Salvador Mas, premio Innova&acción 2016, es un hombre de acción. Entiende la innovación cómo una forma de dar soluciones reales a problemas de hoy y así lo ha demostrado en los distintos proyectos empresariales que ha liderado en el sector de las finanzas. En esta entrevista nos habla de su particular visión de la innovación, de cómo ve el futuro del sector financiero y de su último proyecto, Finametrix, fintech con la que pretende ayudar a las entidades financieras a prestar mejores servicios a sus clientes.
Hablemos de innovación, ¿hace falta más acción, más aplicación práctica, en el mundo de la innovación?
Para mí, existen dos tipos de innovación. Una más especulativa, a largo plazo, en la que apuestas por una tecnología incipiente que crees que será disruptiva en el futuro. Esta innovación, para la que hay que ser un poco visionario, es a menudo la que mejor fama tiene..
Luego hay otro tipo de innovación, por la que yo me inclino más y que es más práctica y aplicada. ¿Qué puedo hacer hoy para resolver un problema que actualmente existe en mi sector? Para innovar de esta forma tienes que jugar con tecnologías que ya tengan una cierta madurez, la tecnología está al servicio del negocio. Personalmente me gusta enfocar mis esfuerzos a dar soluciones reales a los problemas de hoy. Hay quien me considera poco innovador por ello, alguna vez me han dicho “que no soy lo suficientemente disruptivo”.
En banca ahora mismo hay mucha gente preocupada por cómo atender a los millenials, en qué sucederá cuando estos sean viejos, o que va a pasar con el blockchain de aquí a 5 años. Yo prefiero centrarme en problemas actuales. En un futuro, nadie sabe muy bien qué va a pasar.
¿Qué echas en falta en el ecosistema innovador en España? ¿Qué cambiarías?
Personalmente no me gusta que se hable de “ecosistema” innovador. Tiendo a huir de las iniciativas que están surgiendo para fomentar el emprendedurismo: los concursos, los eventos, los mentores… No van conmigo. Creo que dan una imagen errónea de lo que es ser realmente un emprendedor. Estamos tratando de imitar solo la parte divertida de lo que se nos vende desde EE.UU.. Supongo que asistir a algunos eventos es importante, pero se está frivolizando en exceso el concepto de crear una empresa.
En España, por ejemplo, hay un consenso bastante alto contra las subvenciones al cine español. Entienden que es una cosa perversa porque se hacen películas que nadie ve, porque hay una serie de espabilados que viven de ello… sin embargo parece que todo el mundo está a favor de estas ayudas para start-ups. Y al final el resultado es el mismo se crean empresas para ganar subvenciones y concursos, a menudo se premia el caradurismo.
El trabajo de un empresario es muy solitario, hay que trabajar duro y requiere mucho esfuerzo. Son noches sin dormir, la incertidumbre de si vas a poder pagar las nóminas… Claro que es emocionante, y que disfrutas si haces lo que te gusta, pero no es todo diversión, hay momentos difíciles y duros y de sufrimiento.
Por otro lado, como creo que lo mejor que se podría hacer para ayudar a las empresas es bajar los impuestos, este tipo de ayudas es una penalización para las empresas que van bien y pagan la fiesta: la mejor ayuda sería que no existieran.
¿Cómo definirías Finametrix, tu actual proyecto empresarial? ¿Cuéntanos cómo y por qué nace Finametrix?
En Finametrix ofrecemos soluciones fintech a empresas del sector financiero. Creemos que la mejor manera de que nuestro trabajo llegue al cliente final es a través de las entidades financieras. Además de para la banca tradicional, estamos trabajando para nuevas empresas del sector: nuevas gestoras de fondos, agencias y sociedades de valores, creadas por grandes profesionales salidos de la banca, que están contribuyendo a que el sector se modernice. El gran problema que tienen los bancos a la hora de adoptar nuevas tecnologías es la gran cantidad de sistemas obsoletos que tienen y que no pueden cambiar. Se puede ir parcheando y haciendo más bonito, pero la base está ahí y es más difícil ir a un ritmo rápido. Obviamente, esta falta de ritmo se compensa por el hecho de que tienen a todos los clientes.
