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Comienza el año, vuelven las rebajas y volvemos a escuchar por todas partes el término “economía circular”. Como ya adelantamos, anteriormente, en uno de nuestros posts, este concepto tiene el objetivo de que los productos, componentes y materias primas mantengan su utilidad y valor máximo en todo momento, asimilando los ciclos técnicos a los biológicos.

El actual modelo de producción lineal es insostenible y, si no cambiamos nada y seguimos creciendo como hasta ahora en población y en consumo, nada cambiará. De hecho, cada año, diversas organizaciones estiman cuál es el día en el que hemos alcanzado los límites del planeta (en 2021 fue el 29 de julio). Sin embargo, si conseguimos retrasar el día de la sobrecapacidad 4,5 días cada año, en 2050 volveríamos a vivir dentro de los límites del planeta. Por ese motivo, ante la antigua concepción de crear, usar y tirar, es necesario más que nunca virar hacia un nuevo modelo de producción circular que sea sostenible.

Este nuevo modelo de producción ha de contemplar desde el principio todo el circuito de la cadena de valor: desde el uso de los materiales, el diseño del producto, la forma y modelo de producción, el consumo energético, además del modelo de consumo y distribución, reparación y reutilización para que vuelva de nuevo al circuito del proceso productivo y se cierre el círculo.

Este concepto de economía circular ha ido sumando adeptos entre los países, instituciones, las empresas y los ciudadanos, pero ha llegado el momento de dedicarle una mayor atención para estar en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), marcados por Naciones Unidas.

Aunque podemos afirmar que nuestro país ha progresado mucho tanto en la reducción de generación de residuos como en la gestión de éstos, todavía no lo hace adecuadamente y, de hecho, estamos por debajo del promedio comunitario en ámbitos como la recuperación, el reciclaje o la utilización de materias primas secundarias. Aún, hoy en día, en la toma de decisiones durante el proceso de diseño de productos y servicios, la reciclabilidad no es considerada con demasiada frecuencia, salvo levemente en el sector industrial.

Pero todos podemos sumar a la economía circular. Por ello, vamos a abordar algunos de los principales elementos para la introducción de la circularidad en el ámbito social y organizacional.

Estamos ante un verdadero cambio de paradigma que sólo podemos abordar con el compromiso de todos, desde la administración hasta las empresas y los ciudadanos.

Destacaremos:

  • La concienciación social y la educación ambiental como generador de actitudes y comportamientos responsables. Los conceptos y el desarrollo de la economía circular han de estar presentes en todos los estamentos de la sociedad, gobiernos, instituciones, empresas y ciudadanía.
  • La adaptación del estilo de vida y hábitos de consumo, avanzando hacia un proceso de desmaterialización de la economía, es decir, una tendencia a transformar productos en servicios, estrechamente ligada al proceso de transformación digital.
  • Las ciudades serán el principal campo de batalla, como sucede en otros ámbitos de la sostenibilidad, lo que hagamos en las ciudades marcará el éxito o fracaso de esta estrategia para la consecución de los objetivos en términos de economía circular.

En ese sentido, iniciativas como la Misión Climática de la ciudad de Valencia de transformar la ciudad para que sea capaz de absorber el 100% de las emisiones de CO2 antes del año 2030 es un claro ejemplo de ello. Innova&acción, consciente de la importancia de este tipo de iniciativas, es una de las organizaciones embajadores de Missions València 2030.

  • Debe tenerse en cuenta el análisis de ciclo de vida (ACV), que es una de las herramientas fundamentales para articular la estrategia a nivel sectorial, o de producto/servicio suministrado.
  • Los materiales energéticos, es decir, aquellos que se combustionan y por tanto no se reciclan, suponen una gran parte de los materiales que entran en la economía. Por ello no se puede concebir la economía circular sin estar respaldada por un modelo energético basado en un mix de energías mayoritariamente renovable.
  • Las Pymes jugarán un papel esencial y su involucración en el proceso resultará crítica para el éxito de la estrategia a medio y largo plazo. En España su influencia es clave, no sólo por su impacto económico, sino también por sus amplias cadenas de suministro en sectores como el turismo, la construcción, la industria agroalimentaria y la automoción.

También otros sectores resultarán críticos como generadores de modelos y tecnologías que aporten soluciones a los retos de la economía circular. En concreto aquellos relacionados con la gestión de residuos y el reciclaje; la educación e información ambiental, como vía para preparar a los futuros consumidores y usuarios para la transformación de una economía lineal a un modelo circular; o los vinculados con la actividad comercial.

A todo ello hay que añadir que las empresas deben introducir tres elementos de distinta naturaleza en sus organizaciones cuanto antes:

  • Se ha de hacer un mayor hincapié en la reducción del plástico. A pesar de los avances en la materia, el plástico sigue siendo el principal protagonista en lo que respecta a la conversación global sobre la gestión de materiales y las soluciones de economía circular.
  • Aumentar la reutilización. Puesto que, aunque la tendencia de cambiar los envases de un solo uso a los reutilizables está cobrando un impulso real e importante, en los próximos años la presión para que las empresas de alimentos, bebidas, cosméticos e higiene adopten este nuevo modelo será crucial, si se quieren alcanzar los compromisos adquiridos para 2025.
  • Debe introducirse un sistema de medición y de comunicación. Solo de esta forma se fijarán objetivos y, por tanto, se conseguirán, y se alcanzará la doble creación de valor que garantice la sostenibilidad en los tres ámbitos, al impactar no solo en la sociedad sino también en las propias empresas.
Aunque a menudo tendemos a asociar la economía circular únicamente con el reciclaje, como vemos, el concepto abarca mucho más y es necesario tener en cuenta varios elementos para una correcta estrategia.

De hecho, al adoptar los principios de la economía circular, muchas empresas se benefician de ahorros sustanciales netos en los insumos utilizados y de la reducción de los riesgos asociados al suministro de recursos y a la volatilidad de sus precios. Además, la economía circular estimula, entre otras, la motivación para desarrollar innovación, invertir en tecnología y generar nuevos empleos.

Por todo ello la economía circular es una gran oportunidad.

Si quieres algunos consejos para saber por dónde empezar puedes consultar este estudio realizado por el Parc Científic de la Universitat de València sobre cómo comenzar a ser sostenible sin dejar de ser rentable.