Funcionan en grupos autoorganizados de individuos autónomos; valoran la paz y la armonía; son naturalmente curiosos y exploradores; tienen una rica e intensa vida social, y una gran capacidad de aprendizaje, entre otras cualidades. ¿De qué especie crees que hablamos? Podría ser la humana, pero no, estamos definiendo a los caballos y su forma de estar presentes en el mundo.
En la sesión del Club de Desarrollo Personal y Liderazgo de este mes nos sumergimos en el ámbito del liderazgo a través de una metodología conocida como neurocoaching asistido con caballos. ¿Qué es? Se trata de una práctica en la que se ponen en marcha mecanismos de observación y relación directa con caballos en libertad que, según nuestra invitada Marianne Gómez, “nos ayuda a analizar nuestro comportamiento individual y colectivo”, así como a detectar aquellas prácticas favorables a un estilo de liderazgo saludable en las organizaciones.
En el neurocoaching asistido con caballos las personas conectan con la naturaleza, “de la que vivimos bastante alejados”, apuntaba Marianne. “Vivir esta experiencia nos enseña que, si actuamos en contra de las leyes naturales, experimentamos el desequilibrio por lo que la cuestión es modelarla, no dominarla”.
Cuando interactuamos con los caballos, se consigue “estar en el presente tomando conciencia de nuestros actos”, explicaba. Y es que este noble animal, cuando está en libertad, solo seguirá a una persona si en ella percibe una clara conciencia y seguridad, y un estado de ánimo que denote amabilidad y firmeza”, añadía. Este vínculo caballo-humano es posible gracias a su disposición natural de coordinarse tanto con miembros de su especie como con los seres humanos.
Además, los caballos tienen otra cualidad, la de detectar cómo es una persona y según como la perciben, actúan en consecuencia. “Los caballos tienen un fuerte sentimiento de unidad. Cada uno tiene un rol específico en la manada, siendo su liderazgo, por decirlo de algún modo, compartido porque saben que cada miembro del grupo tiene su propia voz y que cada uno cumple un papel crucial en la supervivencia del grupo, con independencia de su sexo o edad”.
Si bien en las teorías más tradicionales se pensaba en una organización jerárquica, el nuevo paradigma de esta especie nos dice que en su funcionamiento no existe una organización jerárquica o dominancia, sino que funcionan a través de tres factores destacados:
- Sus miembros siempre permanecen unidos. El aislamiento les produce estrés.
- Tienen una alta sincronización a la hora de realizar tareas.
- Respetan el espacio físico individual para garantizar suficiente libertad de movimiento en caso de necesidad.
Y esta forma de liderar y de ser en el seno de un grupo es perfectamente aplicable a la organización de equipos de trabajo profesionales. Conectar con la naturaleza, observarla, y aplicar patrones que la hacen única en nuestra cotidianeidad son fórmulas de trabajo muy efectivas cuando queremos avanzar hacia un modelo organizacional que pone en valor el trabajo de cada miembro, atendiendo a sus rasgos propios, y en el que el líder se siente respaldado por un grupo fuerte, coordinado y que actúa en armonía y con seguridad especialmente en situaciones de riesgo.
En palabras de Marianne poco antes de finalizar la sesión en la que la participación de los asistentes fue también un factor clave para su desarrollo, “necesitamos un liderazgo global que se interese por el bien común, solidario, con un intercambio de experiencias y coordinación, sabiendo que llegamos más lejos y más rápido estando unidos, sincronizados y respetándonos los unos a los otros”. Y este ejemplo, como hemos podido comprobar, lo encontramos en el modo de ser y de actuar de un animal sin el cual, la historia de la humanidad sería muy diferente.
A continuación, te dejamos un extracto de la entrevista que hicimos a Marianne Gómez en la que profundizamos sobre el neurocoaching asistido con caballos.
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