Cuando dejé Openfinance mi idea era crear algo más B2C pero luego me di cuenta de que a las personas les cuesta mucho abandonar las marcas financieras. No estamos preparados para meter nuestro dinero en una start-up que no tenga el respaldo de una gran marca detrás. Es una resistencia difícil de vencer. Así que la mejor manera de modernizar el sector y que los clientes finales puedan tener un mejor servicio es trabajando directamente con estas grandes marcas y el resto de empresas del sector que van surgiendo.
En Finametrix contáis ya con un equipo de cerca de 30 ingenieros, ¿cómo consigue uno rodearse de un equipo altamente innovador?
Contar con un buen equipo es algo fundamental. Yo suelo seguir dos reglas. La primera es que todo profesional que se sume al equipo tiene que ser mejor o al menos tan bueno como los que ya forman parte del mismo. Esta es muy importante al principio: elegir bien a los primeros socios y colaboradores es muy importante. Si hace falta incorporar a alguien de marketing y no se encuentra al perfil adecuado, es mejor esperar y que no haya nadie de marketing. Y la segunda regla es que si te equivocas en el proceso de selección, lo mejor es despedir rápido. Acertar a la hora de contratar a alguien es complejo. No es despedir porque se trate de malos profesionales sino que simplemente no son los adecuados. Cuando un equipo de trabajo coge una buena dinámica es genial. Es como cuando ves jugar a un equipo de fútbol bien conjuntado, tipo el Valencia de Benítez o el Atlético de Simeone: los vas viendo crecer y a mitad de temporada te das cuenta que pueden a ganar la Liga.
Cuando te hicimos entrega del premio Innova&acción comentabas que una de las cosas que más te sorprendían es lo mal que, en general, los seres humanos tomamos decisiones financieras…
Es un tema qmuy interesante. Es fascinante darse cuenta de lo realmente mal preparados que estamos para gestionar nuestras finanzas personales. El cerebro humano tiene un montón de taras que le impiden gestionar las finanzas de una forma racional.
Una tara, por ejemplo, es que tenemos un miedo excesivo a las pérdidas momentáneas de capital. Está demostrado que en esas situaciones se activa en nosotros una reacción primitiva muy similar a la que sentían nuestros ancestros cuando se les acercaba un león. Por ello, un 90% de las personas tiene sus ahorros en productos que no les generan rentabilidad (de hecho, perdiendo capacidad adquisitiva) pero les permiten una disponibilidad total de su dinero. En general preferimos un euro hoy a un euro con diez mañana, cuando si lo pensamos bien estamos hablando de un 10% de rentabilidad en un día. También tenemos un cerebro muy propenso a dejarse timar.
Actualmente cada vez se sabe más sobre las reacciones de nuestro cerebro ante la toma de decisiones financieras. La llamada “Behavioral Economy” dispone de tecnologías que nos permiten monitorizar las reacciones y las conexiones neuronales que se establecen en nuestro cerebro ante determinadas situaciones. Esto aplicado a las finanzas puede resultar muy interesante. Hay grandes profesionales como Daniel Kahneman, Dan Ariely, Robert Shiller… cuya aportación es incalculable. Conocer nuestros sesgos es fundamental para combatirlos y poder tomar decisiones económicas más racionales.
Tu primer proyecto empresarial, Invertia.com (1.999), tenía como objetivo hacer que la información financiera fuese accesible a todo el mundo, ¿las malas decisiones que comentas son también fruto de la falta de información?
Cuando era joven pensaba que el problema era que había muy poca información y que internet traería un aumento de cultura financiera generalizado. Ahora vemos que no ha sido necesariamente así: hay mucha información a disposición de todo el mundo, pero la gente en general está confusa y liada y la manipulación está a la orden del día. Tener más información no siempre nos ha hecho mejorar la toma de decisiones.
Más tarde llegó Openfinance (2002), ¿qué puedes contarnos de esta etapa de tu vida profesional? ¿Con qué enseñanzas te quedas?
La verdad es que fue un proyecto muy bonito. Empezamos desde cero, éramos dos socios muy jóvenes en un sector totalmente dominado por las grandes consultoras como Accenture o Price. Hacer que los bancos confiasen en nosotros era un gran reto. Pero lo conseguimos, trabajamos muy duro y nos fue muy bien. Hasta que llega 2.009 y la crisis financiera en España que afecta a gran parte de nuestros clientes, viendo como muchos de ellos (por ejemplo las cajas de ahorro) literalmente iban desapareciendo, con cerca de 40 empleados.
