor vital, pues en ese momento se comprende todo el sentido de lo que se ha hecho en el pasado y con eso, se decide lo que realmente se quiere hacer. Además coincide con el ecuador de la carrera profesional, pues el profesional en ese punto todavía tiene el doble de tiempo por delante que por detrás (de los 25 años a los 40 han pasado 15 años de vida profesional, pero hasta los 65 todavía le quedan 25). Por último, en torno a los 55 años aparece la quinta etapa, es donde emprende aportando con tu talento experimentado su extraordinario valor acumulado.
Vivimos más años que las empresas y eso nos obliga necesariamente a adoptar un papel activo en la gestión de nuestra carrera profesional.
¿Cuáles serían para ti las claves del éxito profesional?
La clave para el éxito profesional es entender lo que es éxito para uno mismo. Tendemos a pensar que éxito es lo que la sociedad define como tal en cada momento histórico, pero en realidad el éxito tiene que ver con lo que cada persona siente que le realiza. En el libro “El Mapa de tu Talento” explico que a veces es tener autonomía para decidir su trabajo, otras es enfrentarse a una complejidad siempre creciente huyendo de la monotonía, y otras es la recompensa al trabajo en términos de dinero, reconocimiento o poder. Lo ideal sería la combinación de las tres, pero el peso de cada de una de ellas varía según cada persona.
¿Qué es lo que más demandan las empresas? ¿Qué factores suelen echar para atrás a una empresa a la hora de contratar?
Una empresa al buscar un profesional te solicita una formación concreta, una experiencia relacionada, unas habilidades personales para alcanzar un reto específico y por último una afinidad cultural con sus valores como corporación. Luego, las actitudes que pueden hacer decantar la balanza hacia un candidato u otro son la capacidad e interés por aprender de forma constante, entusiasmo, positivismo, compromiso y esfuerzo las que la empresa valorará positivamente.
¿Cuáles son los mayores retos (y ventajas, si las tienen) para las mujeres a la hora de adentrarse o crecer profesionalmente? ¿Y los de los hombres?
Es obvio que hombres y mujeres somos diferentes en el trabajo. Creo que esa diferencia puede aportar grandes resultados y nunca debería ser excusa para que ante iguales resultados no haya paridad en las oportunidades para crecer y remunerar. Dicho esto, ambos hemos de poner de nuestra parte. Las mujeres deben conformarse menos, aprender a levantar la mano más a menudo. A veces renunciamos antes de empezar porque pensamos que no lo vamos a conseguir o que el esfuerzo no merece tanto la pena. Recomiendo en ese sentido el libro “Lean In” de Sheryl Sandberg, COO de Facebook, con reflexiones interesantes y buenos consejos a las mujeres profesionales.
Hombres y mujeres trabajamos en un entorno que se ha vuelto cada día más competitivo pero eso no nos convierte necesariamente en miembros de bandos opuestos ni enemigos. Se puede crecer a costa de otros o se puede crecer gracias a los otros. Igual que los competidores te pueden ayudar a crecer tu mercado y a enseñarte técnicas que mejoran tu propia competitividad, hombres y mujeres se pueden ayudar a ser mejores profesionales.
¿Qué aconsejarías a dos de los grupos que más están sufriendo los cambios del mercado profesional, los jóvenes, de los que se habla mucho, y los mayores de 45 años, de los que se habla menos?
Los jóvenes y el talento senior deberían recordar que las empresas pueden generar empleo, pero no tienen la exclusiva sobre el trabajo. Quizá antes sí, un trabajo requería de una serie de recursos externos que costaban mucho dinero. Hoy no. La tecnología ha abaratado mucho procesos, materiales y formas de conectar con el mercado. Animaría a jóvenes y mayores a crear su propio espacio profesional, a unirse a otros, trabajar colaborativamente, encontrar clientes y convertir su pasión y/o su conocimiento en su profesión.
Talento y Marca Personal
¿Cuál sería tu definición de talento?
La capacidad para hacer algo relevante en el momento en el que se vive de forma valiosa
¿Y de marca personal?
Nuestro talento fijado en la mente de los demás
¿Cuáles son los 7 atributos del talento? ¿Cómo podemos emplearlos para saber si encajamos o no en un determinado puesto?
Las personas alcanzamos resultados iguales usando distintas habilidades. Picasso era muy creativo, con espíritu comercial y ejecutaba íntegramente su obra. Andy Warhol era igualmente creativo y comercial pero usaba en sus obras material existente. Ambos eran artistas y fueron reconocidos por ello pero probablemente su estilo y el valor que se le da a su creación no sea considerado por todos igual. Extrapolándolo a un profesional, hay empresas que quieren profesionales muy hacedores pero poco creativos, porque las ideas ya las aporta alguien más arriba. En otros quieren inspiradores, en otros organizadores o en otros vendedores. En el Mapa de tu Talento explico cómo encontrar los mejores proyectos dependiendo de nuestras principales fortalezas, para desarrollarnos con éxito allá donde nuestras habilidades encajen mejor con el proyecto.
Desde el punto de vista del que busca empleo, ¿qué errores suelen ser más frecuentes? ¿Y qué estrategia les recomiendas seguir?
El error más frecuente que se comete en la búsqueda de empleo es pensar que uno sirve para todo. Cuando más generalista sea el planteamiento del que busca empleo menos probabilidades hay de que el comprador de talento identifique su necesidad con ese profesional. Hay que apostar por la habilidad más destacada y buscar en el nicho de mercado donde sea la más demandada.