El panorama emprendedor en España ha ido creciendo lentamente y parece experimentar cierta aceleración en los últimos tiempos. Según el informe GEM España 2015, el incremento del número de emprendedores motivados por la oportunidad frente al descenso de los motivados por la necesidad (desempleo) y la reducción en la percepción del miedo al fracaso juegan a favor de iniciativas emprendedoras con más probabilidades de exitosas. A esto podemos sumar los casos de éxito destacado en los últimos tiempos como son Blablacar, Carto DB o La Nevera Roja, que hacen olvidar más fácilmente que solo el 20 % de las empresas consiguen superar el año de vida, contribuyendo a favorecer la creciente actitud emprendedora.
Pero una cosa es tener una idea genial y otra muy distinta es tener la capacidad de llevarla al mercado con éxito. A menudo encontramos citas y referencias a los inicios de grandes monstruos empresariales como Microsoft o Facebook, nacidos de emprendedores visionarios en un garaje o en la habitación de una residencia de estudiantes. Pero en ese camino de la idea al mercado hay un sinfín de factores, variables, obstáculos… y, con el fin de ayudar a los emprendedores a superarlos, surgen iniciativas institucionales y de capital privado en forma de incubadoras y aceleradoras.
Las incubadoras se asocian más con el apoyo inicial para el lanzamiento del proyecto emprendedor, acompañándole en los primeros estadios hasta el lanzamiento al mercado. Además suelen ser iniciativas institucionales como CEEI’s, parques científicos de universidades o Agencias de Desarrollo Local.
Como su nombre indica, el objetivo de las aceleradoras es facilitar un crecimiento rápido de proyectos emprendedores que, en muchas ocasiones, ya están en el mercado. Para producir este crecimiento rápido las aceleradoras se sirven de su estructura facilitando a los emprendedores: formación y capacitación en áreas clave de gestión, mentoring empresarial y profesional, acceso a fuentes de financiación, espacios… Suele tratarse principalmente de iniciativas privadas y, en ocasiones, están promovidas por instituciones públicas.
Algunas aceleradoras son una solución para algunos grupos empresariales a la hora de afrontar el Intraemprendimiento o Emprendimiento corporativo (ese proceso por el cual equipos de trabajo de una empresa consolidada, idean, lanzan y gestionan un nuevo negocio que aprovecha los activos, mercado, y otros recursos de su nodriza). Para determinadas corporaciones estas aceleradoras permiten superar obstáculos habituales para desarrollar el intraemprendimiento como puede ser la falta de recursos creativos, ampliando posibilidades con nuevos negocios, generando nuevas demandas en el mercado que aumenten, por extensión, su negocio y posicionamiento.
Todo parece apuntar a que emprender “acompañado” por el apoyo de una aceleradora es mejor y nos dará más probabilidades de éxito que emprender “solos”. De hecho, los emprendedores manifiestan por orden de importancia las siguientes ventajas de ser seleccionado por una aceleradora:
- Acceder con mayor facilidad al contacto con inversores potenciales.
- Desarrollar una red de socios y clientes.
- Asegurar una parte de la financiación que pueden aportar dichas aceleradoras.
- Contar con mentores especializados en el negocio.
- Desarrollar habilidades de gestión.
- Colaborar con otros emprendedores similares.
- Ganar visibilidad para su proyecto (premios y reconocimientos)…
Si tratamos de analizar la efectividad de las aceleradoras, nos encontramos con una gran falta de estudios que analicen si realmente cumplen con su función, sobre todo a nivel nacional. Mirando un poco más allá, desde la Aspen Network of Development Enterpreneurs se está realizando un primer análisis de esta efectividad a través de su Global Accelerator Learning Initiative (GALI). Aunque se trata de un estudio longitudinal los datos iniciales del análisis sobre una muestra de más de 4000 empresas de nueva creación revelan lo siguiente:
Aquellas que han participado en programas de aceleración consiguen significativamente mayor porcentaje inversiones a cambio de participación, beneficios en el primer año, contratar empleados en el primer año, etc.
En otro estudio de esta misma organización: What’s Working in Startup Acceleration: Insights from Fifteen Village Capital Programs se analiza la evolución de empresas que han logrado entrar en 15 programas de aceleradoras distintas con respecto a las que no lograron entrar en dichos programas. Los resultados parecen concluyentes:
Participar en programas de aceleradoras resulta ser más efectivo, de media, para las start-ups que tratar de crecer en solitario. Las casusas de esta efectividad podemos buscarlas tanto en el filtro previo para acceder a estos programas, actúan en cierta medida de herramienta de validación de los modelos de negocio, como en las ventajas para el propio negocio que aportan.
Nosotros desde la Asociación Antiguos Alumnos UPV queremos ayudar a los jóvenes emprendedores a desarrollar sus proyectos a través de una aceleradora de Startup de base tecnológica. Si eres menor de 35 y quieres emprender, ésta puede ser tu oportunidad, y AHORA es el momento.