Buscamos la internacionalización como solución de la mano de infobolsa (empresa de BME y la Deutsche Boerse), que nos compró la empresa en 2011, y gracias a esa operación, empezamos a trabajar mercados como Chile, Colombia o México…hasta el punto que Openfinance, es hoy una empresa más latinoamericana que española…pero se salvó una empresa muy buena y unos empleos muy buenos y creo que fue una operación buena para todos. En 2013 me desvinculé totalmente de la empresa y me fui a Estados Unidos a descansar, estudiar, reciclarme…volver a empezar pero conociendo de primera mano lo que está pasando allí.
¿Cómo crees que será el futuro de la banca? ¿Las fintech se impondrán a la banca clásica? ¿Grandes empresas como Facebook o Google entrarán en el sector?
La banca tiene dos tipos de enemigos. Por un lado, están las start-ups, que cómo mucho les pueden quitar un trozo de la tarta. Suelen ser empresas muy especializadas. PayPal, por ejemplo, les ha quitado una parte de negocio, pero no han surgido muchos más PayPals. Creo que los bancos cada vez tienen menos miedo a este tipo de iniciativas.
La mayor amenaza viene de grandes empresas como Google, Amazon, Facebook y Apple (las llamadas GAFA). Facebook quiere entrar en la cadena de pagos permitiendo que los usuarios se hagan transferencias entre ellos. Apple tiene más números de tarjetas bancarias que cualquier banco. Competir contra Google o contra Amazon es muy difícil. Son empresas capaces de tomar decisiones en un minuto, muy ágiles y ahí los grandes bancos juegan en desventaja.
Otra cosa es que los usuarios confíen en este tipo de empresas para gestionar su dinero. Hay estudios que dicen que si Facebook lanzase un banco, los millenials lo utilizarían sin dudarlo. Pero yo no lo tengo tan claro. Sinceramente creo que la gente no se abriría cuenta en algo llamado “Facebook bank”. Facebook también lo piensa: más que lanzar un banco, irán quitando actividades típicamente bancarias, como los pagos, por ejemplo. Será una evolución muy compleja, es una transformación más sutil.
El tema de los datos es delicado, ¿estamos preparados para ceder tanta información a las empresas?
Es un tema complejo. Los bancos y la fintech poseen mucha información sobre sus clientes pero no están siendo capaces de monetizarla.
Los bancos, por ejemplo, no incluyen en bolsa el valor de los datos de clientes que tienen. Esto Google lo ha hecho muy bien. Ha sido capaz de encontrarle una rentabilidad a los datos que posee de sus clientes. Yo si fuera banquero estaría muy frustrado. Porque además los datos que poseen las entidades financieras incluso podrían ser mejores que los que puede poseer Facebook, por ejemplo.
Lo que quiero decir es que hablar de big data está muy bien pero hay que encontrarle una rentabilidad. El Banco Santander ha dicho públicamente que está abierto a vender sus datos. Pero, ¿quién estaría dispuesto a comprarlos? ¿Puede hacerlo? ¿Quién es el comprador? ¿Qué dice la LOPD al respecto? Son nuevos desafíos y llevarlos a la práctica es muy complejo.
¿Qué planes de futuro te planteas tanto en Finametrix como en el plano personal? ¿Algún nuevo proyecto en el que estés trabajando?
La verdad es que en Finametrix nos va muy bien. Acabamos de sacar una herramienta por la que un cliente de una entidad puede abrir una cuenta sin la necesidad de que haya ni una sola firma física. El hecho de quitar papel y burocracia es algo fundamental tanto para las empresas como para los clientes.
Pues esta solución que está teniendo muy buena acogida la hemos lanzado ahora porque hasta 2016 el SEPBLAC no tenía autorizada la tecnología sobre la que se basa. Es un problema real que se puede solucionar con una tecnología ya existente pero que hasta ahora no podía aplicarse por regulaciones propias del sector. Tener un proceso de alta complejo es un gran problema sobre todo para pequeñas gestoras que no tienen oficinas en todas las ciudades.