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Generalmente en Poliglobal recogemos la experiencia de profesionales españoles que viven y trabajan en el extranjero. Hoy de la mano de Álvaro Santos nos adentramos en el mundo de la aviación. Un mundo, cuyos profesionales, pasan un 60% de su tiempo fuera de casa y sin una ubicación fija.

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¿Cuáles fueron tus primeras experiencias internacionales?

Mis primeros contactos internacionales a nivel profesional los tuve como profesor impartiendo clases tanto en Valencia como en la academia de vuelo Fligh Training Europe de Jérez. Muchos de mis alumnos eran extranjeros y el ambiente era muy internacional. Ya como piloto, mi primer destino fue Cuba. Estuve cerca de un año viviendo en la Habana. Y, desde entonces, no he parado. Destinos he tenido muchos: Túnez, Grecia, Jordania, Alemania… pero generalmente no suelo afincarme en ellos. En DHL, la empresa en la que trabajo desde hace cinco años, los pilotos trabajamos cinco días y descansamos otros cinco. Así que paso los días que trabajo volando y de hotel en hotel y los que descanso en España, bien en Sevilla o bien en Valencia.

Como ha sido tu trayectoria profesional…

Antes de entrar en la división inglesa de DHL (aunque trabaje para una empresa alemana y nuestra central esté allí, en realidad yo “trabajo” en Inglaterra), trabajé en distintas empresas españolas de aviación. Pero con la crisis el mercado de la aviación en España se vino totalmente abajo y tuve que buscar alternativas.

Uno de los mercados emergentes en el sector es Oriente Medio y muchos compañeros optaron por este destino, pero yo me decanté por algo más cercano. La posibilidad de trabajar en una empresa europea como DHL es muy apetecible. De hecho, en mi división somos unos 220-250 pilotos, de los que unos 40 somos españoles y unos 50 son italianos.

El porcentaje de españoles e italianos es sorprendente, ¿estamos bien valorados los profesionales españoles en Europa?

Estamos muy bien valorados. Nuestra formación es buena y como digo yo somos “estómagos agradecidos”. Al menos en nuestro sector, las cosas en nuestro país están tan mal que estamos dispuestos a sacrificarnos más y trabajar duro. Y, por poner un ejemplo sin importancia, no nos quejamos si en el hotel en el que nos hospedamos no hay zumo de naranja natural en el desayuno.

Y, en el otro extremo, para nosotros es una opción, como decía, muy apetecible. Es una empresa muy segura y muy estable. Está en Europa y además nos pagan libras, que es una moneda muy fuerte. Esto te da una gran tranquilidad.

¿Qué es lo peor de llevar una vida nómada?

Paso un 60% de mi tiempo fuera de España y cuando estoy fuera no tengo una vida normal. No tengo un horario fijo y luego una casa a la que regresar. Ni puedo tener una rutina, salir, hacer deporte. Cada día duermo en un sitio. Ayer, por ejemplo, hice noche en Estocolmo y hoy estamos hablando desde Edimburgo. Hay algunos destinos en los que sí que hacemos dos o tres días seguidos, pero no es lo habitual. La gente piensa que tenemos mucho tiempo libre. Realmente libramos unos 16 días al mes, que es mucho, pero cuando trabajamos solo tenemos tiempo de dormir y, como mucho, salir a cenar algún día.

Aunque lo peor sin duda son las cosas que te pierdes, hipotecas muchas cosas: tu ciudad, tu familia, tus amigos. El mes que viene es el cumpleaños de mi hijo y sé que ese día no voy a poder estar con él. O en Navidad. Pero no son solo las fechas señaladas, sino el día a día. Vives la vida a arreones.

Además es muy difícil poder pedir un día libre o hacer algún cambio. En mi división somos 250 pilotos y el departamento de tripulaciones tiene que coordinar todos los enlaces, las horas que tenemos que hacer cada uno, etc. Las combinaciones son múltiples y, por tanto, la flexibilidad es muy complicada de obtener.

¿Y lo mejor?

Lo único que justifica esta vida es la vocación. Yo no me veo haciendo otra cosa. Me encanta volar, soy feliz cuando piloto. Es por eso por lo que merece la pena.

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Dada tu profesión habrás trabajado con profesionales de muchas nacionalidades, ¿qué diferencias has notado? ¿con cuáles somos más afines los españoles?

Todos conocemos los tópicos sobre el carácter de las distintas nacionalidades. Y, muchas veces, llevan razón.  En general, los europeos del norte, son bastante fríos. Los alemanes son muy cuadriculados y los ingleses muy estrictos, les gusta mucho el orden y que se sigan los procedimientos. Además a la hora de trabajar son muy serios, no hay el mismo feeling o compadreo que puede haber entre españoles e italianos. Los mediterráneos somos más sociales en el trabajo, más cercanos y abiertos.

Nosotros cada vuelo lo hacemos con un compañero distinto. A veces, repites, pero no es lo habitual. Y con ingleses, alemanes, etc. llegas, haces tu trabajo y te vas. Además en nuestro trabajo está todo tan protocolizado y estandarizado que muchas veces no tenemos ni que hablar. Si no hablásemos el mismo idioma podríamos hacer un vuelo sin problemas.

¿Qué consejos darías a los jóvenes y no tan jóvenes que dudan de si emprender una carrera internacional?

Me gustaría aclarar que yo no me considero un expatriado. Tengo compañeros españoles que si que se han establecido a Alemania y, dado que nosotros tenemos la oportunidad de ir y venir, lo considero un error. Cuando te expatrias generalmente arrastras a alguien (pareja, hijos, etc.) y, como nosotros pasamos tanto tiempo fuera, no es nada fácil.

Los humanos tendemos a positivizarlo todo. Pensamos que es una oportunidad para nuestra pareja de aprender un idioma, de encontrar trabajo… pero realmente es algo que hay que plantearse muy bien. Sobretodo, porque es muy difícil volver. Una vez se dan pasos hacia fuera y se crece profesionalmente y se encuentra una cierta estabilidad, es muy difícil regresar a España. Aunque al final lo que manda es la necesidad.

Yo, sinceramente, trataría de maximizar las opciones de desarrollar mi carrera en España. Aunque es cierto que creo que hay perfiles, sobre todo técnicos, para los que pasar una temporada en el extranjero puede suponer un plus para su currículum. Ganan experiencia, idiomas y pueden tener luego más oportunidades en España.

¿Te gustaría regresar a España?

Si eres de Valencia aunque no te gusten las Fallas cuando estás cinco años sin poder ir, cuando oyes un “masclet” se te caen dos lagrimones.

Claro que me gustaría volver, pero no lo veo factible ni a corto ni a medio plazo. En mi sector, las empresas que hay son las que son y ya las conocemos. Y las que surgen nuevas no son fiables. No a nivel de seguridad ni técnicamente, que está todo muy regulado, sino a nivel de solvencia y condiciones laborales. La sensación es que hay poco respeto hacia el trabajador, hacia el piloto. No sabes si te van a pagar, de un día para otro cambian la base.