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El pasado martes día 7 de junio tuvo lugar el Club de Desarrollo Personal y Liderazgo, nos introdujimos en la Disciplina Positiva.

Lo que defiende la Disciplina Positiva es que dejar de centrarnos en nosotros mismos y empezar a hacer cosas por los demás, hará que nosotros mismos nos sintamos mejor. Ese sentimiento remanente de ayuda al prójimo es más satisfactorio que si el motivante es nuestra propia persona.

Los puntos clave de esta disciplina buscan crear un modelo de aprendizaje aplicable a todas las áreas de la vida, ya sean profesionales como personales:

  • No usar el miedo
  • No predicar, sino actuar
  • No sermonear
  • Actuar con amabilidad y firmeza

La Disciplina Positiva brinda las herramientas para fomentar las relaciones de respeto y pone de manifiesto la importancia del sentimiento de pertenencia. Este sentimiento se basa en establecer vínculos de reciprocidad y en demostrar que las personas que nos rodean son importantes, sino no se fomenta la conexión y no se establecen relaciones horizontales.

Esto, como ya hemos avanzado, es aplicable a la familia, a la pareja y a los equipos de trabajo. Si no hay respeto, si no se fomenta la conexión y el vínculo, se recurre al miedo y no somos nosotros mismos valores de ejemplo, lo que resulta es una lucha motivada por la jerarquía que se trata de imponer, lo que se traduce en afán de poder, término que introdujo Adler, uno de los padres de la Disciplina Positiva.

Tras conocer estos y otros aspectos de esta disciplina, iniciamos la segunda parte de la sesión a través de la metodología de la Carta Alta. La Carta Alta es el papel que adopta cada persona en las situaciones de tensión y estrés. Conocer la Carta Alta es interesante para uno mismo con la finalidad de detectar los puntos fuertes y debilidades que emergen en ese tipo de situaciones, pero también puede ser interesante para los demás. Gracias a este conocimiento es posible fomentar relaciones de respeto y tolerancia en entornos familiares y laborales, lo que resulta en grupos de personas, altamente cohesionados.

A lo largo de la sesión fuimos conociendo, a través de algunas elecciones, cómo somos. Sin juzgarnos, puesto que no existe una forma de ser óptima, sino que cada alternativa presenta una serie de ventajas y de retos que debemos conocer para apoyarnos en los primeros y ser conscientes de los segundos a fin de poder abordarlos.

Puesto que la metodología asocia cada rol a un animal, al final de la sesión acabaron siendo varias águilas y leonas y un par de camaleones los que se despidieron de la ponente, no sin antes manifestar sus propias opiniones sobre las cartas y sobre lo que la dinámica les había provocado tanto racional como emocionalmente.

La moraleja fue clara: no siempre somos conscientes de cómo somos o de cómo actuamos y, por ello, es interesante emplear tiempo en ello, pues solo conociéndonos podremos crecer.

Entrevista a la ponente del último encuentro.

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