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«Para mí el mundo Lean y Agile es una forma de vida. No es solo una metodología.»

Con estas palabras abrió nuestro último Encuentro de Innova&acción sobre cómo integrar Lean y Agile en nuestra forma de trabajo, Diana Pottecher, directora de Innova&acción y experta en metodologías ágiles. Quien nos transmitió la importancia y el valor que tiene para ella, el uso de este tipo de metodologías y formas de trabajo ágiles en nuestra vida profesional. Ella, junto a Pablo Ortuño, Engineering Manager en RubiconMD, fueron los encargados de guiarnos y enseñarnos en qué consistía esta llamada “cultura agile”, y lo más importante, de qué forma implementarla en nuestro día a día dentro de nuestros equipos de trabajo.

«¿Cuántos de nosotros, sabemos qué quieren y qué necesitan nuestros clientes?»

Para comenzar el Encuentro, Pablo Ortuño, y nos hizo la anterior pregunta. Y es que, más o menos todos creemos que quieren nuestros clientes. Muchos hasta incluso lo creen saber tanto, que no se saben adaptar a las nuevas necesidades o deseos de sus consumidores, como es el caso de marcas como Kodak o Nokia. Otro problema de asumir lo que quieren nuestros clientes o cómo usan nuestro producto, es el Mouse de Apple o las Gafas de Google.

Sin embargo, antes de llegar a ese punto de no retorno, Pablo Ortuño nos remarcó la importancia de aplicar diferentes metodologías y técnicas que nos ayudan a identificar lo que quieren nuestros clientes y poder dar un producto adaptado a sus necesidades.

Para entenderlo aún mejor, el experto quiso compartir con nosotros un ejemplo de su propia experiencia, que le ayudo a aprender la importancia de aplicar este tipo de formas de trabajo, como son el Lean Startup y Agile. Pablo Ortuño, junto a unos amigos de la universidad, quisieron crear una nueva aplicación para descubrir las ofertas de ocio nocturno. Estuvieron desarrollándola durante un año ininterrumpidamente, dedicándole numerosas horas de trabajo y esfuerzo, hasta llegar a una aceleradora de Startups. Una vez creada y lanzada al mercado, se dieron cuenta de que el usuario no la utilizaba porque no la necesitaba. En ese momento, se dieron cuenta de que habían asumido lo que quería el cliente, sin realmente comprobarlo antes.

En una segunda parte, intervino Diana Pottecher para hablarnos más en profundidad en qué consistía esta llamada cultura “Lean Startup”.

Como bien nos transmitió la experta, crear un startup no es un proceso lineal, por lo que según ella, la única forma de reinventarse y adaptarse al contexto es siendo ágil, y siendo rápido a la hora de implementar todo aquello vamos viendo y comprobando durante el proceso. Es por ello por lo que una de las claves más importantes en este tipo de metodologías de Lean Startup es el proceso de validación de todas aquellas hipótesis y suposiciones que vamos generando a lo largo del proceso de creación y desarrollo. Pero la pregunta que muchos nos haremos es: “¿Qué significa validar?”.

«Validar se puede definir como el proceso por el cual se confirma el resultado de la teoría o hipótesis, sin demostrarlo “científicamente”.»

Para lograr esto, debemos hacer un proceso de desarrollo de cliente en logremos encajar producto-mercado, logrando encontrar un servicio o producto que resuelva un problema. Y una vez creamos haber encontrado este encaje, debemos validarlo y comprobar que realmente es cierto aquello que hemos creado. Eligiendo hipótesis que sean validables. Que se puedan testear.

«Diseña, prueba y mide para validar las hipótesis lo más rápidamente posible.»

Para lograr transformar todas esas hipótesis o suposiciones en hechos, hay que salir y probarlas con los clientes. Para ello es importante tener algo que mostrar al cliente. Y aquí entraría en juego nuestro Mínimo Producto Viable (MVP), entendiendo este como cualquier artefacto que permita (in)validar rápidamente y a bajo coste una o más hipótesis relativas a cualquier componente de tu modelo de negocio, como puede ser una maqueta, una presentación, un mockup, una landing page, un vídeo… ¡Cualquier cosa que se te ocurra y te ayude a validar!

Diana Pottecher nos enseñó el siguiente vídeo para mostrarnos un ejemplo claro de una manera rápida y sencilla de validar nuestros productos a través de un MVP:

 

«Agile es encontrar una metodología que nos permita dar pasos pequeños, donde vayamos creciendo.»

Una vez entendimos todo lo anterior, Pablo Ortuño nos enseñó cómo trabajar y poner en marcha todo lo que anteriormente hemos validado. Es decir, ¿cómo llevamos a la práctica todas estas metodologías ágiles?

Esta metodología consta de diferentes fases y etapas dentro de un proceso de trabajo que busca aportar una mayor flexibilidad y adaptabilidad al cambio por parte de los clientes, abriéndonos a su feedback constantemente y logrando una mayor transparencia y colaboración con nuestros consumidores, logrando una mayor calidad, satisfacción del cliente, productividad y eficiencia.

Existen diferentes metodologías, pero Pablo quiso centrarse en la llamada Scrum, un marco de trabajo ágil para la gestión y desarrollo de proyectos de software que se basa en la colaboración, la transparencia y la adaptación constante para entregar valor de negocio de forma iterativa e incremental.

Es decir, yo tengo un proyecto grande, ¿y cómo puedo abordarlo? La idea de Scrum es dividirlo en pequeños sprints que me permitan entregar valor al cliente. Pequeñas funcionalidades que se pueden ir entregando poco a poco al cliente. Para ello el ciclo de vida de Scrum es el siguiente:

Y es que la clave de Scrum, a diferencia de otras metodologías y formas de trabajo, es que siempre tienes el concepto de 2 semanas. Después de 2 semanas siempre tienes que entregarle algo al cliente. De tal forma que todo el equipo sabe lo que está haciendo cada uno, y estas al corriente de todos los avances.

«¿Cómo eres más rápido que tus clientes? Recibiendo feedback antes.»

Una vez entendimos en qué consistía Lean Startup y cómo implementar las llamadas metodologías ágiles en nuestro día a día, y después de hacer un breve coffee break, pasamos a poner en práctica todo lo que anteriormente habíamos aprendido a través de una Caso Práctico que nos expusieron Pablo Ortuño y Diana Pottecher.

Para ello, se dividieron todos los asistentes en 7 grupos, los cuales trabajaron de forma conjunta la manera de dar respuesta a la problemática expuesta en el Caso Práctico. Una vez finalizaron, todos los equipos expusieron sus resultados, dando lugar a intercambio de ideas y soluciones muy enriquecedor para todos.

Si quieres saber más sobre “Lean y Agile”, ya puedes ver la entrevista que hicimos a Pablo Ortuño y Diana Pottecher, al finalizar el Encuentro. 

Entrevista a Pablo Ortuño y Diana Pottecher.
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